La comarca está bien definida en dos sectores representativos que han influido claramente en la ocupación humana del territorio, la zona costera y las medianías. La primera está ocupando la mayor parte del espacio, una plataforma suavemente inclinada, generada por materiales procedentes de erupciones recientes y por depósitos sedimentarios del Terciario, que forman un espacio llano y continuo hasta el mar. La costa es suave, con importantes playas y zonas de abrigo, que históricamente han hecho de este lugar un enclave importante en las comunicaciones marítimas, ayudando así a potenciar algunas actividades económicas.
Entre los rasgos más llamativos de este sector, destacan los edificios resultantes de las erupciones subhistóricas, bien representados por La Isleta y las montañas de Jinámar, Bandama y Tafira. También los barrancos, que surcan la comarca desde el interior de la Isla hacia el mar, siendo los más importantes el de Tenoya, en su extremo oeste; los de Tamaraceite y Guiniguada, que cruza el sector central; y el de Las Goteras, que sirve de límite meridional. A éstos se le suman otros de menor relevancia, pero que contribuyen a crear un espacio muy irregular.
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Desde la zona de medianías se observa la plataforma lávica donde se asienta la ciudad de Las Palmas y La Isleta (TB) |
La zona de medianías corresponde con la parte más elevada de la comarca, entre los 400-600 m de altitud. Al enclavarse en la vertiente de barlovento, está afectada directamente por los vientos alisios, que aportan humedad a la zona y enriquecen los campos, dándole a este sector un carácter eminentemente rural. En este sector encontramos la cabecera de los barrancos que históricamente han desalojado agua y materiales sedimentarios a la zona costera. |