Dice de él su padre: "Para hablar de Félix Francisco he de referirme a la persona marcada por el genio de la poesía. Desde temprana edad -ya a los siete u ocho años- solía sorprenderme con frases insólitas que yo me preguntaba dónde podría haber leído. Eran giros sueltos, casi surrealistas y esotéricos, cuyas fuentes me era imposible inquirir en ninguno de los libros de mi biblioteca que pudiera caer en sus manos. Él no sabía contestarme, pero decía que había leído mis libros de poesía. Sin embargo, en mi poesía no estaban aquellas claves.
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