Desde el punto de vista climático la Comarca se puede dividir en dos sectores. El primero de ellos comparte las características de las vertientes del Archipiélago que están orientadas a los alisos. En ésta tendríamos una zona baja, que se podría considerar relativamente seca, con medias anuales de precipitaciones de 250 l/m². Las temperaturas son cálidas, en torno a los 20ºC de media, hecho por el cual la vegetación es xerófila, con abundancia de tuneras, tabaibas y cardones.
En la zona de medianías, entre los 400 y 1.000 m de altitud se establece un segundo piso climático, donde aumenta la humedad y las precipitaciones, y disminuyen las temperaturas. En esta área el nivel de insolación es mucho menor, debido a la continua presencia del mar de nubes durante casi todo el año, lo que facilita el desarrollo del monteverde.
Un segundo sector sería el Macizo de Teno, el clima varía con la altitud y la exposición de las vertientes, ya que algunos de sus áreas no comparten las características climáticas de toda la banda norte de Tenerife. El propio macizo actúa de barrera a los vientos alisios, por lo que en sus zonas costeras, y en la vertiente orientada al suroeste, el clima es seco y cálido.
Teno es la comarca de la franja norte de Tenerife que más problemas ha tenido en cuanto al abastecimiento de agua. La mayoría de las antiguas galerías de sus zonas altas están hoy abandonadas, pese a que permitieron en su momento el desarrollo de la agricultura. Actualmente, son las presas y las balsas las que aportan los recursos hídricos a la comarca. Destacan la balsa de la Montaña de Taco, curiosa obra de ingeniería que ocupa el cráter de este cono volcánico, la balsa de El Palmar, o la de Lomo del Balo.
Mención aparte merece la laguna de Erjos, un conjunto de charcas, las cuales son resultado de la extracción de tierra para exportarla a las zonas costeras donde se comenzaba a desarrollar el cultivo del plátano. Se asientan en el límite con la comarca de Isora, y su caudal cada año disminuye más. En este sentido habría que destacar también la existencia de pequeños manantiales en las laderas del acantilado inactivo, que permitieron la evolución de cultivos de regadío.
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Montaña de Taco, en el límite entre Los Silos y Buenavista del Norte posee una balsa de agua que se ha construido aprovechando su cráter. (DM) |
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