La Comarca Oeste fue una de las más importantes en la época aborigen, ya que en ella existía un gran asentamiento de población. Tenían una economía de subsistencia basada en la agricultura (de secano y de regadío), la ganadería y la pesca. En el núcleo de Caserones, se llevaba a cabo una técnica de pesca muy peculiar, en lo que hoy se conoce como El Charco. Según escribió Chil y Naranjo, “En los charcos profundos echaban la savia del cardón y de la tabaiba, con cuya sustancia se narcotizaban los peces, que subían luego a la superficie, en donde los cogían, método que se conoce con el nombre de ‘embarbascada’”. Esta costumbre se ha rescatado en nuestros días en forma de la popular fiesta del Charco, que se celebra anualmente el 11 de septiembre en La Aldea. Otro aspecto de la historia aldeana a resaltar es la presencia en los altos de la Montaña de Los Hogarzos de una mina de obsidiana, que fue explotada durante largo tiempo. Con la obsidiana elaboraban utensilios cortantes, tanto para uso doméstico y sanitario como para uso bélico. También se han encontrado importantes yacimientos, con distintos tipos de cerámicas pintadas, morteros etc.
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Yacimiento arqueológico de Los Caserones. (MC) |
Un hecho destacado en la historia de la Aldea de San Nicolás es la llegada de una misión de frailes mallorquines a mediados del siglo XIV, ya que la toponimia del municipio se debe a una ermita que ellos construyeron para el santo italiano San Nicolás de Tolentino, antes de la propia Conquista de la Isla (1478-1483). Según cuentan las crónicas de la Conquista, estos frailes tuvieron una muerte violenta a manos de los canarios, que los acusaban de las razzias de esclavos en la Isla.
En este municipio sucedió también una de las batallas más duras de la Conquista de la Isla, conocida como la Batalla de Ajódar. En ella, los canarios condujeron hasta la fortaleza del mismo nombre a los soldados de Mújica, donde, en una sangrienta batalla los vencieron, produciendo un importante número de bajas en las tropas castellanas.
Después de la Conquista, la zona oeste de la Isla queda prácticamente deshabitada. Los repartimientos del agua y la tierra en esa época son algo confusos, y la economía se basa en esos primeros años en la producción azucarera. Distintas ramas de la familia Grimón (conquistadores de Tenerife) comenzaron a comprar propiedades en el municipio, pero no se especificaba la superficie de la propiedad, por lo que, al ser colindantes con espacios de realengo, eran susceptibles de ampliaciones por usurpación. Esto provocó un gran pleito por la propiedad de la tierra entre los vecinos, el Cabildo Insular y la familia Grimón, conocido como ‘El Pleito de La Aldea’ y que duró casi 300 años. Esta compleja distribución de la propiedad de la tierra ha marcado la evolución de la economía agraria del municipio. Además, la Hacienda que perteneció a la familia Grimón durante siglos pasó a manos de la familia del escritor Pérez Galdós a partir de 1889. |