El grupo tinerfeño N-3, formado por los arquitectos Antonio Corona, Arsenio Pérez y Eustaquio Martínez, producen obras de referencia. Como la Terminal Aeroportuaria de los Rodeos (2003), el Edificio TITSA (2001) o la Estación del Jet-Foil (1991). Edificios de gran funcionalidad y belleza tecnológica, que demuestran que este tipo de edificios pueden tener calidad arquitectónica. Los arquitectos dan un paso más creando volúmenes y ambientes propios de edificios funcionales con materiales propios de la gran arquitectura. El Aeropuerto de Tenerife Norte se incorpora al paisaje de su entorno próximo con sus formas redondeadas, a modo de colinas construidas que dialogan con la sinuosa silueta de las montañas que lo rodean. El edificio, lejos de aparecer como una caja de volúmenes geométricos, consta de un conjunto de formas definidas y jerarquizadas que se corresponde con los usos principales del aeropuerto y le dan personalidad de conjunto.
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Terminal del Aeropuerto de Los Rodeos. (JJ) |
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Estación del Jet-Foil de Santa Cruz de Tenerife. (JJ) |
Son los aeropuertos lugares donde la gente no presta atención a la arquitectura, presa de las prisas y el nerviosismo. No han querido sus autores que esto ocurriera aquí y para ello han utilizado diferentes argumentos. La luz, que entra a través de grandes lucernarios abiertos entra las maderas del techo. El color, envolvente y tranquilizador, definido por suave tono de la madera de abedul con la que entonan los mármoles del pavimento, y el hormigón visto que, no se sabe si teñido o contagiado por la madera y la piedra, no tiene la condición gris que le es habitual. Y las vistas, superando los obstáculos habituales de las zonas de control, desde la gran sala de entrada se divisan las pistas con los aviones y detrás el horizonte de montañas y nubes característico de La Laguna. Los espacios interiores ofrecen al viajero un lugar, a la vez luminoso y cálido, en el que su estancia resulta agradable ya que se puede disfrutar de las magníficas vistas del entorno.
La estación marítima del Jet-Foil está formada por un escueto paralelepípedo de piedra que alberga la estación de embarque y desembarque del Jet-Foil. El edificio está situado al final de la avenida Anaga, incorpora valores urbanos como la visión de la línea del cielo, que son interpretados en el edificio a través de elementos como la calle interior o las tallas de piedras del mármol travertino y negro. Incorpora también elementos de la tradición marítima como pavimentos de madera y sencillas barandillas de tubo pintado. La estación es una transición entre la ciudad y la navegación.
Una de sus últimas obras, la vivienda en Jardín del Sol en Tacoronte (Tenerife), transmite los valores de estos arquitectos. Obra en la que se establece un vínculo con el lugar, con el paisaje. Una micro-estructura en diálogo con el paisaje cuya calidez y luminosidad natural se traslada al interior de la vivienda. Su arquitectura debe actuar como mediador entre individuo y paisaje. El edificio absorbe las cualidades del paisaje mimetizándose con él.
Juan Antonio González, formó con Ana Zurita y José Francisco Arnau el equipo que ganó el premio Oraá por el Centro de Visitantes de San Sebastián de La Gomera (1993-95).
Más tarde junto a Urbano Yanes y Félix Perera forman el grupo GPY Arquitectos. Las obras más destacables de este estudio de arquitectura son el Centro de Salud de Arona-Vilaflor, el Centro Cultural de los Silos y la Escuela de Artes Escénicas de Tenerife. También importantes serán los institutos El Galeón en Adeje y el Marina Cebrián en La Laguna.
Este grupo de arquitectos son una nueva referencia para la arquitectura de Canarias. Capaces de enfrentarse a encargos modestos y de escaso presupuesto con una gran calidad y habilidad para proyectar en solares complicados. Siendo el resultado un edificio en equilibrio con el paisaje, como en la Escuela de Artes Escénicas (2003) en Santa Cruz de Tenerife, donde los planos de los muros, los materiales y las luces hablan de las cualidades arquitectónicas y urbanas que lo dotan de gran belleza. El clima de Tenerife y la naturaleza del teatro son las dos cuestiones que estudian los arquitectos hasta convertirlas en los argumentos del proyecto. En buen clima se aprovecha para hacer un edificio abierto, una sucesión de escenarios para la docencia y la comunicación, es decir, puro teatro. Además el edificio puede ser cruzado por los ciudadanos de una calle a otra, por lo que su apertura es múltiple.
Desde la calle Pedro Suárez lo primero que se encuentra el visitante es una cubierta visitable, que puede ser escenario de cualquier actuación con las mejores vistas de la ciudad de Santa Cruz. Bajo este primer escenario, por medio de unas rampas que son también palcos, se llega al escenario principal, un espacio de gran altura al que se abren distintas aulas y la zona administrativa. El edificio es al tiempo escuela y teatro, siempre en diálogo con los viandantes y la propia ciudad.
A ello hay que sumarle futuros proyectos en los que están trabajando, como es el nuevo edificio de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna.
Imágenes cedidas por el estudio GPY Arquitectos. Centro Cultural San Bernardo, Los Silos, y Centro de Salud Arona-Vilaflor. Fotógrafo: José Ramón Oller; Escuela de Artes Escénicas 1. Fotógrafo: Efraín Pintos;
Escuela de Artes Escénicas 2. Fotógrafa: Teresa Arozena.
Otro profesional de importancia es Virgilio Gutiérrez, miembro del COAC, junto con el también arquitecto Blas Pérez, realizan la Casa Barrera (2002) en Santa Cruz de Tenerife, prototipo de lo ellos llaman ‘casa feliz’, de gran simplicidad formal. La casa saca partido de unas vistas soberbias y al tiempo resuelve la dificultad de tener que acceder por el nivel inferior a una parcela de gran pendiente. Esto se consigue disponiendo la plataforma sobre la que se construye el jardín y se levantan las dos plantas de la vivienda. A esta plataforma se accede por una sugerente rampa excavada en la roca e iluminada por lucernarios y por un ascensor. Para hacer la plataforma se excavó sobre la propia roca, de modo que queda una pared con una textura potente. La casa se escalona por los laterales de forma que todas las habitaciones de estar y dormitorios dan a la mejor dirección.
Gutiérrez junto con el grupo N.Tres construye una serie de viviendas de promoción pública en Añaza llamada Cuevas Blancas (2002). Viviendas que armonizan con el paisaje y suponen una solución urbana para la zona.
Manuel Feo y Juan Espino proponen superar el carácter volumétrico y pesado de la arquitectura y en el Centro de Formación del Profesorado (1993) de La Laguna, tratan de elevar el edificio al máximo sobre pilares, con huecos de diferentes tamaños. Crean así un ritmo en la construcción casi musical. Los autores se propusieron un edificio anómalo y descontextualizado. La importancia del edificio reside en la originalidad de las fachadas y el modo en que los arquitectos distribuyen las ventanas de diferentes tamaños y alturas. Con lo que se demuestra que un presupuesto bajo puede no ser obstáculo para una propuesta constructiva exitosa y original.
En este periodo la relación entre la arquitectura y la escultura es importante, puesto que edificios como éste tienen un carácter escultórico importante. El edificio en sí mismo, supone un elemento decorativo en la ciudad. Es también el caso del Edificio Brigantium (2004) de Manuel Feo en Las Palmas de Gran Canaria, una reconstrucción y ampliación para viviendas, que reinventa un edificio antiguo con un lenguaje interior totalmente moderno.
Juan M. Palerm y Leopoldo Tabares juegan con múltiples materiales y acabados y conciben edificios de gran calidad como la Biblioteca Pública (1995-2002) de Las Palmas de Gran Canaria o la ampliación de la Fundación César Manrique en Taro de Tahiche (Teguise, 2003), donde la relación entre el hormigón, el vidrio, la lava y la luz adquiere connotaciones de arquitectura puramente canaria con un lenguaje moderno.
Otro edificio interesante y polémico es el llevado a cabo por los profesores de la universidad de Las Palmas de Gran Canaria. El profesor de Proyectos Arquitectónicos Pedro Romera y la docente de Arquitectura del Paisaje, Ángela Ruiz han recibido el Premio de Arquitectura de Canarias por la obra, Ocho casas inscritas en tres patios, en la modalidad de nueva construcción. La cualidad fundamental de este edificio es la sostenibilidad, es lo que se llamaría vivienda bioclimática.
Imágenes cedidas por Romera y Ruiz Arquitectos. Fotografías de Juan Correa y Jorge Hernández Fernández.
La fachada es ventilada, con lo que se ahorra el gasto energético del aire acondicionado. A esto se suman los tres patios que desarrollan un sistema propio de ventilación. Además el edificio cuenta con paneles solares para aprovechar la energía solar y muros gruesos para aislar la vivienda del calor exterior. La estructura del edificio es un entramado de zaguanes, patios, pasillos y pasarelas. De tal manera que la obra se sirve de todas las posibilidades que da el entorno. Se aprovecha en efecto de los vientos alisios, se recoge el agua de la lluvia. Así se utilizan los elementos naturales de canarias que se han incluido dentro de la arquitectura para hacer viviendas sostenibles y económicas.
En la línea de este edificio, el Centro de Salud Guanarteme (1999) en Las Palmas de Gran Canaria de José Luís Padrón y Antonio Trujillo. Un edificio de múltiples capas y flexibilidad en sus formas que tiene en cuenta el cambiante clima canario, con paneles de madera móviles que cubren la fachada.
Hay otras muchas arquitecturas destacables en las islas pero es imposible comentarlas todas por igual. La exposición de este pequeño grupo de edificios son un ejemplo de la gran calidad que alcanza ya la arquitectura en Canarias y de la proyección internacional que tiene.
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