| En  1964, alrededor del 46% de la población activa trabajaba en el campo; en 1973  lo hacía el 23%; en 1984 el 17%; en 1995 un 6%; y a partir del año 2000 la población activa del sector apenas llega al  4%.  Estos datos muestran el abandono progresivo del campo desde  mitad de la década de los 60 hasta nuestros días. La principal causa de ello es  el denominado ‘éxodo rural’, es decir, la emigración desde el campo a las  grandes ciudades, lo que se tradujo en el crecimiento de la población activa  del sector servicios en detrimento del primario. Esto conlleva un descenso de  las actividades agrícolas y ganaderas hasta el punto que el sector primario  apenas representa el 3% Productor Interior Bruto de  Canarias. 
        
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          | En la década de los 60 del siglo pasado, se inicia  un éxodo masivo hacia la ciudad en busca de mejores condiciones de vida, esto  supone el abandono progresivo del campo. (TB) |  Aunque también hay que decir que en  términos absolutos, no ha disminuido su producción. Más bien ha existido una  mayor selectividad de terrenos productivos, así como de cultivos y especies de  mayor rentabilidad. Ante los retos que la mundialización  de la economía impone en el comercio, la agricultura canaria ha tenido que ir  adaptándose, favoreciendo y potenciando una agricultura basada, no tanto en la  cantidad, sino en la calidad de sus productos. En la medida en que un país entra en  un mayor desarrollo, disminuye su población agraria y aumenta la población  trabajadora en los otros sectores. En estas circunstancias, el campo cuenta con  el suficiente capital, la tecnología y técnicas precisas y con una  planificación racional. Pero esto no ha sucedido en el Archipiélago. El  abandono del campo es más bien una huída  de la miseria, de la baja rentabilidad y de los bajos salarios. La  explotación ha supuesto la búsqueda de mejores condiciones socioeconómicas. 
        
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          | El sector agrícola del Archipiélago sobrevive en  gran medida gracias a las ayudas de la Administración, aunque en muchas  ocasiones éstas no son suficientes para que una explotación sea rentable. En la  imagen siembra del tomate en invernaderos. Gran Canaria. (MC) |  Antes  esta preocupante realidad, la Administración se ve obligada a paliar esta  situación de desventaja, a través de ayudas  y subvenciones que sirvan como complemento a los ingresos del agricultor o  del ganadero y estímulo a su trabajo. En muchas ocasiones, los agricultores se  ven  envueltos en una maraña burocrática  de papeleos para optar a dichas ayudas y subvenciones, por lo que éstas se  demoran en el tiempo. En  la decadencia de la agricultura canaria, el mal reparto de los terrenos, ha tenido gran influencia.  Tradicionalmente los grandes terrenos cultivables han estado en manos de unos  pocos propietarios, mientras que el minifundismo ha sido la nota dominante, es decir, la gran mayoría de propietarios lo que  poseen son terrenos de reducida superficie, con la escasa rentabilidad que eso  lleva aparejado. |