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  1. GEOGRAFíA FÍSICA    
 
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Origen y formación

Tenerife es la única isla en la que han intervenido los tres ejes o directrices estructurales principales del Archipiélago. Estos, con direcciones noreste-suroeste, noroeste-sureste y norte-sur, han generado una intensa actividad volcánica que se ha traducido en la creación de la Isla más extensa de Canarias, con 2.036 km2. Además, estas líneas estructurales se cruzan justo por debajo de Las Cañadas del Teide, lo que ha favorecido la formación del estratovolcán y de todo el complejo Teide-Pico Viejo.

La Isla, es un edificio volcánico que se levanta de forma independiente desde el fondo oceánico, a una profundidad de más de 3.000 m. Se cree que comenzó a formarse hace 10-15 millones de años, producto de la acumulación sucesiva de materiales lávicos por actividad efusiva, que prácticamente se ha venido desarrollando ininterrumpidamente desde el Mioceno, en la Era Terciaria.

Según una de las teorías más aceptadas por la comunidad científica (Teoría de los bloques levantados), el ascenso de magma se produce en periodos de actividad tectónica a partir de fracturas o fallas que existen en el fondo oceánico. Estas, siguen los ejes estructurales de la Isla, y se formaron durante la orogenia Alpina de la Era Terciaria por el movimiento de la placa Africana.

Estas erupciones fisurales submarinas, dan lugar a lo que se denomina lavas almohadilladas o ‘pillow-lavas’, que se forman por el rápido enfriamiento del magma al entrar en contacto con el agua, obteniendo una forma muy característica. Están intercaladas con una densa red de diques y con sedimentos oceánicos marinos (turbiditas), constituyendo el complejo basal del Archipiélago. En algunas Islas como Fuerteventura, La Palma y La Gomera, ha aflorado y se puede observar en superficie.

Estos materiales se van acumulando y construyendo el edificio insular bajo el mar, y a medida que se van aproximando a la superficie, los gases, debido a la disminución de la presión circundante, se van liberando del magma y el vulcanismo pasa de ser tranquilo, a ser más explosivo, formando materiales fragmentarios. Así, el edificio insular emerge, continuando la primera fase de formación de la Isla en su etapa subaérea.

Algunos autores creen que primero surgieron tres islotes independientes, correspondiendo con los macizos antiguos de Anaga, Teno y Adeje, formando parte de la Serie Basáltica Antigua o Serie I.

Otros defienden que la tierra emergida, ya constituía el grueso del volumen actual de la Isla, apoyándose en el reciente hallazgo del barranco de Tamadaya (municipio de Arico). En este lugar, se han datado rocas sálicas de 3,5 millones de años, que coinciden con las de las últimas fases eruptivas de Anaga y Adeje. Con esto se interpreta, que bajo esta zona de la parte central de la Isla hay materiales de la Serie Basáltica Antigua o Serie I. Como su nombre indica, predominan durante esta fase los magmas basálticos, llegando a alcanzar en algunos lugares los 1.000 m de altura. También hay algunas manifestaciones puntuales de magmas sálicos, teniendo en el macizo de Anaga mayor relevancia al ocupar la etapa final de la Serie I.

Espesor de los materiales en el macizo de Teno, de la Serie Basáltica Antigua o Serie I. (DM)

La segunda fase de formación comenzó al detenerse la actividad volcánica en Anaga, y dio lugar a un largo periodo de inactividad que duró aproximadamente un millón de años, donde los agentes erosivos (viento, lluvia, etc.), comenzaron a labrar y desmantelar las estructuras previamente formadas. En esta etapa se crean gran parte de los barrancos de la Isla, que en fases posteriores acrecientan su incisión en el terreno.

La tercera fase de formación se inicia cuando se reactiva la actividad volcánica, pero esta vez restringida a la zona central de la Isla, con las denominadas Series Recientes (II, III y IV) o Postmiocenas. En los macizos antiguos, sólo se da una actividad esporádica, con erupciones cuaternarias en lugares como la punta de Teno, Buenavista, y El Palmar, en el macizo de Teno; y la Punta del Hidalgo, en el macizo de Anaga. Pero lo que predomina aquí, son los procesos erosivos que van desmantelando la estructura inicial de estas zonas, las más antiguas de la Isla.

El vulcanismo de las Series Recientes se inició hace unos 3 millones de años, generando en la zona central de la Isla una gran estructura, de unos 2.300 m de altitud y 23 km de diámetro. Es el denominado Edificio Pre-Cañadas, sobre cuyos restos se levantaría posteriormente el Edificio Cañadas I. Este último sufrió varios colapsos y proyectó gran cantidad de materiales explosivos, que cubrieron gran parte de la Isla con un manto de pumitas e ignimbritas. Luego, sobre los restos de la estructura anterior, se formó con una intensa actividad explosiva un tercer estratovolcán, de más de 2.500 m de altitud, el Edificio Cañadas II. Se considera que este primitivo edificio pudo llegar a alcanzar los 5.000 m de altitud, por lo que, debido a la escasa plataforma insular, sería muy inestable debido a algún movimiento sísmico.

Este edificio fue desmantelado hace 200.000 años tras uno o varios deslizamientos gravitacionales hacia la costa norte, lo que dio origen a las dos semicalderas de Las Cañadas. Esta teoría ha tardado es ser aceptada por la permanencia de otras que daban explicación a la formación de esta gran estructura (Teoría de los valles intercolinares y Teoría del colapso de una cámara magmática); pero actualmente es la más aceptada. Se ha demostrado mediante dataciones radiométricas, pero sobre todo, con los estudios del subsuelo de la Isla realizados por el padre de la teoría de los deslizamientos gravitacionales en Canarias, Don Telesforo Bravo.

Este geólogo tinerfeño, básicamente analizó las galerías de la Isla y descubrió un material (al que denominó ‘fanglomerado’, también llamado ‘mortalón’ por los trabajadores de las galerías), que es un aglomerado volcánico formado por muchos fragmentos diferentes en una matriz arenosa o fangosa.

Este es el material que se desplazó en los deslizamientos gravitacionales, muy plástico bajo presión, del que, a través de estudios batimétricos, se han encontrado grandes depósitos bajo el océano frente a la costas de la Isla. Ocupan una superficie de unos 5.500 km2 y un volumen de unos 1.000 km3, lo que demuestra el desalojo de los mismos con grandes movimientos en masa. Estos conocimientos también han sido confirmados posteriormente mediante levantamientos topográficos marinos, realizados por el buque oceanográfico Hespérides.

Se trata de un fenómeno extraordinario, difícilmente imaginable con exactitud por la mente humana, que arrastra gran cantidad de rocas a modo de avalancha, arrasando todo lo que encuentra a su paso y que probablemente al caer al mar originó grandes tsunamis.

Antes del último deslizamiento de la zona Las Cañadas, el del Edificio Cañadas II, se inició la construcción de la Cordillera Dorsal o Dorsal de Pedro Gil, hace aproximadamente 1 millón de años. Comenzó a elevarse sobre los restos de la Serie Basáltica Antigua, a partir de un vulcanismo fisural fundamentalmente de tipo basáltico, aunque en sus últimas fases tuvo algunas emisiones de magmas sálicos. Se fue acumulando el magma expulsado hasta crear esta gran estructura a dos aguas, dejando a ambos lados la vertiente norte y sur de la Isla. Es la dorsal de mayor desarrollo en Canarias, llegando a los 25 km de longitud, 1.600 m de altura y superando algunos puntos 2.200 m de altitud.

Posteriormente, por nuevos deslizamientos en masa, se crearon a ambos lados de la Dorsal los valles de La Orotava y de Güímar, siendo el segundo el más antiguo, con una edad aproximada de 700.000 años. También se ha demostrado este hecho al encontrarse en el fondo oceánico materiales procedentes de estas zonas.

Tras estas formaciones, hace unos 200.000 años, comenzaron las primeras erupciones que originarían el impresionante estratovolcán Teide-Pico Viejo, justo después del deslizamiento del Edificio Cañadas II. Éste símbolo de Tenerife y de todo el Archipiélago, está constituido por diferentes erupciones y por materiales de diferente naturaleza. Está rellenando un antiguo valle que existía en Icod y ocupando la mayor parte de las dos semicalderas de Las Cañadas, alcanzando los 3.718 m de altitud.

Después de su formación, el vulcanismo de composición especialmente traquítica y traquibasáltica, fue rellenando parcialmente la depresión de La Caldera, y a partir del estratovolcán, surgieron lavas que se derramaron en todas direcciones. Durante esta época, también resultaron frecuentes en la Isla las manifestaciones volcánicas hidromagmáticas, muchas de las cuales originaron grandes cantidades de tobas y pumitas que recubrieron grandes extensiones de terreno, sobre todo del sur. Alguno de estos volcanes son Montaña Amarilla, Montaña Pelada y la Caldera del Rey.

El complejo Teide-Pico Viejo, junto con la Dorsal de Pedro Gil, son las zonas más activas de Tenerife, quedando como pruebas todas las erupciones históricas insulares, que se han dado en estas zonas entre los años 1704 y 1909. En cuanto al volumen de materiales arrojados durante el periodo de la construcción subaérea de Tenerife, se dan valores entre 1.000 y 1.500 km3.

Estratovolcán Teide-Pico Viejo. (JL)
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