La flora y vegetación de las zonas más áridas de Canarias ocupan los niveles de menor altitud. El matorral costero, presente en todas las islas, se extiende desde el nivel del mar hasta unos 300 metros, en las vertientes a barlovento, y hasta unos 800 metros en las vertientes de sotavento. En las islas más bajas (Lanzarote y Fuerteventura) y en los islotes, las diferentes variantes del matorral ocupan casi todo su territorio.
|
El cardón es una de las especies más representativas de las zonas bajas de todo el Archipiélago. (MC) |
La limitación de su porte se debe al estrés hídrico que ha de soportar, con precipitaciones inferiores a 250 mm/año, y grandes niveles de insolación. A ello hay que añadir, especialmente en las costas orientales y meridionales, el viento, que puede ser de cierta intensidad. El rasgo más común en este piso de vegetación es la suculencia. Se trata de la capacidad que han desarrollado las especies para retener el máximo de agua posible en sus tejidos y, evitar así, su rápida evaporación debido a las escasas precipitaciones.
Además, su desarrollo está influenciado por el tipo substrato. Un ejemplo es el predominio de playas de arenas rubias en las Canarias Orientales y su escasez o ausencia en las Occidentales.
En la composición florística también se aprecian diferencias notables. Así, por ejemplo, en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, son frecuentes las plantas anuales, es decir, las que completan todo su ciclo biológico en el mismo año. Predominando este tipo de vegetación sobre los matorrales de plantas suculentas y espinosas que abundan, por el contrario, en el resto de las islas.
Vegetación psammófila
Se incluyen aquí las comunidades propias de las formaciones arenosas, que tiene su mejor representación en las playas de las islas orientales. En estas condiciones viven plantas especializadas, con un sistema radicular muy desarrollado a fin de alcanzar la zona de mayor humedad. La vegetación de estas arenas es pobre en comparación con la mediterránea o atlántica, pero alberga plantas de gran interés, las cuales pueden hallarse también en las costas africanas.
Encontramos este tipo de vegetación en sustratos arenosos como las dunas de Maspalomas, Tufia y Arinaga en Gran Canaria, las dunas de Corralejo y playas de Sotavento y Morro Jable en Fuerteventura, el Médano en Tenerife, el sureste de Lanzarote y La Graciosa. Entre las especies que la componen destacan el balancón (Traganum moquini), la uvilla de mar (Zygophyllum fontanesii), los tarajales (Tamarix canariensis), el pincho (Salsola Kali), o la lecheruela (Euphorbia paralias).
|
Los matorrales de plantas carnosas que soportan grandes concentraciones de sales y encharcamientos temporales, son más frecuentes en los litorales de Lanzarote y Fuerteventura. (SG) |
Vegetación halófila
Coexisten, en este piso, otros tiempos de vegetación muy especializados, tales como las comunidades de plantas halófilas (necesitan sales), que viven en la zona más próxima al mar, bien en arenas o en fisuras rocosas.
Al vivir en zonas afectadas por la maresía, tienen mecanismos de adaptación para soportar altos contenidos en sales, acumularlas por medio de melosidades o para expulsarlas mediante glándulas especiales. Para ello presentan portes subarbustivo o arbustivo, con formas achaparradas, hojas suculentas y de reducida superficie y con melosidades y colores blanquecinos. Algunas de las especies que la forman son el salado (Schizogyne sericea), la uvilla de mar (Zygophylum fontanesii), la lechuga de mar (Astidamia latifolia) y las siemprevivas (Lymonium pectinatum, L. fructicans, L. macrophylum, etc.), endemismos canarios, y especies introducidas como el perejil de mar (Crithmum maritimum). Así mismo, una de las especies más abundantes en esta franja es el tomillo marino (Frankenia ercifolia).
Cardonal – Tabaibal
El cardonal-tabaibal, o matorral xerófilo, se desarrolla también en la franja costera pero lejos del influjo directo de la maresía, por lo que las especies que lo forman se han adaptado a condiciones de semiaridez. Éstas se presentan en forma de arbustos de poco porte, con métodos de adaptación parecidos a los de la vegetación halófila, como el porte arbustivo o subarbustivo, la forma achaparrada y, también, hojas suculentas, entre otras características. Las especies más representativas de esta comunidad son el cardón (Euphorbia canariensis) y las tabaibas (Euphorbia balsamifera, E. regis-jubae, etc.). Pueden aparecer en comunidades separadas o formando una sola comunidad, donde las tabaibas pueden aparecer hasta los 300 m, mientras que los cardones, dispuestos en bandas discontinuas, pueden llegar hasta los 500 m.
|
Cardonal-Tabaibal del Malpaís de Rasca, en el sur de Tenerife. (AAR) |
Otras comunidades vegetales de la zona bajan pueden estar dominadas por otras tabaibas. Es el caso de la tabaiba majorera o tabaiba roja (Euphorbia atropurpurea), frecuente en las costas altas del sur y oeste de Tenerife, o la higuerilla de Berthelot exclusiva de La Gomera. En otros lugares la retama blanca (Retama raetam) puede ser muy abundante.
En las zonas costeras se desarrolla una comunidad con características diferentes a las anteriores en las zonas de barrancos, donde las especies más comunes suelen ser la palmera canaria (Phoenix canariensis), el balo (Plocama pendula), diferentes tipos de bejeques (Aeonium), verodes (Kelinia neriifolia) y sanjoras (Aeonium longithyrsii) en las paredes rocosas, etc.
Los acantilados costeros, comunes en todas las islas, constituyen otro ecosistema, con características similares a las comunidades vegetales anteriores, especialmente si no se desarrollan a demasiada altura que los aleje de la influencia del mar. En ellos se encuentran fundamentalmente especies como la doradilla marina (Asplenium marinum), siemprevivas (Lymonium pectinatum, L. fructicans, L. macrophylum, etc.), la lechuga de mar (Astydamia latifolia), margarita de costa (Argyranthemum frutescens), el salado (Schizogyne sericea) o el corazoncillo (Lotus sessifolius).
|