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  18. CLAVES DE LA LITERATURA CANARIA DE LOS �LTIMOS A�OS    
 
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Claves de la Literatura Canaria

Para entender el sentido y desarrollo de la literatura canaria, planteamos las preguntas claves, derivadas del debate que sobre su identidad, se ha mantenido durante toda la segunda mitad del siglo XX:

1) ¿Se puede hablar de una literatura canaria o, más bien, de una literatura hecha en Canarias? ¿Existen rasgos diferenciadores de la literatura canaria?

2) ¿Qué valor o peso tiene la literatura canaria  dentro de la literatura de habla española?

3) ¿Qué movimientos, autores u obras son los más significativos?

4)  ¿La  producción  poética predomina sobre la narrativa?

5) ¿Qué períodos se pueden establecer para encuadrar la literatura canaria?

1.¿LITERATURA CANARIA  O EN CANARIAS?

Pretendemos responder a la primera cuestión por ver si se puede hablar de una literatura canaria que muestre rasgos diferenciados.

Lo dicho por Fernando Castro con respecto al arte, es válido también para la literatura: “Canarias adquiere conciencia de sí misma en el siglo XX”.

En ese proceso de concienciación, lo que interesa destacar es el vaivén o péndulo por el que, durante el siglo XX, unas veces se acentúa lo propio y otras, lo de fuera; unas veces, lo  local y otras,  lo universal. Éste es el mismo planteamiento que, en el prólogo de esta obra,  NATURA Y CULTURA DE LAS ISLAS CANARIAS, hace Juan Marichal, deseando que ésta sirva de equilibrio entre lo que viene de fuera (portuario) y lo que se desarrolla dentro(intraisleño). En definitiva, su deseo es crear una conciencia insular, que, al mismo tiempo, esté orientada hacia lo trans-insular, es decir, hacia el mundo.

Historia sobre la identidad literaria

A la hora de buscar rasgos diferenciadores de la literatura canaria, nos encontramos con distintos momentos:

 Cuadro de José Aguiar, una de los representantes del regionalismo.  

1º) Inicios en resaltar lo propio. En el siglo XIX, el crítico y editor Francisco María Pinto, en su ensayo «De la Poesía Canaria», aboga porque la literatura canaria fuera reflejo de lo propio. Es, luego, la escuela regionalista, de finales del siglo XIX y principios del XX, con raíces en el romanticismo y naturalismo, la que comienza a resaltar lo propiamente canario, aunque desde lo tradicional, costumbrista e idílico.

2º) Movimiento vanguardista. Entre los años veinte y treinta se reactiva el debate sobre lo canario o no, con los creadores del vanguardismo, a través de la revista La Rosa de los Vientos, de aliento europeo y con busca de experimentación. El ensayista e  inspirador de la revista, Juan Manuel Trujillo (S/C.Tenerife,1907-1976)  exclama: «Canarias se ignora e ignora que se ignora».

Sin embargo, Ernesto Pestana Nóbrega, director de la  revista citada (1927-1928),  denuncia la sobrecarga del regionalismo: «Hemos de pasar sobre los aduaneros regionalistas… El arte siempre ha hablado en lengua universal».

Mientras que Pedro García Cabrera, del mismo grupo que Pestana, aboga por que los elementos locales sean la materia prima para fabricar un arte universal, incluso, sin pasar por el ámbito estatal.

3º) Movimiento indigenista. Con esta  actitud de síntesis entre modernidad e identidad aparece, en arte, el movimiento indigenista de la Escuela de Luján, acentuando lo autóctono, pero con un tono distinto al regionalismo: «reflejar los rasgos esenciales, es decir, no falseados por mitos arcádicos, del paisaje y de la vida campesina de las islas», señala Castro. Esto se refleja en Lancelot 28º-7º,de Agustín Espinosa, en su invención poética sobre Lanzarote.

4º) Carácter universal. Después, en los años de la posguerra española, se remarcan, en la literatura canaria, ecos existencialistas, replanteando el sentido y el sinsentido de la vida y, también, sociales. El planteamiento fue de marcado carácter universal. No obstante, estos mismos autores utilizan «materiales autóctonos» o, al menos, un deje isleño. Esto es posible verlo en Carlos Pinto Grote (La Laguna,1923), que, al margen de «Sus preguntas al silencio» o «El llanto alegre», presenta poesías como «Llamarme guanche», donde  resuenan ecos de Nicolás Estévanez:

5º) Fetasianos. Los llamados escritores de medio siglo (a partir de los años 50), en concreto los fetasianos, también presentan esta misma dualidad. Así, Rafael Arozarena, autor plenamente cosmopolita, en la novela «Mararía», o en el poema «María la de Femés», utiliza materiales autóctonos «gruesos». Cuando dibuja el carácter de María la de Femés, emplea, a nuestro modo de ver, trazos similares a los de los artistas indigenistas de la escuela de Luján Pérez:

6º) Manifiesto de El Hierro. En los inicios de la democracia, artistas e intelectuales canarios, entre ellos, el escultor Martín Chirino y el escritor Manolo Padorno hacen fe de remarcar la identidad canaria, a través del llamado Manifiesto de El Hierro (1976).

Posturas contrapuestas

Ello no quita para que sigan surgiendo voces, a finales del siglo XX, resaltando el lado de lo universal y negando una literatura con rasgos propios. Sin embargo se ha ido produciendo un acercamiento entre las dos posturas opuestas, hasta tal punto que Rafael Fernández, profesor de literatura de la Universidad de La Laguna, considera que nadie discute lo evidente: la existencia de una literatura canaria con rasgos específicos que la singularizan.

No obstante, aquí exponemos voces discrepantes de entre las que recoge Víctor Álamo en las entrevistas de «Escritores en su tinta»:

1) Críticos con una literatura canaria como tal.

Lázaro Santana (Las Palmas de Gran Canaria, 1940), poeta y ensayista: «la literatura canaria es una parte dentro de un todo. Rasgos realmente diferenciales no encuentro ninguno, salvo, históricamente, su rezago con respecto a la escrita en territorio peninsular. Quizás algunas notas temáticas: el mar, la luz, el paisaje árido…, pero éstos son elementos que también se encuentran en escritores peninsulares…, no creo que exista una literatura canaria».

Juan Cruz Ruiz (Puerto de la Cruz, 1948), poeta, narrador, periodista y editor de Alfaguara y El País Aguilar: «lo que siempre me interesó de la literatura hecha en Canarias es su contenido de juego, de ruptura pertinaz con los modos previos que se manifiesta en la generación de «Gaceta de Arte» (Movimiento Surrealista en Canarias), pero a mí no me gusta mucho hablar de literatura canaria, sino de literatura».

Otros van más allá, para hacer un análisis crítico-político de la literatura canaria que se hace: 

Víctor Ramírez Díaz (Las Palmas de Gran Canaria, 1944), que se declara indepedentista, manifiesta: «...Considero toda nuestra literatura como un sólo movimiento literario, literatura canaria colonial, con mayor o menor consciencia o voluntariedad de ello en el acto creativo de nuestros escritores». Por otra parte señala que no es olvido ni marginación lo que viven las letras canarias, sino que es la consecuencia lógica de considerarnos lo que no somos, españoles, pues «lo que en verdad sí me duele es cómo se nos ha obligado y se nos continúa obligando a punta de traiciones e ignorancia a tener que aprender esa historia y a leer y estudiar académicamente a sus escritores en detrimento y menosprecio de los nuestros, algunos de estos muy superiores a casi todos aquéllos. Pero así viven la existencia cultural los colonizados, sobre todo los colonizados diplomados y titulados.»

2) Acentuación de una literatura  con características propias. Algunos que se acercan a esta postura, lo hacen señalando algunas notas comunes o predominantes. Éste es el caso de Ángel Balbuena Prat, profesor catalán que, en su estancia en la Universidad de La Laguna, sistematizó una serie de constantes de la moderna poesía canaria (1926): aislamiento, cosmopolitismo, intimidad centrada en el paisaje y en el hogar, así como el sentimiento del mar.

Sabas Martín (Santa Cruz de Tenerife, 1954), escritor prolífico y de variada dedicación: poesía, novela, relato, teatro, ensayo, crítica literaria, periodismo…, manifiesta: «La insularidad condiciona las letras para bien o para mal…La dimensión de la literatura canaria es una dimensión atlántica. Con unas señas de identidad propias y diferenciadas, por más que se esté en búsqueda permanente. La cultura de Canarias, además, ha ahondado en la fecunda interacción entre los signos de la tradición y de la Vanguardia… ».

Luis León Barreto (Los Llanos de Aridane, 1949), poeta, narrador y periodista: «Pienso que si la Generación de la Gaceta de Arte no hubiera sido sacudida por la Guerra Civil, hoy no tendríamos que seguir discutiendo estas cosas tontas: que si la literatura canaria existe, que si es un apéndice de la literatura española, que si tiene un sesgo más americano, etc. En relación con otras comunidades, allí se aceptan los rasgo autóctonos, se adaptan a ellos. Pero en Canarias ni siquiera tenemos derecho a hacer una reflexión sobre nuestra realidad. Les da pánico la mera formulación de la identidad canaria y la detestan, les asusta la geografía. Creo que nos falta una buenas dosis de patriotismo, de amor a la tierra… Somos un pueblo de aluvión mestizo y nuestra cultura es la suma de impulsos universales que hemos querido asimilar desde nuestra juventud, con aportes europeos pero también con unos importantes ancestros africanos y con un aluvión de costumbre y de ideas traídas de la orilla americana. En este triángulo no puede prevalecer ninguno de los tres vértices, sino la conjunción de los tres. La constancia de un sentido cosmopolita y liberal, la aceptación del mestizaje y la valoración del eclecticismo son notas esenciales».

Isaac de Vega (Granadilla, 1920), unos de los narradores actuales canarios más llamativos, manifiesta:«somos herederos de todo ese cúmulo cultural (del conocimiento de la obra anterior, no sólamente nacional sino del mundo entero), y ello aparece necesariamente en nuestra producción. Pero esta herencia aparece matizada, y a caso modificada, por el hecho geográfico diferencial. Este hecho, que desde niño nos envuelve, actúa con fuerza, inconscientemente o no, sobre nuestra manera de expresarnos. Las formas de ser de la gente, el paisaje, las variaciones idiomáticas, originan forzosamente unas características que dan a nuestra literatura una determinada personalidad».

Andrés Sánchez Robayna (1952), poeta y profesor de la Universidad de La Laguna, señala que la literatura canaria supone «un añadido de sentido» a la literatura española. «Canarias ha planteado históricamente desde el siglo XVI una situación cultural peculiar respecto a la metrópoli, y lo sigue haciendo hoy. Hay en Canarias ciertos signos culturales específicos. Mientras España central y también el resto de la España periférica desconozcan esos signos, España seguirá desconociéndose así misma». «Creo que todos estos escritores (Viera y Clavijo, Tomás Morales, Espinosa), desde Cairasco, presentan algún rasgo que lo distinguen como insulares atlánticos; a ese rasgo o conjunto de rasgos es lo que llamo la luz añadida». «La diferencialidad de la tradición literaria de las islas lo da muy especialmente sus mitos (el mito de la Selva de Doramas, el de Dácil, el del almendro)».

Hay que finalizar diciendo que este debate va languideciendo, y las diferencias de los puntos de vista son debidas a la mayor o menor carga con que se pone el acento  en esa identidad de la literatura canaria. En cualquier caso, las opiniones suelen estar  mediatizadas por posicionamientos ideológicos. Así, el debate sobre la identidad de la literatura canaria suele ser un reflejo del debate sobre la propia identidad canaria.

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2. IMPORTANCIA DE LA  LITERATURA CANARIA

Pretendemos responder a la segunda cuestión sobre el valor o peso que tiene la literatura canaria dentro de la literatura de habla española.

Lázaro Santana resalta escritores y movimientos : «El novelista español más importante del siglo XIX, el siglo de la novela, es canario, Pérez Galdós, también lo es Espinosa, y «Crimen» es posiblemente la mejor ficción surrealista que escribió un español; los relatos de Quesada se cuentan entre los más interesantes de la literatura en prosa de los años veinte…». Los momentos más brillantes de la literatura insular están, para él, en el modernismo y surrealismo: Quesada y Espinosa.

Jorge Rodríguez Padrón (Las Palmas de Gran Canaria, 1943), un importante crítico de la literatura expresa que «Canarias incorpora su voz con notable significación a aquellos movimientos o momentos literarios…Digo Barroco, digo Ilustración, digo Modernismo, digo Vanguardia. Es entonces cuando los escritores insulares tienen algo que decir, cuando sus diferencias se manifiestan de modo fundamental». Para él, hay un mestizaje de lengua dialectal y visión del mundo, en donde se conjuga la inseguridad y la incertidumbre. «Ambigüedad, doblez, ironía: los rasgos de nuestro mundo, los rasgos de la modernidad».

Juan Cruz Ruiz: «La literatura canaria ha dado a lo largo del tiempo escritores maravillosos como Viera y Clavijo, Pérez Galdós, Agustín Espinosa, Pedro García Cabrera, Luis Feria y Manuel Padorno».

Luis León Barreto: «En todas las épocas, desde Cairasco Figueroa hasta la poesía social de los cincuenta, en esta tierra, y con gente de esta tierra, ha habido una constante vanguardia que ha dado una pléyade de nombres homologables a los grandes escritores del exterior: El propio Cairasco, Viera y Clavijo, los Iriarte, Clavijo y Fajardo, Galdós, Alonso Quesada, Tomás Morales, Saulo Torón, el grupo de  Gaceta de Arte, la poesía social con Lezcano o Agustín Millares Sall, etc. Pero los que viven aquí están lejos y no suenan fuera. Sin embargo, la literatura hecha por canarios tienen cinco siglos de dignidad estética».

Juan Manuel García Ramos (La Laguna, 1949), escritor y catedrático de filología española en la Universidad de La Laguna: «se hace literatura desde cualquier lugar de la tierra…Tengo la impresión de que la literatura de nuestras islas ha comenzado a salir del anonimato que la ha caracterizado dentro de la literatura española peninsular… Nuestra literatura se crece en el entrecruzamiento…Cuando nuestros escritores se decidieron por la Ilustración lo hicieron como nadie, cuando el Vanguardismo, fuimos los primeros vanguardistas españoles, otro tanto ocurrió con Tomás Morales y la fe modernista».

Andrés Sánchez Robayna: «La contribución de Canarias al mapa literario español y a la literatura española no resulta precisamente escasa. Viera y Clavijo es para mí, el símbolo máximo del escritor insular, la más alta expresión de lo que significa la singularidad cultural canaria. La Ilustración es, sí, unos de los mejores momentos de la tradición literaria insular. También el siglo XVII con Cairasco, Viana y los poetas barrocos de La Palma, es una época importante, pero el momento más brillante es el que va de 1900 a 1936. A esa época corresponden autores que van desde Tomás Morales hasta Agustín Espinosa…».

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3. LO MÁS DESTACADO DE LA LITERATURA CANARIA

La tercera cuestión viene a ser reiterativa con la anterior al señalarse los movimientos, autores u obras más significativos.

Jorge Padrón: «En nuestro pequeño universo nadie como Galdós tan isleño siempre, a pesar de su Madrid y de su universalidad, o quizás por ambas cosas. Pero ha habido quienes como Domingo Rivero o Alonso Quesada nos enseñaron el secreto de escribir desde las islas; o, quienes, como Agustín Espinosa, vieron y nos dejaron ver el vértigo que nos circunda como soledad. De la palabra hicieron herida…Los hay que, como Isaac de Vega, dibujan con su escritura el rostro más oculto de todos nosotros…Manuel Padorno o Luis Feria… Juan Jiménez, Lázaro Santana o Eugenio Padorno, tres poetas que tampoco escriben para estar, lo hacen para ser».

Víctor Ramírez: «En poesía, mi afecto va desde Cairasco Figueroa a Francisco Tarajano, pasando por Rivero, Torón, Quesada, Morales, José María y Agustín Millares, López Torres, Mederos, especialmente, García Cabrera. En Narrativa predico en favor de Don Benito, los hermanos Millares, Rafael Mesa, El Cacique de Rodríguez Figueroa, Ángel Guerra, Miguel Sarmiento, Quesada, Secundino…De los fetasianos, Arozarena, De Vega y Bermejo…De los de mi generación y algunos más jóvenes».

Fernando G, Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 1947); poeta y novelista, Premio Planeta 1996:«A mí lo que más me interesa de la literatura canaria ha sido Alonso Quesada o Saulo Torón o los que se agrupan en torno a Gaceta de Arte y, entre ellos, el que más, el Gutiérrez Albelo de esa  época».

Sabas Martín señala que el momento de más esplendor es la generación surgida en torno a Gaceta de Arte. Anteriormente,  cita la peculiar concepción que el Modernismo tuvo entre nosotros con Tomás Morales a la cabeza. Y el otro hito que establece es el de Viera y Clavijo. Considera que desde los años 70 para acá, asistimos a una suerte de resurgimiento, pero es pronto todavía para sistematizarlo.

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4.¿NARRATIVA O POESÍA?

Tratamos de contestar a ver si la producción poética predomina sobre la narrativa.

En líneas generales, la mayoría de los autores coinciden en que la tradición poética en Canarias ha sido más fuerte que la narrativa.  «Es cierto que la poesía se ha cultivado en Canarias mucho más que la prosa, tal vez porque es en ella en la que el canario encuentra su mejor medio para expresar o afirmar su forma de ser o de sentir», manifiesta Cecilia Domínguez Luis (La Orotava, 1948).

Sin embargo, muchos resaltan la calidad, así Lázaro Santana: «En Canarias no ha nacido ningún poeta cuya obra tenga la importancia de escritores de prosa como Pérez Galdós, Quesada o Espinosa».

Por lo tanto, parece que la poesía canaria  supera a la narrativa en producción, pero son novelistas y escritores los que han alcanzado mayor prestigio.

5. ENMARQUE HISTÓRICO DE LA LITERATURA CANARIA DEL S. XX

Con ello se quiere responder a la quinta pregunta: ¿Qué períodos se pueden establecer para encuadrar la literatura canaria?

En líneas generales, seguimos las indicaciones dadas por Sebastián de la Nuez Caballero, en su introducción a la «Antología de la Poesía Canaria del siglo XX».

Establece dos grandes etapas: de principios de siglo hasta la Guerra Civil y, desde ésta, hasta finales del siglo, en las que se puede distinguir dentro de ellas, seis grandes períodos:

1º. Desde 1900 hasta 1936

El modernismo, preocupado por lo rimbombante, sonoro y adjetivado del lenguaje.

Poesía: Tomás Morales, Alonso Quesada, Manuel Verdugo, Domingo Rivero, Saulo Torón…

Narrativa: El movimiento costumbrista, con  Ángel Guerra, Leoncio Rodríguez, Benito Pérez Armas, Luis y Agustín Millares... Así como Alonso Quesada, ironizando la presencia colonial inglesa.

2º. Desde 1920 hasta 1936

—La Primera Vanguardia, corriente experimentalista y con predominio surrealista.

Poesía: En torno a La Gaceta de Arte, Gutiérrez Albelo, López Torres, Eduardo Westerdahl, José María de la Rosa, Pedro García Cabrera y Pedro Perdomo.

Narrativa: Juan Manuel Trujillo y Agustín Espinosa.

3º. Desde 1940 hasta 1960

La poesía de posguerra (1940-1960), con aires existencialistas y sociales: Ventura Doreste, Pedro Lezcano, Ángel Johan, los hermanos Millares Sall, Chona Madera, Pino Ojeda, Pino Betancor, Carlos Pinto Grote, Julio Tovar, Manuel Castañeda, Félix Casanova de Ayala…

4º. Desde 1950 hasta 1966

La Generación del Medio Siglo (años 50).

Poesía: Rafael Arozarena, Luis Feria, Manuel Padorno y Pilar Lojendio.

Narrativa: los fetasianos, Isaac de Vega, Rafael Arozarena y Antonio Bermejo.

5º. Desde 1966 hasta 1976

La Generación del 66 supone un boom, especialmente de poetas. Coincide con la ebullición político-cultural «pro-democrática» o de agonía del Franquismo. Su larga lista se expone en los Caps.VI y VII.

6º. Desde 1975  hasta 1995

Las transvanguardias de finales del siglo XX. Época plural y renovadora. Coincide con el asentamiento de la democracia, desarrollo económico, caída de las ideologías más importantes y de una fuerte influencia de los medios de comunicación.  Sus principales representantes se indican al final de los capítulos VI y VII.

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