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  3. ARQUITECTURA CANARIA    
 
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Arquitectura civil

Para comprender debidamente este apartado es necesario que distingamos entre los términos rural y urbano. Por urbano entendemos tanto lo referido a ciudades, como a los núcleos importantes de población en zonas de campo, constituidos por calles, plazas, iglesias y otros servicios comunes. La construcción de estas edificaciones ha estado condicionada tanto por ordenanzas como por influencias del exterior. El término rural, por el contrario, va referido a viviendas aisladas, generalmente dentro de zonas campesinas. Aquí las influencias del exterior son poco frecuentes, y el modelo tradicional ha permanecido más inalterado durante siglos.



Arquitectura rural Arquitectura urbana


Arquitectura rural

En principio, la vivienda rural canaria se reducía a una habitación más o menos cuadrada, cubierta de tejas, a la que se le iban añadiendo otras estancias en línea y sin comunicación interior, y un cuarto más pequeño que hacía un recodo, formando planta en forma de ‘L’.

En las viviendas campesinas de dos plantas, la característica principal era la escalera exterior que comunicaba la primera planta con la segunda. (CEDER)

Luego, según las posibilidades económicas de sus moradores, se cubría con tejado el patio, o se levantaba otro piso con escalera exterior, balcón a modo de descansillo o corredor, etc.

Hay que resaltar la importancia del patio en la vida de la casa, ya que es el lugar donde transcurre buena parte de la jornada de los miembros de la familia. Suele estar protegido de los vientos dominantes —del norte— y, por tanto, está orientado hacia el sur.

La vivienda rural campesina

Aunque existen ciertas peculiaridades en las construcciones rurales de la isla de Lanzarote (tejados blanqueados, chimeneas originales, etc), es oportuno citar algunas características generales de esta clase de viviendas para todas las islas:

  • Sencillez.

  • Planta rectangular en forma de ‘L’, o estancias separadas en torno a un patio semicubierto (a veces se da ausencia de patio).

  • Cubierta a dos o cuatro aguas. En muchos casos, una de las vertientes del tejado se prolonga para formar una especie de porche sostenido por pilares de madera.

  • Empleo de la teja árabe (de barro cocido en forma de ‘U’).

  • ‘Tinglado’ o ‘Latada’ para viña o para sostener enredaderas; poyos y macetas con flores.

  • Buena orientación en relación con el sol y los vientos dominantes (patio hacia el sur).

  • Dependencias anejas para ganado y materiales, aljibe, patio, bancos de piedra para el descanso, al exterior, etc.

Vivienda sencilla de dos plantas

El aumento de las posibilidades económicas y los heredamientos hacen posible la construcción de otro tipo de viviendas, más espaciosas, aunque no de gran tamaño. Son casas de dos plantas con escalera exterior, que conduce al piso alto a través de un descansillo, a modo de balcón (cubierto o no). Como en el caso anterior, disponen de dependencias anejas más organizadas.

La casona del señor

Suele estar situada en un sitio estratégico de la finca desde el cual ‘el amo’ podía controlar la hacienda. A veces se construía en el centro de la propiedad. Algunas características observadas en estas haciendas son:

  • Gran tamaño y patio central.

  • Dos plantas.

  • Abundancia de madera en balcones, escaleras y corredores (cerrados o no).

  • Dependencias para la servidumbre, anejas o no. También para el ganado, aperos, productos del campo, etc.

  • Lagar, y a veces también aljibe.

  • Muros almenados; en algunas mansiones rodean la estancia a manera de casa fuerte.

La geografía del Archipiélago está salpicada de numerosas haciendas rurales, de gran tamaño y abundancia de madera en su arquitectura, como está de Los Silos, en el norte de Tenerife. (SG)

Principales ejemplos

Numerosos ejemplos destacados de esta tipología rural se conservan en la Isla Baja de Tenerife, como las haciendas de la Quinta Roja y de San Juan Degollado en Garachico o la espléndida de San Juan de Taco, en Buenavista del Norte. Ya en Valle Santiago (Santiago del Teide) está la hacienda Hoyo-Solórzano, con numerosos elementos para el trabajo en el medio rural, y en Valle Guerra (La Laguna) la Casa Carta, actual sede del Museo de Antropología de Tenerife. De Gran Canaria destaca la hacienda Hoya de Pineda, en Gáldar, y de Fuerteventura, la casa de Los Coroneles en La Oliva, con su alargada fachada de peculiar aspecto de fortaleza, además de las casas de Casillas del Angel. En La Palma, por su parte, aparece la pequeña Quinta Verde en las afueras de Santa Cruz de La Palma y en Tazacorte las magníficas casas de campo de las familias Díaz Pimienta y Massieu Van Dalle-Monteverde Ponte .

La Quinta Verde, a las afueras de Santa Cruz de La Palma. (AHSCP)

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Arquitectura urbana

La construcción urbana ha estado siempre muy influenciada por los condicionamientos que todo agrupamiento de viviendas comporta, entre otras cosas, la adaptación a unas calles y a unas ordenanzas municipales. A esto habría que añadir las influencias del exterior, siempre más acusadas que en el medio rural.

En las concentraciones urbanas, donde todavía quedan restos de viviendas tradicionales, nos encontramos con varios tipos de casas: de una sola planta (con patio, terrero, o sin ellos); de dos plantas (con patio, terrero, galerías interiores, con o sin balcón); de tres plantas (con balcón a tercera planta...), y por último los palacios de fachada organizada.

Siglo XVI

La casa de piedra cubierta de paja fue muy frecuente en las zonas más humildes de las concentraciones urbanas. Esta clase de vivienda existió en la antigua ciudad de La Laguna, isla de El Hierro, etc. También se edificaron casas de una planta, en cuya parte trasera solía existir un trozo de tierra (terrero) o un patio. Las fachadas eran de cantearía muy pobre con muros lisos sin huecos. En las pocas viviendas de dos plantas, aparecen los primeros balcones, hacia la primera mitad de este siglo.

En esta época se levantaron las primeras casas consistoriales y las residencias de los altos cargos institucionales y familias más pudientes, aunque la mayoría han sido reformadas e incluso destruidas en siglos posteriores. No obstante, nos quedan bellas fachadas e interiores dignos de mención, como diferentes viviendas del barrio de Vegueta en Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna, así como el ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma.

Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma. (AHSCP)

Siglo XVII

Comienzan a construirse con más profusión casas de dos plantas, en cuyas fachadas los huecos se distribuyen irregularmente. La puerta, y la ventana que se encuentra sobre ésta, suelen estar acopladas en cantería.

Al entrar a estas casas, la escalera que comunica con el piso superior suele estar colocada a la izquierda. Una doble galería enmarca al patio; la del piso superior puede estar cerrada o abierta. Además, los palacios ya presentan una fachada más organizada.

Interior de la Casa de Los Balcones, La Orotava. (DM)

En La Laguna sobresale en primer lugar la Casa Salazar (actual sede del Obispado nivariense), que posee “la mejor fachada de vivienda que hoy se conserva en Canarias”, pero cuyo interior fue, lamentablemente, arrasado por un incendio en 2006. También surgen un buen número de viviendas en La Orotava, como la Casa de los Balcones, y por todo el norte de la Isla. En Gran Canaria llama la atención el conjunto de la Casa Romero en la capital. Igualmente, aparecen otros núcleos importantes como Telde, Teror o Guía. Y en La Palma el Palacio Salazar.

Siglo XVIII

En las viviendas más pobres, se observa la misma irregularidad en la distribución de los huecos que en el siglo anterior. Con respecto a las casas señoriales, las ventanas del piso superior guardan un orden estricto con los huecos del piso inferior, lográndose una distribución ordenada y simétrica. Esto se debe al cambio de ideales estéticos entre el barroco y el neoclásico, ya que los nuevos valores morales de orden, belleza y simetría imponen el orden al exterior de los edificios. En muchos casos la cantería cubre ahora solamente la puerta, que se ve forzada entre ventanas.

Pasaje de Pedro de Algaba, en el barrio de Vegueta. Las Palmas de Gran Canaria. (MC)

Los balcones a toda fachada, en la tercera planta, se hacen más frecuentes. Estos se utilizaban para airear este piso, que fundamentalmente se destinaba a secar el grano. Hay que destacar también en este siglo el arraigo que va tomando el empleo de la madera en las construcciones (balcones, corredores, escaleras, artesonados, gárgolas, aleros, canes, etc.).

Como edificios importantes de esta centuria tenemos en Tenerife, El Palacio de Carta de Santa Cruz, La Casa de Montañés en La Laguna; Las Casas Solariegas de la Plaza de España y de la Calle Real, en Santa Cruz de La Palma. En Gran Canaria, vuelven a destacar el barrio capitalino de Vegueta.

Siglo XIX

En este siglo, las labores en balcones y corredores interiores son admirables, aunque progresivamente la influencia neoclásica se va adentrando, observándose en las viviendas algunas características que citamos a continuación: huecos de cantería con arco adintelado (recto) o escarzano (menor que el semicírculo); carpintería lisa; balcones de piedra volada con antepechos de rejería, cornisas, azoteas con antepechos abalaustrados y patio interior a un lado con galería de fábrica cerrada. Algunas de ellas, se pueden ver, por ejemplo, en la Casa Manrique de Lara de Las Palmas de Gran Canaria, Lorenzo-Cáceres en Icod o en la Casa Fierro de Santa Cruz de La Palma.

Casa de Los Cáceres, en Icod de Los Vinos. (AIV)

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