Destacan en Canarias las dos universidades por el desarrollo urbanístico que llevan parejo a la construcción de edificios de gran calidad arquitectónica. La Universidad de La Laguna tenía ya desde 1945 un edificio principal en pleno centro de la ciudad. Pero en los años ochenta, debido al aumento de la oferta de carreras y el considerable incremento del número de estudiantes, la antigua sede de la universidad va quedando obsoleta.
Así en 1982 se crea un concurso de arquitectos para la elaboración de proyectos del futuro Campus de Guajara cercano a la autopista del Norte. El primer premio recae en el arquitecto Joaquín Casariego Ramírez. Su propuesta general entiende el espacio universitario como un conjunto unitario en crecimiento y propone además frenar el proceso de dispersión iniciado por la Universidad. Basado éste, en un trazado homogéneo y flexible que permita un control morfológico, no desde la arquitectura, sino desde mecanismos más cercanos a los propios del lugar. El complejo de Guajara resulta ser finalmente de una gran calidad arquitectónica y urbanística. Los distintos edificios vienen conectados a través de accesos en formas de escalinatas, rampas o amplias plazas rodeadas de zonas ajardinadas y decoradas con esculturas.
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Las facultades que se encuentran en el Campus de Guajara están conectadas a través de accesos en formas de escalinatas, rampas o amplias plazas rodeadas de zonas ajardinadas y decoradas con esculturas. |
Los edificios más interesantes de este complejo son:
-Facultad de Derecho y Económicas (1982-1983) de los arquitectos Francisco Artengo Rufino, José Ángel Domínguez Anadón y Carlos Schwartz Pérez. La solución tradicional de los edificios académicos mediante el claustro, es aquí radicalmente rechazada y la facultad se organiza con una voluntad decididamente modernista y funcionalista, estableciendo su esquema básico sobre la solución de las comunicaciones, la ventilación y la iluminación. La importancia de las comunicaciones, capital en el edificio, se manifiesta en las potentes rampas, pero es el orden compositivo de bloques paralelos de grandes dimensiones donde es definitiva. Paralelismos que dotan al edificio de un fuerte carácter horizontal enfatizado por corredores, rampas y patios de iluminación. Patios donde se encuentran los momentos más poéticos del edificio debido al acierto de sus proporciones. Cerrando el conjunto, la utilización de los hormigones luce sobre todo en aquellas fachadas en las que bellos juegos de estrechas ventanas verticales contrastan con otros patios ciegos.
-Biblioteca Universitaria (1990) de los arquitectos Francisco Artengo Rufino y José Ángel Domínguez Anadón. El edificio forma parte de un ambicioso proyecto de la Universidad para desarrollar las Facultades de Letras en el Campus de Guajara. El edificio se compone de dos volúmenes de planta triangular altura cerrados hacia la autopista y abiertos hacia los jardines del Campus de donde reciben la luz del Norte que ilumina las salas de lectura. Insistiendo en la línea de algunas otras experiencias arquitectónicas, sobre el uso de geometrías elementales, los autores consiguen una figura de tremenda potencia. En esta ocasión todos los recursos compositivos son llevados al límite. La fachada alcanza un alto grado de abstracción, no sólo por su radical plenitud, sino por el uso casi obsesivo de ventanas perfectamente cuadradas y por el modo en que éstas se relacionan con los límites del muro.
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Biblioteca Universitaria del Campus de Guajara. Obra de los arquitectos Francisco Artengo Rufino y José Ángel Domínguez Anadón. (JJ) |
-Facultad de Física y Matemáticas (1990-1993) de Francisco Artengo Rufino y José Ángel Domínguez Anadón. Este edificio no se encuentra en el complejo universitario de Guajara, sino por encima de uno de los puntos neurálgicos del tráfico en La Laguna, por encima del Padre Anchieta. Esta construcción guarda muchas similitudes con la Biblioteca General. El edificio se proyecta en forma de ‘L’, generando un espacio en su parte delantera que constituye una plaza con zona ajardinada. Cada sección de la ‘L’ corresponde a una facultad distinta y el desarrollo de la fachada poblada de muchas ventanas exactamente iguales y colocadas linealmente, hermanan todavía más este edificio con la biblioteca de Guajara.
En el caso del Campus de Tafira en Gran Canaria, asistimos también a un desarrollo importante de un gran complejo arquitectónico y urbanístico. Entre las opciones que en el concurso de ideas se presentaron para definir arquitectónicamente sectores concretos de la franja de pequeñas dimensiones destinadas al Campus, destaca una opción reticular y rígida, con una concepción del espacio universitario unitaria. El proyecto presentado por Sergio Pérez Parrilla muestra una habilidad y una pericia en el manejo del espacio interior y el diálogo con el exterior. Parrilla elabora propuestas para casi todos los apartados, mostrando una gran frescura y al tiempo madurez y coherencia a lo largo de la elaboración de unos proyectos que se exponían finalmente como un solo discurso. Los edificios más destacables dentro de este conjunto son:
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Edificio de ciencias básicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
(ULPGC)
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-Edificio departamental de ciencias básicas y anexo de aulas. En base al estricto programa demandado y a la forma y naturaleza de las parcelas asignadas se ha optado por proyectar un edificio único que englobe todas las actividades demandadas y que se conforme como un canon o modelo de edificio docente. Es decir, forma cerrada al exterior y un gran patio con claustro como elemento de ordenación primaria de la estructura del edificio. Las fachadas exteriores e interiores se fundamentan en el hormigón visto, el vidrio y la estructura de los ventanales de aluminio.
-Instalaciones deportivas. La propuesta de este edificio se basa en una correcta orientación de las instalaciones deportivas, en el eje Norte-Sur, tanto para las pistas de tenis, como para el frontón y el polideportivo. La idea de separar por una parte los deportes de pelota en canchas de medidas reglamentarias, de las zonas deportivas de otra índole, es la idea principal del proyecto. El edificio se entiende así como límite entre diferentes tipos de deportes y como contenedor de los mismos: sala de luchas, sala de musculación, sala de calentamiento, etc. Otro de los elementos importantes es el bello jardín canario con su gran barranco cubierto por plantas colgantes. La idea por lo tanto era servir de coronación a dicho jardín, tanto físicamente por medio de terrazas, como visualmente por medio de un gran arco en la fachada. El edificio se estructura como una gran espina a la que se adhieren las diferentes instalaciones deportivas. Está pensado para ser cerrado y abierto al mismo tiempo. Cerrado a cuanto a que en fachada solo cuenta con un pequeño número de ventanas, con si interior iluminado cenitalmente. Y abierto por contar con un arco en fachada y una zona entre muros descubiertos. Dichos muros tiene el espesor necesario para proporcionar un aislamiento térmico adecuado. Así mismo estos muros se recubren con un chapado de piedras del país para integrarse perfectamente con el paisaje circundante.
-Paraninfo. Este edificio viene caracterizado por la curva. La idea de un gran muro curvo que englobe una forma geométrica perfecta (un cuadrado) nace de la necesidad de realizar posiblemente el edificio más significativo de la Universidad. El edificio nace para ser mirado y al tiempo para mirar desde el. La pared curva es al tiempo muro de contención de los terrenos y envoltura de la estructura cuadrada del paraninfo. El desarrollo de la especie de bóveda en la sala en forma de espiral extendida en lo alto, manifiesta en los entre actos o descansos el deseo de observar el Campus o el paisaje de la ciudad desde lo alto. El espacio resultante entre el muro u el cubo está pensado como una sala de exposiciones. Toda su cubierta es transparente produciendo un gran contraste entre el muro y el cielo.
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Biblioteca General de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Edificio del arquitecto Luís Martínez Santa-María. (ULPGC) |
-Biblioteca General. Este edificio a cargo del arquitecto Luís Martínez Santa-María se compone de tres volúmenes unidos en sus constados como quillas de embarcaciones varadas. Toda la concepción del edificio está destinada simbólicamente a marcar el camino de los lectores como un ritual preparatorio del acto de la lectura o el estudio. El funcionamiento de la biblioteca es lo que se denomina de régimen abierto, donde el lector queda en contacto directo con los libros, herramientas expuestas ahora a su voluntad. Desaparecen las medidas de seguridad, disminuye el número de personal de servicio y se agiliza el tiempo necesario en las bibliotecas convencionales para la entrega y recepción de libros. La nave mayor es la sala de consulta donde los libros pierden su carácter de depósito para convertirse en la piel que reviste los muros de la biblioteca. El sistema de iluminación de luz natural reflejada afecta a las salas de consulta y lectura. Una membrana de dos gruesos muros que forman un sistema doble de control de la luz. Entre las estanterías aparecen ventanas tamaño folio confundidas con las ordenadas hileras de los libros.
El gran desarrollo de estos complejos universitarios en Canarias permite percibir hasta qué punto las universidades se convierten en las grandes catedrales del conocimiento en el siglo XX.
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