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  2. FLORA Y VEGETACIÓN EN CANARIAS    
 
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Características de la flora y la vegetación

INTRODUCCIÓN

La flora canaria ha sido para visitantes y científicos tema de especial interés y de numerosas publicaciones, por su diversidad y riqueza. Esto es debido a las propias peculiaridades geológicas y climáticas de las Islas Canarias. Para entender la originalidad de la flora y vegetación de Canarias hay que tener en cuenta su condición de islas, por lo que las especies necesitan métodos de llegada y de colonización. También son territorios relativamente jóvenes desde el punto de vista de la historia natural. A partir de las primeras especies que llegaron al Archipiélago, se han ido desarrollando otras nuevas, en función de las características climáticas y el relieve donde se asientan, y también dependiendo del grado de intervención del hombre sobre el territorio. Todos estos factores han propiciado que en las Islas exista un alto grado de biodiversidad, tanto de especies como de hábitats, en función de las condiciones ambientales que se den.

La diversidad y complejidad de la vegetación del Archipiélago se refleja en la laurisilva, un bosque de la Era Terciaria extinto en Europa. (AMAPCIT)

En primer lugar, las Islas son tierras donde han podido conservarse, desde tiempos remotos, debido a su aislamiento, géneros y especies vegetales que en otros puntos del planeta se encuentran fósiles, enterrados bajo capas geológicas ya antiguas. En segundo lugar, la sucesión de climas variados, a causa de bruscos contrastes en el relieve, generando numerosos microclimas, ha dado origen a diferentes estratos vegetales o a pequeños núcleos donde viven especies endémicas, o con carácter puramente local.

En el paisaje canario algunas especies se han convertido en símbolos publicitarios de las Islas, como es el caso del drago o las strelitzias. Sin embargo, éstas últimas no son propias del Archipiélago. Por eso hay que distinguir entre especies autóctonas, especies endémicas y las especies que han sido introducidas por el hombre a partir del siglo XIV, cuando los europeos llegan a las islas.

La vegetación autóctona la forman las especies que son propias de Canarias, pero no necesariamente exclusivas del Archipiélago, puesto que por lo general, es compartida por toda la región Macaronésica (Azores, Madeira, Islas Salvajes, Canarias y Cabo Verde).

La flora endémica la forman especies que son exclusivas del Archipiélago o de algunas islas concretas, y por lo tanto no se dan en ningún otro lugar.

También hay que tener en cuenta que buena parte de la vegetación de las Islas está constituida por especies introducidas, las cuales han influido notablemente en la repartición de las que ya existían, pues algunas se desarrollaron tan bien que desplazaron a las originales.

La strelitzia, una especie que no es propia del Archipiélago, se ha convertido en uno de los símbolos del paisaje canario. (MC)

ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS

Varios autores consideran la flora canaria de origen mediterráneo, habiendo llegado a las Islas en la Era Terciaria. Poco después de su arribada, dicha flora queda prácticamente aislada, evolucionando en formas, variedades y especies, de acuerdo con las influencias del medio ambiente y las propias características genéticas de las especies.

Debido a su antigüedad, que abarca varios millones de años, presenta diversas relaciones, no sólo con la flora de la cuenca mediterránea, sino también con África, Asia y América del Sur.

El carácter ancestral está reforzado por el predominio de formas arborescentes leñosas y la existencia de géneros endémicos, entre otras razones biológicas.

Número y distribución

En la actualidad, existen alrededor de 1.700-1.800 plantas superiores que crecen espontáneas en las Islas. Puede afirmarse que aproximadamente 500-600 han sido introducidas a partir de la Conquista. La flora estrictamente canaria apenas rebasaría las 1.000 especies, cifras que están continuamente sometidas a correcciones debido a los nuevos descubrimientos.

Tipos de vegetación
Según en la zona en la que nos encontremos, la vegetación presenta unas características diferentes. La vegetación de las Islas podemos clasificarla por bandas altitudinales.

  • Zona baja o de matorral costero: Formaciones de ‘suculentas’ (cardonales y tabaibales) y pequeños matorrales de las formaciones arenosas.

  • Zona de bosque termófilo: Dominado por sabinares y palmerales. Estas dos formaciones aparecen siempre acompañadas por otras especies como el sauce, el drago y el acebuche.

  • Zona de bosque de monteverde: Predominan los bosques de laurisilva, más o menos conservados. Los montes de fayal-brezal pueden ser el resultado de la tala de los bosques de laurisilva o bien, una vegetación natural de transición a otros pisos de vegetación.

  • Zonas de bosque de pinos: Los pinares ocupan una gran extensión, coronando las islas más montañosas. El pino canario gracias a sus cualidades para adaptarse a situaciones adversas, ha jugado un papel importante en la colonización de los terrenos arrasados por los volcanes, siempre que se hallen dentro de su área potencial.

  • Vegetación de alta montaña: La zona de matorral de cumbre o de alta montaña posee especies adaptadas a bruscos cambios de temperaturas, a una fuerte insolación, a intensos vientos y que en ciertos períodos del invierno llegan a soportar nevadas. Las especies más características son las retamas del Teide y el codeso.

Los cardonales y los pinares son exclusivos de Canarias, mientras que los bosques de laurisilva también existen en la vegetación de los archipiélagos portugueses de Azores y Madeira.

El relieve y el clima son los aspectos que marcan la peculiares características y distribución de la flora y la vegetación de las Islas. (MPV)

FACTORES HUMANOS QUE HAN INFLUIDO SOBRE LA VEGETACIÓN

Factores prehistóricos

Canarias, a diferencia de lo que ocurrió en otros archipiélagos (Azores y Madeira), tuvo una fuerte acción antropozoógena sobre el medio natural desde tiempos anteriores a la Conquista. Todas las Islas tenían una población prehistórica que desarrollaba prácticas pastoriles.

Los efectos de los aborígenes sobre la naturaleza de las Islas son difíciles de valorar, sin embargo, en algunas zonas como Las Cañadas del Teide o las cumbres de la isla de La Palma, los cambios tuvieron que ser importantes.

Históricos

Posiblemente esas alteraciones prehistóricas fueron insignificantes frente a la explotación que siguió tras la Conquista. La preparación de nuevas tierras de cultivo y de pastoreo, la extracción de madera para construcciones rurales y urbanas, para fabricación de muebles y embarcaciones, o para uso como combustible en viviendas, ingenios azucareros, llegaron a arrasar por completo extensas áreas de bosques, especialmente en Gran Canaria.

Esta actividad, seguida sin interrupción hasta nuestros días, adaptada a los cambios que se han ido produciendo en la economía, ha llegado a modificar profundamente la riqueza natural de las Islas.

En muchas áreas, la preparación de nuevas tierras de cultivo y de pastoreo, ha condicionado la ‘evolución normal’ de la vegetación, desplazándola o eliminándola en muchos casos. (DM)
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