En los primeros siglos de la Conquista de las Islas, la importación de obras de arte fue patente. Las personas adineradas, así como las comunidades religiosas y parroquias encargan obras de Flandes y otros lugares. Luego, van apareciendo pinturas de artistas andaluces, madrileños, etc.
Hasta finales del siglo XIX, la pintura canaria fue reflejo de escuelas ajenas, aunque se pueden observar ciertas características especiales, como una tendencia a la austeridad y la moderación.
Desde mediados del siglo XVII podemos hablar de pintura en Canarias. En estos primeros tiempos, no tenemos figuras destacadas como Murillo o Zurbarán, no obstante tuvimos la suerte de que el pintor Gaspar de Quevedo introdujera en nuestras islas una pintura de marcada tendencia zurbaranesca.
GASPAR DE QUEVEDO
Nace en La Orotava (Tenerife), en 1616. En él «se sintetizan las características de la pintura del seiscientos en Canarias», según palabras de la profesora Carmen Fraga. Él aborda temas religiosos y la realización de retratos. Su estilo es barroco dentro de influencias de Zurbarán, de los pintores sevillanos y de los grabados flamencos. Sus aportaciones han sido de vital importancia para sus discípulos y pintores posteriores hasta el siglo XIX, en que comienza a imperar la tendencia neoclásica.
Obras importantes: Cuadro de Ánimas de la Parroquia de la Victoria de Acentejo —hay que indicar, como curiosidad, que son frecuentes los cuadros de las almas en el Purgatorio, en las iglesias de Canarias—, La Piedad de la Ermita del Calvario en La Orotava, Virgen de la Merced en la iglesia de las Clarisas de La Laguna, así como diversas versiones de La Purísima.
CRISTÓBAL FERNÁNDEZ DE QUINTANA
Natural, también, de La Orotava (Tenerife), vive entre los siglos XVII y XVIII. Era una persona tranquila y de vida sosegada, que murió en edad avanzada en La Laguna (Tenerife).
En sus obras se observa un cierto amaneramiento, que queda un tanto compensado con el colorido agradable y la proporción y dibujo de las figuras. Como influencias decisivas, citemos, en primer lugar, la zurbaranesca. Luego, la de Murillo, expresada por la dulzura y la ingenuidad religiosa, así como de la escuela flamenca, a través de los contornos marcados y paños angulosos.
Obras importantes: Cuadro del Bautisterio de Arucas, Cuadro de Ánimas de la Catedral de La Laguna y Cuadro de Ánimas de La Concepción de La Laguna.
JUAN DE MIRANDA
Nació en Las Palmas a principios del siglo XVIII. Comienza a pintar en 1733, terminando su labor en 1804. Muere en Tenerife un año más tarde. Era un hombre melancólico y solitario refugiado en su gran pasión por la pesca. En Sevilla completa su formación pictórica.
Sus cuadros están salpicados de múltiples influencias, entre las que destacan: los grabados de la época, el tenebrismo cercano a la escuela sevillana, la asimetría del estilo rococó, el juego de luces y el realismo de los rostros propio de los pintores venecianos. El tenebrismo asimilado fue evolucionando en una época posterior hacia una mayor riqueza de colorido. La última etapa de su vida produce obras de tonos fríos y de composición ordenada y sobria; es la influencia neoclásica.
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‘Sentencia y muerte de Tito y Tiberio’. Casa de Ossuna, en La Laguna. Obra de Juan de Miranda. (SC) |
Obras importantes: «La Adoración de Los Pastores» (Parroquia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife), «Moisés haciendo brotar agua de una roca» (Iglesia de la Concepción de La Laguna), «Descendimiento de Cruz» (Sevilla). En el Museo de Santa Cruz de Tenerife se exponen algunas de sus obras.
Otro pintor canario que sale fuera de nuestras islas fue Antonio Sánchez González, pintor adornista (decorador) de la Corte del Rey Fernando VII. Fue alumno de Juan de Miranda y contemporáneo de Luis de la Cruz y Ríos (pintor de Cámara del monarca citado).
PINTURA NEOCLÁSICA:
LUIS DE LA CRUZ Y RÍOS,
UN GRAN MINIATURISTA
Nació en el Puerto de La Orotava, en el año 1776. Discípulo de Miranda, como el anterior, Su carácter era algo quisquilloso y polémico, reflejándose sobre todo en sus actividades de tipo militar y político. En 1808 era alcalde real, y en 1815 fue nombrado pintor de Cámara del Rey Fernando VII. Muere en Antequera (Málaga) a mediados del siglo XIX, añorando su tierra natal.
Su obra.—Se observan dos épocas claras en este pintor. La primera, antes de viajar a la Península, en la que abundan los retratos con tonalidades grises y negras, apretadas pinceladas, color ocre en las carnes y algunas cabezas de gran expresión. La segunda, desde que fue nombrado pintor de Cámara, en la que su pintura cambia sensiblemente. Los colores terrosos de la primera época van desapareciendo en los rostros; las cabezas adolecen de realismo y dan la impresión de que no fueron pintadas al natural. En los uniformes de sus personajes es posible observar una vistosa gama de colores.
El pintar de modo minucioso le lleva a realizar retratos en miniatura tan de moda en su época, que le proporcionan gran celebridad, siendo conocido por los anticuarios con el nombre de «El Canario».
Obras de su primera época: Retrato de Don Guillermo Van den Heede, del 3º Conde de Sietefuentes y de 7º Marqués de la Fuente (Las Palmas).
Obras de su segunda época: retratos del Rey Fernando VII y del infante Carlos M. Isidro. Estas dos obras fueron enviadas por Don Luis a la Universidad de La Laguna.
Obras en miniatura: retratos de la Reina Isabel II (niña) y del Infante Don Francisco de Paula (Palacio Real, Madrid).
En la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia (Pto. de la Cruz) se encuentran interesantes cuadros de este autor.
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Fundación de Santa Cruz de Tenerife, Gumersindo Robayna. (CCRed) |
ROMANTICISMO Y NATURALISMO
Debido, en otros factores, al resurgimiento económico de principios del siglo XIX, en los principales centros urbanos de las islas, el estilo neoclásico de la pintura canaria va dejando paso a una nueva sensibilidad romántica.
Esta sensibilidad romántica, paulatinamente, se va transformando en una corriente naturalista.
De esta etapa no hay que olvidar a los siguientes pintores: Cirilo Trullhe, Filiberto Laller y Gumersindo Robayna, entre otros artistas.
REALISMO E IMPRESIONISMO
Según Hernández Perera, entre los pintores canarios que transformaron el paisaje convencional y folklorista en una concepción más directa y realista, se encuentran, además de Nicolás Alfaro, otros, como Valentín Sanz y Carta (1849‑1898). Estudia en Sevilla y Madrid, luego, marcha a Cuba como catedrático de la Academia de Bellas Artes de S. Alejandro. Él fue el primero que intenta resolver con personalidad problemas de luz y color, rozando, de esta forma, influencias del impresionismo.
Del mismo modo, Manuel González Méndez (1843‑1909), palmero que realiza la mayor parte de su obra en París, se interesó por el paisaje con mayor soltura, utiliza la luz velada, el suave colorido, el fondo oscuro como medio para resaltar las figuras, el buen acabado de los desnudos y la justa composición.
Por último, el pintor canario que más acusa la influencia impresionista es Juan Rodríguez‑Botas Ghirlanda (1882‑1917), que estudió en París, Venecia y Roma. La base de su pintura está en la sublimación del color. En el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife se encuentran interesantes muestras de su quehacer artístico.
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‘Barranco del Drago’ de Juan Rodríguez-Botas Ghirlanda. (SC) |
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