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  2. FLORA Y VEGETACIÓN EN CANARIAS    
 
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Vegetación de alta montaña

Después de sobrepasar el límite del pinar, tan sólo las islas de Tenerife y La Palma ofrecen aún una vegetación variada y especializada. A ello hay que añadirle algunos testimonios de matorral de montaña que se encuentran en las cumbres de Gran Canaria, pero que no constituyen un piso de vegetación en sí.

Por encima de los 2.000 metros de altitud, la vegetación ha tenido que adaptarse a unas condiciones climáticas duras, como escasez de precipitaciones que durante el invierno aparecen en forma de nieve, heladas, alta oscilación térmica, fuerte insolación con mayoría de días despejados a lo largo del año, fuertes vientos, etc.

El taginaste rojo es quizás la especie más emblemática de las cumbres de Tenerife junto con la violeta del Teide. (DL)

¿Cómo son las especies de alta montaña?

La vegetación de alta montaña constituye un denso matorral de 1-2 metros de altura, en el que dominan varias leguminosas. Debido a las extremas condiciones, las especies han desarrollado diferentes mecanismos de adaptación al medio. De esta forma, nos encontramos con plantas que presentan un porte almohadillado o achaparrado, lo que genera un microclima en su interior, donde las condiciones de temperatura y humedad quedan amortiguadas. En otras ocasiones, las especies se adaptan buscando las grietas o las escorias volcánicas, aprovechando de esta forma los lugares donde existe un poco de humedad y la insolación es menos intensa. También, para protegerse de la excesiva insolación, las plantas adquieren tonos blanquecinos o grisáceos, que reflejan las radiaciones solares y disminuyen las radiaciones nocturnas.

En muchas ocasiones, esta vegetación ha sobrevivido en los riscos, lugares inaccesibles para el hombre y, para el ganado, que solía pastar en estas áreas desde tiempos de los aborígenes.

Composición florística

Las especies que encontramos en las áreas de alta montaña son normalmente arbustivas y abiertas. Predominan los codesares (Adenocarpus viscosus), especialmente en la isla de La Palma y, retamares (Spartocytisus supranubius), más común en las cumbres de Tenerife.

El alhelí de cumbre se sitúa en Gran Canaria por encima de los 1.800 metros de altitud. (MC)

A estas formaciones hay que añadirles otras especies que se encuentran de manera más testimonial, según la isla, como el alhelí de cumbre (Dichroanthus scoparius) y el rosalito de montaña (Pterocephalus dumetorum) - en las zonas más altas de Gran Canaria -, la hierba pajonera (Descuarainia bourgaeana), los diferentes taginastes, con el nombre genérico de ‘Echium’, el retamón de La Palma (Genista benehoavensis), etc. El único árbol que sobrevive en estas cotas es el cedro (Juniperus cedrus), del que quedan escasos ejemplares.

Cabe destacar el enclave de Las Cañadas del Teide, el cual constituye una de las zonas florísticas de mayor interés dentro de toda la Región Macaronésica. La especie más emblemática es el Taginaste Rojo (Echium wildpretii), que se caracteriza por su gran inflorescencia, que puede llegar a alcanzar los 2 metros de altura, con sus características flores de color rojo. También, aparecen otros taginastes, como el taginaste picante o azul (Echium auberianum), que es más raro y que es endémico de esta zona. De manera menos frecuentes encontramos especies como el cabezón del Teide (Pterocephalus lasiospermus), la tonática (Nepeta teydea), la margarita del Teide (Argiranthemus teneriffae), el alhelí del Teide (Cheirantus scoparius), el cardo de plata (Stemmacantha cynaroides), Hierba conejera (Pterocephalus lasiospermus), etc.

En la parte más alta de las cumbres florece la Violeta del Teide (Viola cheiranthifolia), especie con flores de color malva y manchas blancas y amarillas, de gran belleza, que asciende por las laderas y escorias pedregosas hasta los 3.400 metros de altitud, acompañada por algunas gramíneas como la borriza de las cumbres (Gnaphalium teideum).

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