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  2. URBANISMO CANARIO    
 
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La ciudad a partir de la segunda mitad del siglo XX

A partir de la segunda mitad del siglo XX se va a producir el cambio de modelo económico en las Islas. La paulatina pérdida de importancia del sector agrícola en detrimento del sector servicios, va a influir decisivamente en el desarrollo y crecimiento de las ciudades.

Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife continuarán con un progresivo crecimiento. Curioso es el caso de la capital tinerfeña, que en su evolución llegará a formar un ‘continuo urbano’ con la ciudad de La Laguna a través de los correspondientes barrios periféricos. A ello hay que sumarle el crecimiento del resto de capitales insulares, especialmente de Arrecife y Puerto del Rosario, al amparo de la fulgurante actividad turística que comienza a desarrollarse en sus respectivas islas. También se consolidará la trama urbana, a partir de los cascos históricos, de núcleos como en La Orotava, Ingenio o Santa María de Guía.

La Ley del Suelo de 1956

Entre los factores que van a contribuir al crecimiento de las ciudades, destaca la Ley del Suelo de 1956. Se trata de una ley específica que regirá los destinos urbanísticos y arquitectónicos de las urbes españolas.

Por primera vez existe una regulación, a nivel general, de la actividad urbanística en España. Con anterioridad a esta ley, el Archipiélago conoció de numerosos planes, especialmente Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, influidos por las decisiones de la burguesía local. Se trataba de planes sin conexión alguna entre ellos, que actuaban de parche provisional ante los numerosos problemas urbanísticos que estaba suponiendo el crecimiento demográfico de las dos ciudades. El resto de localidades no conoció de planificación específica hasta la entrada de esta nueva ley.

La Ley de Suelo de 1956 es considerada como la primera en materia urbanística a nivel estatal. Se pretendía unificar criterios urbanísticos y arquitectónicos. Vista general de Las Palmas de Gran Canaria. (TB)

Las Palmas de Gran Canaria

Hasta mediados del siglo XX, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria había sido capaz de soportar el fuerte crecimiento, gracias a estar localizada en una llanura. Pero a partir de esta fecha, es tal la evolución urbana, que la ciudad se ve obligada a crecer hacia las laderas contiguas (barrio de Escaleritas, Schamann…). Es en estas zonas donde se va a asentar la nueva población inmigrante que llega a la capital en busca de un futuro económico mejor.

A partir de estas fechas, la ciudad, especialmente el núcleo cercano a La Playa de Las Canteras, cobra especial relevancia gracias al desarrollo turístico. El centro comienza a convertirse en el punto neurálgico de la actividad administrativa y económica, motivado por la cercanía del Puerto de La Luz, el desarrollo del comercio en el casco histórico de Vegueta-Triana y, el incipiente turismo. La periferia será donde se instale el grueso de la población. Esto dio lugar a una ciudad dividida, la imagen de una gran urbe desestructurada. Para paliar esta situación, se han tenido que hacer grandes esfuerzos en infraestructuras. A finales de siglo XX la construcción de la circunvalación ha permitido la conexión de todas las zonas de la capital. La Palmas de Gran Canaria presenta una morfología lineal, en donde como arteria principal destaca la Avenida Marítima.

La conurbación Santa Cruz - La Laguna

Se trata de un espacio urbano muy heterogéneo. Su desarrollo se ha producido a través de sus barrios periféricos, siendo éstos nexos de unión entre ambas ciudades. Las dificultades de expansión de la capital tinerfeña obligó a la nueva población, con menos recursos económicos, ha asentarse en la periferia. Comenzó así un proceso de urbanización marginal, que se acentuó en los años 70, en donde la autoconstrucción era la nota predominante. Este proceso de expansión se confunde en el espacio con el municipio de La Laguna a través de los barrios de La Cuesta y Taco. La vía de unión entre ambas ciudades la marcan la carretera general y la autopista del norte. De esta forma existe una clara disposición lineal, a partir de la cual surgen numerosos barrios.

El crecimiento de Santa Cruz de Tenerife ha sido tal, que en el espacio ha llegado a forma un continuo urbano con el vecino municipio de La Laguna. (DL)

Los cascos urbanos de ambas ciudades concentran las actividades comerciales y administrativas. Las industriales, están salpicadas en el continuo urbano, desde Valleseco, en litoral santacrucero, la zona del puerto y, el entorno de la autopista del norte hasta el aeropuerto de Los Rodeos. La periferia tiene una función residencial importante, lo cual provoca distintos tipos de barrios. La promoción de viviendas públicas, tipo polígonos en la periferia (zona de Ofra, Los Gladiolos, Añaza…) y, la promoción residencial privada en las áreas más cercanas al centro urbano (residencial Anaga, Ifara…), han sido la nota predominante hasta finales del siglo XX.

Las otras capitales insulares

El siglo XX se va a caracterizar por el fuerte desarrollo urbanístico y consolidación de las capitales de las islas orientales, Arrecife en Lanzarote y Puerto del Rosario en Fuerteventura. Mientras, en las islas occidentales, Santa Cruz de La Palma, San Sebastián de La Gomera y, Valverde en El Hierro, van a conocer de un crecimiento más pausado. Ello va a favorecer la planificación previa de su trama urbana al no verse desbordados por el incremento demográfico.

En primer lugar, el desarrollo urbano de Arrecife, es consecuencia del despeje turístico de los años 70, el cual va a reactivar definitivamente el sector servicios. A ello hay que sumarle la función de capital insular y de puerto de la Isla. La nueva situación genera una expansión urbana y demográfica considerable. Esta expansión se ha realizado sin planeamiento urbanístico previo. La actual estructura urbana de la ciudad ha dejado de ser litoral para extenderse hacia el interior.

La ciudad de Arrecife ha experimentado un vertiginoso crecimiento en las últimas décadas amparada en el desarrollo turístico de la Isla. (FT)

Puerto del Rosario ha pasado de ser, a principios de siglo, un pequeño pueblo pesquero, al núcleo más poblado de la Isla. Su transformación ha sido reciente, y generada en gran parte por la autoconstrucción. La capital majorera ha ido incrementando su tamaño urbano, no siempre de manera ordenada, a costa de la actividad portuaria y administrativa. A ello hay que sumarle el auge del turismo en la isla, lo que ha contribuido al crecimiento de su trama urbana.

La morfología urbana de Santa Cruz de La Palma mantiene el esquema inicial de siglos anteriores. Se trata de una estructura urbana lineal, muy condicionada por la topografía, con calles paralelas y perpendiculares al mar. Su crecimiento está muy limitado por el Risco de la Concepción. Sólo es de destacar la ampliación de algunos barrios periféricos que se han situado en las lomadas de la parte alta de la ciudad. Además, su desarrollo también ha estado limitado por el crecimiento y expansión del otro núcleo urbano de la isla, Los Llanos de Aridane.

Gracias al establecimiento de la línea marítima con Los Cristianos, San Sebastián de La Gomera ha mantenido un progresivo crecimiento. (PTLG)  

San Sebastián de la Gomera va a conocer el desarrollo urbano a partir de la conclusión definitiva de su puerto en 1957 y, el posterior funcionamiento de la línea marítima regular con Los Cristianos en Tenerife. Esta actividad supone un progreso para la economía de la capital, lo que la convierte en foco de atractivo para el asentamiento de habitantes de otras zonas del interior de la isla. La anexión de nuevos barrios a la capital (La Ladera, El Calvario…), supuso una situación caótica y la necesidad de un Plan General de Ordenación Urbana (1962). A finales de siglo se va a producir la explosión inmobiliaria (como en muchos otros lugares del país) que va suponer la transformación de la franja litoral, encaminándola a albergar pequeños complejos turísticos.

El núcleo de Valverde, es la única capital insular que no se sitúa al borde del mar. Su apiñado poblamiento urbano es el de menor población de todas las capitales  de las Islas (1.657 habitantes), lo que ha permitido el mantenimiento de un núcleo de gran tipismo y belleza, con una fuerte influencia rural. En este caso, debido a su tamaño y su escaso crecimiento, no existe una trama urbana consolidada, por lo que se hace muy difícil hablar de Valverde como ‘ciudad’. 

El crecimiento a partir de núcleos históricos

La consolidación de la trama urbana durante la segunda mitad del Siglo XX de los núcleos que no son capital insular, se va a basar en el crecimiento como ‘racimo de uva’ alrededor de su casco histórico, absorbiendo parte de éste. Tal es el caso de La Laguna, Telde, Gáldar, Granadilla de Abona, Güímar, Ingenio o Santa María de Guía.

En cambio, otros centros históricos, prevalecen sobre el resto de la trama urbana. Bueno ejemplo de ello son La Orotava, Icod de Los Vinos, Garachico o Agüimes.  Por último, otros núcleos de carácter histórico han sufrido un crecimiento muy reducido, que apenas han superado sus límites tradicionales. Es el caso de Betancuria o Teguise, (las antiguas capitales de Fuerteventura y Lanzarote respectivamente).

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