La comarca cuenta con dos de las formaciones más representativas del volcanismo canario. Por un lado hay un macizo antiguo, en el que se pueden observar la combinación de fenómenos propios de la construcción de edificios volcánicos con procesos erosivos, y por el otro existe una plataforma litoral de formación reciente.

El macizo de Teno, junto con el de Anaga, constituye una de las unidades más antiguas de Tenerife. Con vértices en Teno Bajo, Las Cruces y Puerto Santiago, ofrece una forma triangular, cuya base se corresponde con un cantil muerto, Acantilado de Daute, de más de 200 m de altura. Su flanco occidental está formado por otro acantilado, esta vez activo, el Acantilado de Los Gigantes, uno de los más potentes de Canarias. Su lado oriental sigue la línea divisoria de los municipios de Los Silos y El Tanque, desde Las Cruces hasta el Puerto de Erjos y, desde aquí, hasta Puerto de Santiago.

Los Acantilados de Los Gigantes desde la Punta de Teno. (CIT)

El Macizo se ha formado por la acumulación de coladas de lavas a lo largo de diferentes etapas de actividad volcánica, entre las que se intercalaron periodos de tranquilidad, durante los cuales la erosión actúo como agente modelador del relieve. Los materiales, correspondientes a la Serie I, fueron emitidos a través de una dorsal estructural, de dirección noroeste-sureste. Sus formaciones más elevadas son la Cruz de Gala (1.354 m) y el Pico Baracán (1.003 m).

Vista del impresionante Barranco de Masca, cuyo cabecera se sitúa en el caserío que lleva su nombre. (DM)

Uno de los elementos morfológicos más interesantes del Macizo son los barrancos. Presentan una gran profundidad y acaban bruscamente el mar. En este sentido cabe destacar el Barranco de Masca y el de Los Carrizales.

La Isla Baja por su parte, se extiende a los pies del acantilado inactivo de Daute, el cual se extiende desde la Culata hasta Teno. Es una plataforma litoral formada por acumulación de erupciones recientes y derrubios de ladera. Se extiende desde El Rincón, en Buenavista del Norte, hasta el Roque de Manta, en Garachico. La Montaña de Taco y la de Aregume, situadas en la propia Isla Baja, más las lavas que descendieron por los barrancos de El Palmar y Tierra del Trigo, así como las que formaron el sustrato sobre el que descansa el casco de Garachico, constituyen los elementos que han originado la Isla Baja.

Vista general de la Isla Baja desde los Acantilados de La Culata. (DM)