El cultivo de la platanera experimentó un importante crecimiento de su superficie a partir de 1940. Por un lado, gracias a la mejora de los medios de transporte, que permitieron obtener tierras de prestación para la sorriba de la costa, y por otro, al aumento de los caudales de agua procedentes de las nuevas galerías. Contribuyen a su expansión la fuerte inversión de los emigrantes retornados y la concesión de préstamos del Instituto Nacional de Colonización.
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