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  5. PINTURA CANARIA    
 
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La pintura canaria en el siglo XX

Desde finales del siglo XIX la pintura canaria ha ido dando pasos cada vez más firmes, debido, sobre todo, al desarrollo de la burguesía. Los artistas se van consolidando y crean un arte que traspasa fronteras.

Tras la aparición de Botas y de González Méndez, comienza la afloración de infinidad de artistas, de los cuales intentaremos estudiar aquéllos que han sobresalido sobremanera, encuadrándolos dentro de los diferentes movimientos, corrientes y estilos que surcado el arte del siglo XX.

Paralelamente a la adopción de nuevas corrientes de la pintura, se puede establecer una línea continua que representa la tendencia tradicional. Son, en su mayor parte, retratos, paisajes, bodegones y temas de las Islas. Además de los que de forma específica comentaremos, hay que citar otros pintores importantes, tales como Gregorio Toledo, Carlos Morón, Juan Davó y Alberto Brito, entre muchos otros. Re­presentan esta línea tradicional con influencias de algunos maestros como Sorolla aunque salpicada de aportaciones nuevas.

Corriente Regionalista -> (varios)
Modernismo -> Néstor Martín
Expresionismo -> José Aguiar y Mariano cossío
Actitud colorista -> Fco. Bonnín, Agrup Acuarelistas Can y Jesús Arencibia
Pintura intimista e Impresionista -> Nicolás Massieu, Manuel Martín y Álvaro Fariña
El Surrealismo -> Óscar Domínguez y Juan Ismael
Reminiscencias Surrealistas, Realismo y Simbolismo -> Chevilly, Bordes y Dámaso
Fauvismo y Cubismo -> Antonio Padrón
Indigenismo y Escuela Luján Pérez -> Felo Monzón, Jorge Oramas y Stgo Santana
Arte abstracto -> M. Millares y César Manrique
Cosmoarte -> Pedro González
Esculto-Pintura -> JL Fajardo y Maribel Nazco
Misticismo -> Cristino de Vera
Miscelánea del arte más reciente

LA CORRIENTE REGIONALISTA

En primer lugar hay que resaltar el movimiento que se desarrolla desde finales del siglo XIX denominado Regionalismo, caracterizado por exaltar lo tradicional y lo propio. En el caso del Archipiélago, sus obras se expresan en torno al mito de las Islas Afortunadas, resaltando lo pintoresco, lo folklórico, los ambientes costumbristas o las bellezas naturales del paisaje. Esta corriente se sitúa dentro de un marco ideológico de carácter conservador, que ensalza lo bello sin criticar el sistema establecido. Sus fundamentos se hallaban ya en el Romanticismo y en el Naturalismo. Esta corriente regionalista se manifiesta a través del expresionismo épico y del muralismo de José Aguiar, el intimismo y actitud colorista de Francisco Bonnín o modernismo y simbolismo de Néstor de la Torre («aunque éste no fuera regionalista, contribuyó al mensaje ideológico de la gran pintura decorativa del costumbrismo canario», en palabras de Fernando Castro). Otros autores representativos de esta corriente fueron:

  • Nicolás Massieu
  • López Ruiz (Cádiz, 1872;  S/C Tenerife, 1960).Temas: Marinas y balcones.
  • Ángel Romero (Cádiz, 1875; S/C de Tenerife, 1963) Lecheras de Tenerife.
  • Antonio González Suárez (El Paso, La Palma, 1915; La Laguna, Tenerife, 1975)Calles de La Laguna mojadas por la lluvia y paisajes neblinosos.
  • Alfredo Torres Ed­wards (S/C de Tenerife, 1889; La Laguna, 1943). Paisajes y escenas costumbristas.
  • Tomás Gómez Bosch (Las Palmas GC,1883-1975). Paisajes y bodegones.

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EL MODERNISMO EN LA PINTURA

Al igual que en la arquitectura, el modernismo aparece en Canarias a principios del siglo XX. Se caracteriza por remarcar aspectos de fantasía y naturaleza, donde predominan los trazos curvilíneos y los colores variados y suaves. Hasta hace muy poco tiempo se le consideraba como un arte puramente decorativo. Actualmente se está estudiando y valorando mucho la labor de los pintores modernistas.

Néstor Martín Fernández de la Torre (Las Palmas de GC, 1887—1938). Es el más importante representante de este movimiento. Crea un arte que causa sensación y que se caracteriza por la riqueza de colorido, el ritmo de las líneas, las vibraciones coloristas y el predominio de la línea curva inseparable de las creaciones modernistas. Estas características modernistas son conjugadas por Néstor con su tendencia regionalista, al pretender plasmar la identidad de ‘lo canario’ en el arte.

Fue un gran muralista, que crea una pintura de gran belleza ‘literaria’, llena de poesía. Su obra es paralela a la del gran poeta grancanario del modernismo Tomás Morales. Por su gran amor a Canarias ha creado unos símbolos orientados a una aparente mitología del Archipiélago, que pueden admirarse en sus obras Poema del mar y Poema de la Tierra.

‘Bajamar’. (SC)   ‘Poemas de la tierra’. (CAAM)

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EL EXPRESIONISMO

De forma rigurosa, el expresionismo surge en Alemania en el segundo decenio del siglo XX. Sin embargo, en ocasiones anteriores, habían existido manifestaciones de esta tendencia vital y artística en algunos autores, como por ejemplo en Goya. La preocupación fundamental es la expresión de los estados de ánimo, que se manifiestan de modo dramático y desgarrador, exagerándose frecuentemente las expresiones.

Si el cubismo muestra frialdad y vacío, al ser reflejo de la realidad técnica del momento, el expresionismo, por el contrario, surge como reacción, expresando una fuerte carga de vivencias humanas.

En Canarias, destacan dos importantes expresionistas y excelentes muralistas: José Aguiar y Mariano de Cossío.

José Aguiar (Cuba, 1895; Madrid, 1975). Fue bautizado en Agulo (Isla de La Gomera) en el mismo año de su nacimiento. A los dieciocho años marcha a Madrid, y sólo volverá a las islas en algunos períodos de descanso. También viajó a Italia y América.

En su viaje a Italia le im­presionan vivamente las pinturas de los clásicos renacentistas como Miguel Ángel. Funde con gran maestría el aspecto carnal con el espiritual, buscando siempre la trascendencia hacia lo divi­no. Una obra importante de esta época es el llamado Friso Isleño (Casino de Santa Cruz de Tenerife), pintado con la técnica del encausto, que consiste en aplicar por medio de fuego los materiales colorantes.

En América recibe la influencia de los muralistas mejicanos. Las figuras gigantescas y los rostros desgarrados al estilo de Goya son características de esta época. La mayoría de sus obras muestran temas y expresiones de gente de las islas. En los últimos años de su vida el tema más buscado fue el paisaje, que califica de apocalíptico.

En los Cabildos de La Gomera y de Tenerife pueden admirarse muestras importantes de sus obras, así como también en la Basílica de Candelaria y el Museo Municipal de la Capital tinerfeña.

‘Maternidad’ José Aguiar, artista que busca en sus obras la trascendencia hacia lo divino.

Mariano de Cossío (Vallalodid,1890-1960). Su vida de profesor y artista la realizó fundamentalmente en Tenerife. Fue un admirable profesor de vocaciones artísticas y un excelente muralista. Al igual que Aguiar, el patetismo y la expresividad de influencia mexicana se ven claramente en su obra, acusando también rasgos zurbaranescos. Podemos admirar tales características en el enorme mural de la Iglesia de Santo Domingo de La Laguna.

En relación con el retrato, Cossío consigue acercarse a los pintores expresionistas alemanes a través del relieve logrado con el óleo.

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PINTURA INTIMISTA E IMPRESIONISTA

Nicolás Massieu y Malos (Las Palmas de Gran Canaria, 1874-1954). Viaja a Inglaterra a los 18 años, luego a Italia y París, donde se va relacionando con artistas del momento entre los que sobresalen los impresionistas Manet, Monet, Renoir y Degas. Después de una etapa dedicada fundamentalmente a retratos y escenas costumbristas, se enfrenta a la luz de su tierra plasmando el paisaje en breves pinceladas al modo impresionista. Un ejemplo claro de esto lo tenemos en su cuadro Almendros en flor,  en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria.

Roque Nublo. Nicolás Massieu. (CCRed)

Manuel Martín González (Guía de Isora, 1905; Santa Cruz de Tenerife, 1982). Busca la intimidad en los diáfanos paisajes del Sur de Tenerife o de Las Cañadas. Logra una gran profundidad, sensación de sosiego, silencio y paz, que se hacen interioridad.

Álvaro Fariña (Tacoronte, 1897-1972). Fue uno de los escasos pintores de su época ajeno a los temas regionalistas. «Acentuada melancolía en los paisajes urbanos y una carnosidad casi táctil en los desnudos, siendo el color el elemento esencial. Su obra refleja la influencia del modernismo catalán y del postimpresionismo», según Lázaro Santana.

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ACTITUD COLORISTA

No podían faltar aquí dos pintores que han tratado el color con extremada sensibilidad: Francisco Bonnín y Jesús Arencibia.

Patio rural de Bonnín, pintor realista que cultivó la acuarela, dando a sus obras una riqueza cromática. (SC)

Francisco Bonnín (Santa Cruz de Tenerife en 1874; Puerto de la Cruz, 1963). Fue un enamorado de su tierra, y recorre palmo a palmo los lugares más típicos. Las gentes al verle engalanaban sus casas con las mejores plantas y flores. Dicen de él que era un hombre afable y generoso. Fue un pintor realista que cultivó la acuarela de un modo muy especial y al que siguieron muchos artistas. Su pintura está basada en la combinación de múltiples colores, que le dan a sus obras una riqueza cromática inigualable. Sus temas: el paisaje  campesino, las rosas, las retamas.

Con la estancia en Canarias del pintor alemán Bruno Brandt, Bonnín se vio influenciado por una técnica más libre ‘a pinceladas’. Discípulo de Bonnín y militar como él, fue Pedro de Guezala (La Laguna, Tenerife, 1896-1990), que destaca por sus bucólicos cuadros de ‘magas’.

Agrupación de acuarelistas canarios. En 1946, queda constituida oficialmente la Agrupación de Acuarelistas Canarios que había surgido bajo el influjo del insigne maestro de la acuarela Francisco Bonnín. Esta Agrupación va a alcanzar alto prestigio fuera del ámbito insular, obteniendo varios de sus miembros los más destacados premios nacionales de acuarela.

A partir del 1966 comienza una nueva etapa con la acuarela experimental, que inició Manolo Sánchez (S/C Tenerife, 1930). Su obra es ágil, espontánea, con dibujos ligeremente acaurelados, rompiendo el realismo colorista de Bonnín. Raúl Tabares (La Laguna, 1928) es otro de los experimentalistas de la acuarela. Sin embargo hay varios artistas destacados en esta técnica pictórica: Jesús Ortiz (Huelva, 1922), de perfecta técnica, autor de paisajes mentales y geográficos; Facundo Fierro (Las Palmas de G.C.,1926), que también elabora obras de minucioso realismo, casi fotográfico; Alberto Manrique (Las Palmas de GC, 1926) con un estilo surrealista y de realismo mágico. La lista se prolonga: Guillermo Sureda, M. Martín Bethencourt, Juan Galarza,  Cristóbal Garrido, José Comas, Dimas Coello, Pablo Martín, Elías Marrero, entre otros.

Jesús Arencibia (Las Palmas de Gran Canaria, 1912-1993). Podíamos haber clasificado a este pintor dentro de los muralistas, ya que ha realizado a gran escala la pintura sobre el muro, pero también destaca por el colorido de su pintura.

En su magnifica obra Romería del Pino (Hotel Santa Catalina) nos muestra un gran sentido del color, escorzos en variadas actitudes y cierta influencia modernista. En 1970, pinta un gran mural en la Iglesia de San Antonio de Tamaraceite, donde destaca el dramatismo y la expresividad que emanan del color y de la materia. En su etapa final insistió en colores elementales como el negro, blanco y gris, interpretados como un indicio del concepto de vida y muerte, una lucha que le sugiere la isla.

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EL SURREALISMO

El artista surrealista parte de lo más profundo de su subconsciente. La temática y los elementos de su obra parten de sus propios sueños o de la asociación espontánea que brota de su mente. Las representaciones, aparentemente inconexas en el cuadro, mantienen un lenguaje simbólico.

El 11 de mayo de 1935 se inaugura la primera exposición surrealista de Es­paña (segunda internacional), en las salas del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife. Fue organizada por Eduardo Westerdahl, Domingo Pérez Minik y la revista Gaceta de Arte, significando una clara ruptura con los anteriores esquemas artísticos. Se expusieron setenta cuadros pertenecientes a los máximos representantes del surrealismo internacional, entre los que destacan Dalí, Picasso, Miró, Max Ernst y el gran pintor tinerfeño Óscar Domínguez, entre otros.

Fue Domínguez uno de los alicientes más importantes de esta exposición, aunque asistieron grandes personalidades, entre la que destacamos al gran poeta surrealista André Bretón.

Desde 1935 hasta hoy, las constantes surrealistas se han mantenido firmemente.

‘Mujeres – Latas de sardina’, de Óscar Domínguez. (CAAM)  

Óscar Domínguez (La Laguna, 1906; París 1957). Es un canario universal. Nace en La Laguna (Teneri­fe) en el año 1906, y su vida va a estar influenciada por multitud de hechos que hacen del artista una persona atormentada. El primero de ellos podría ser el ‘supermaternalismo’ propiciado por su abuela y hermanas a la muerte de su madre. También su forma de ser (era niño travieso que buscaba juegos des­tructores). Luego, la vieja casa de Tacoronte llena de trastos y colecciones de mariposas, de restos aborígenes, etc., que su padre guardaba con celo. Una campesina que atendía la misteriosa y apartada mansión le cuenta leyendas y brujerías.

A los 26 años le vemos en París atendiendo los negocios de su padre. Esto no le va y acude a exposiciones y academias de arte. Se relaciona con el movimiento surrealista en torno a la figura del carismático poeta André Bretón. Allí también se encuentran Dalí, Picasso, Miró, etc.

La agromegalia, enfermedad que consiste en el crecimiento anormal de algunas partes del cuerpo (en su caso de la cabeza), hizo presa en el artista. Si a esto unimos la frustración que le produjo, en los últimos años de su vida, el no haber conseguido un estilo propio, y también, la obsesión por el suicidio, nos encontramos a un hombre «escandalosamente inocente», justas y emocionadas palabras de Eduardo Westerdahl. Terminó poniendo fin a su vida el 31 de diciembre de 1957 en París.

Algunos temas de sus obras son los elementos contrapuestos (piano, árboles, horizonte, etc.), la transformación de unos objetos en otros, las vísceras aceitosas (cierta influencia daliniana), mariposas en la montaña, redes con púas (tiempos de la guerra), fruteros que comen, rostros deformados, etc. En muchas de sus obras se observa una clara intención provocadora. Además, creó la técnica de la decalcomanía, consistente en manchar papeles de tinta y colocar otro encima, de tal manera que surgían formas al azar, que luego él terminaba.

Juan Ismael (La Oliva, Fuerteventura, 1907- Las Palmas de Gran Canaria, 1981). Comienza su aprendizaje artístico en la Escuela Luján Pérez. A partir de 1932 se vincula al grupo de Gaceta de Arte a través de Pedro García Cabrera y Agustín Espinosa. Influenciado por las ideas de este grupo de intelectuales y por la obra de Óscar Domínguez, comienza en esta época su interés por el surrealismo. Así, los objetos de la realidad aparecen en pleno cambio, de forma que los elementos humanos se fusionan con la vegetación. Vive durante largas etapas en Madrid y Venezuela, desarrollando una obra con influencias abstractas, pero sin abandonar nunca su tendencia surrealista.

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Reminiscencias surrealistas, realismo y simbolismo 

‘Autorretrato de una sardina’, de Carlos Chevilly

Carlos Chevilly (S/C de Tenerife, 1918-1978). Junto con Juan Ismael, son los dos integrantes más importantes del grupo Pintores Independientes Canarios (PIC). Este grupo, fundado en 1947, surge en el afán de marcar una pintura diferente al uso en el período de la posguerra española. A pesar de la resonancia surrealista de su Autorretrato de una sardina, Chevilly es un autor que resalta los aspectos realistas de manera casi mágica. Frutas, vasos, platos, bodegones, en general sobrios, con una atmósfera transparente, como objetos silenciosos y mágicos, reflejando melancolía y predisponiendo a la contemplación.

‘Atausto’ de Félix Bordes (1977)  

Félix Bordes (Las Palmas de GC, 1936-). Su  obra se nutre de recuerdos y símbolos de carácter surrealista, mostrándose también informalista por la anarquía de los elementos empleados. Al decir de Lázaro Santana su obra está regida al mismo tiempo por un orden que nada tiene que envidiar a los constructivistas. Junto a esto está el interés del autor por lo mágico y esotérico.

‘Doramas’, serie Héroes Atlánticos, de Pepe Dámaso.

José Dámaso (Agaete, Gran Canaria, 1933). Integra técnicas mixtas y collages que acentúan la materia en sus cuadros, cuya  temática gira, por lo general, en torno al amor (Sexo Quemado) y la muerte (Juanita, La muerte puso huevo en la herida). Así mismo, incide en el pasado aborigen de las Islas (Héroes Atlánticos, El nacimiento del Mito).

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DEL FAUVISMO AL CUBISMO

El nombre de fauvismo deriva de la denominación fauves (fieras) que dio un crítico a varios artistas de cierta exposición, a causa de la estridencia de los colores. Y es que para los fauvistas lo más importante es el color. El dibujo, de línea gruesa, no guarda relación con el colorido, que aparece, en muchos de los casos, desajustado.

De esta desmaterialización o pérdida de contacto con el mundo físico, los cubistas, por otra parte, incorporan el mundo de lo existente, aunque no de forma realista. Destacan el volumen, las formas geométricas, tratando de dar una visión de los objetos desde distintos puntos de vista a la vez. Así, por ejemplo, un rostro puede aparecer de frente y de perfil en la misma obra.

El fauvismo llega con retraso a España (después de la Guerra Civil) y se manifiesta como un movimiento que trata el paisaje y las relaciones humanas.

Lluvia II. Antonio Padrón. (CCRed)

En Canarias, esta tendencia artística tiene su más digno representante en el pintor grancanario Antonio Padrón, aunque también la expresan Felo Monzón (1ª época), Jorge Oramas y Juan Guillermo.

Antonio Padrón (Gáldar, 1920-1968). Su pintura está tratada con cierto criterio geometrizante y con un colorido prodigioso. Su temática son el hombre del campo y los temas isleños. Según Hernández Perera, su obra es comparable a la del gran fauvista peninsular Benjamín Palencia, y puede admirarse en el museo de su villa natal.

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EL INDIGENISMO Y LA ESCUELA LUJÁN PÉREZ

La Escuela Luján Pérez forjó un plantel de artistas cuyo ímpetu creativo no tiene comparación en el arte canario. Fernando Castro señala que, “por primera vez en la historia de Canarias, se plantea la necesidad de fundar una tradición artística que abriese un proceso de reflexión sobre los signos de identidad de la cultura canaria y sobre la posición del hombre canario en el mundo, es decir, que pudiera reflejar tanto el modo de ver la naturaleza insular, como el modo de interpretar la realidad social”.

Cuando hacia 1929 los artistas de la Escuela Luján estaban dando sus primeros frutos, se inicia la publicación de la primera de las revistas de vanguardia editadas en Canarias: La Rosa de los Vientos (1927-1928), promovida por un grupo de intelectuales y artistas tinerfeños. En su primer manifiesto, abogaban por el universalismo sobre el regionalismo.

El programa estético de la Escuela consistía en establecer una síntesis entre modernidad e identidad. Se basaba no sólo en reivindicar ciertos signos estéticos de la cultura prehispánica canaria, sino también en reflejar los rasgos esenciales, es decir, no falseados por mitos románticos, del paisaje y de la vida campesina de las islas.

Frente al mensaje político revolucionario de otros movimientos similares, como el muralismo mejicano, la estética indigenista de la Escuela de Luján Pérez no tuvo una dimensión revolucionaria, aunque sí puede decirse que ostentó un valor ideológico, al tender un puente sobre el abismo de cinco siglos de Historia, uniendo la orilla de la modernidad con la del pasado prehispánico de Canarias.

La valoración estética del arte aborigen (pintaderas, enterramientos, formas de la cerámica, etc), sólo fue posible porque años antes las vanguardias europeas como Cubismo, el Fauvismo o el Expresionismo, habían desviado la atención estética de la tradición clásica, para centrarla en la de los pueblos primitivos de África y Oceanía.

Los pintores de la Escuela de Luján Pérez cuestionan por primera vez el mito de las Islas Afortunadas. Los indigenistas desvelan la imagen oculta de Canarias, exhiben la otra cara de la diosa Fortuna: ya en la historia (mundo aborigen), ya en la esfera social (el habitante de los Riscos, la figura del aparcero), ya en la naturaleza (los paisajes áridos del sur de la isla).

Felo Monzón.  (Las Palmas de Gran Canaria 1910-1989). Es el auténtico ideólogo de la Escuela Luján Pérez. Este artista, que militaba en las filas del Partido Socialista, era consciente de la eficacia política del arte. Sus primeros dibujos, de marcado carácter expresionista, evolucionan pronto hacia el indigenismo. En sus versiones de los Riscos nos ofrece una imagen crítica de la ciudad marginal, y nos hace ver en las efigies melancólicas de los aparceros del sur de la isla, las víctimas silenciosas de un sistema de explotación secular. La belleza o tipicidad del paisaje sólo le interesan como telón de fondo sobre el que tienen lugar los conflictos sociales, al decir de Castro Borrego.

Entre 1933 y 1936 su obra está marcada por el surrealismo. A partir de 1951 participa en las manifestaciones del grupo LADAC (Los Arqueros Del Arte Contemporáneo), del que fue miembro fundador. Comienza entonces su obra constructiva, que abarca desde los primeros gouaches no figurativos (1951), siguiendo por las obras totalmente abstractas (1952), que pasan a ser composiciones ortogonales rígidamente constructivas (1953-54), hasta las pinturas especiales elaboradas con caligrafías dictadas (1959) y arenas (1960).

‘Las Lavanderas’, de Jorge Oramas. (SC)

Jorge Oramas. (Gran Tarajal, 1911; Las Palmas de Gran Canaria, 1935). Este artista dio en Canarias el ejemplo más puro de la tendencia del Realismo mágico. Fue su abuela quien cuidó de él al quedarse huérfano, por muerte de sus padres y hermanos a causa de la tuberculosis, de la que él también moriría con tan sólo 24 años. Sin embargo, no hay amargura ni resentimiento en su obra. La luz, elemento central, borra sus penas.

En Oramas se manifiesta una extraña objetividad poética, que le hace ver el mundo como es, sin emitir juicios morales, pintando la marginalidad tal como es. Su pintura es luminosa. Emplea el color con toda su pureza, conforme a un dibujo lineal y conciso que trata de aprehender la temática costumbrista canaria.

Santiago Santana Díaz (Arucas, Gran Canaria, 1909-1995). Ingresa en la Escuela Luján Pérez y pasa a ser profesor, completando su formación en París. El indigenismo da coherencia a su obra, donde destacan las formas redondeadas y los personajes femeninos, creando, con el dibujo y los colores, un ambiente de armonía.

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EL ARTE ABSTRACTO EN CANARIAS

El informalismo fue nombre dado a la pintura abstracta que se comenzó a hacer en Europa a partir de los años 50. Esta tendencia tiene Canarias tiene un representante excepcional en Manolo Millares. Junto a él, artistas como César Manrique, Lola Massieu o Felo Monzón. Estos dos últimos autores son miembros fundadores en Gran Canaria del grupo Espacio. La obra de Lola Massieu (Las Palmas de Gran Canaria, 1921) se sustenta más en el gesto y la expresión, mientras Felo Monzón (Las Palmas de Gran Canaria, 1910-1989), también miembro fundador del grupo LADAC, atraviesa a lo largo de su carrera diferentes etapas: en principio indigenista, surrealista por influencia de la revista Gaceta de Arte, pinturas de abstracción geométrica que evolucionan incorporando texturas arenosas, y finalmente, una etapa cinética.

'Pictografía', de Manolo Millares. (CAAM)  

Manolo Millares (Las Palmas de Gran Canaria, 1926; Madrid, 1972). Atento a la injusticia y desesperación de su tiempo, intenta coser en sus cuadros las heridas producidas por tales situaciones. Busca un material pobre (hara­pos, sacos, entre otras cosas) y unos colores tristes y al mismo tiempo de­nunciantes como el negro y el rojo. Aparecen también el blanco y el rosa. Todos estos materiales se combinan en un alarde de monstruosa belleza.

Éstas son las palabras del artista: «El arte, hoy, cumple función social, porque sabe señalar pústulas hasta ahora ocultas en hipocresías y, sobre todo, porque escuece, porque revienta y aniquila las flojezas establecidas al socaire de una falsa y hueca legalidad. El arte no debe serlo porque agrade (que no estamos en tiempos de buenas digestiones ni de reír por tonterías), sino más bien porque duele rabiosamente».

Es un artista canario universal, que ha entrado con honor en el mundo de los históricos.

César Manrique (Arrecife, 1919-1992). Nada mejor para comprender la magnífica obra de este artista lanzaroteño que sus sencillas y profundas palabras: «Cuando nos liberamos de las normas y recetas de esta sociedad putrefacta, encontramos esa forma que es la naturalidad animal que el hombre ha rechazado y pervertido».

Se le ha dado en llamar ‘artista ecológico’,y él entiende por esto el afán salvador del medio en que hemos sido creados. Así, su pintura nace dentro de las imponentes erupciones de su tierra lanzaroteña. Sus concepciones lávicas con relieves arenosos nos muestran unas abstracciones originalísimas. Su obra está repartida por todo el mundo; es otro canario universal. En el tema dedicado a la escultura contemporánea, completamos su vida y su arte.

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EL COSMOARTE

Pedro González (La Laguna, 1927-). Es un investigador incansable del espacio plástico, es decir, del juego de posibilidades que ofrece el espacio pictórico. Marcha a Venezuela en 1955 y vuelve a Canarias en 1961.

En 1963 funda con otros artistas el grupo Nuestro Arte, junto a artistas como Enrique Lite, José Abad, Marbiel Nazco y María Belén Morales, que intentan salir del estatismo y de la vulgaridad en que habían caído muchos artistas.

‘Icerse’ de Pedro González (1966)  

Sus mejores obras surgen cuando abandona la pintura figurativa y se interna en el mundo del color; un color suave, diáfano, volátil, que nos lleva a una transparencia cautivadora: es la serie de los Icerses. Más adelante, comienza a interesarse también por la forma, el volumen y la composición, en una lenta vuelta a la figuración, una etapa denominada Cosmoarte. Sus temas: la soledad, el intimismo o, también, las tensiones, el dinamismo, etc.

A partir de 1986 comienza una esmerada revisión de los temas tradicionales de la pintura: el retrato, el interior, el bodegón, el paisaje, la marina, etc.

Su labor pedagógica, como profesor de Arte, primero en la Escuela Superior y, luego, en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, ha tenido gran importancia en la formación de varias generaciones de artistas.

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ESCULTO‑PINTURA

Se trata de un nuevo procedimiento artístico que, utilizando materiales como el aluminio, el hierro, cobre, pinturas acrílicas, etc, intenta combinar la escultura, la pintura y la orfebrería en una misma obra.

José Luis Fajardo (La Laguna, 1941). A finales de los 60 comienza a trabajar con el procedimiento citado anteriormente, principalmente en aluminio, alternando relieves y zonas lisas para conseguir contrastes. Este medio era importante para el artista por considerarlo un material limpio, puro... Más tarde abandonaría esta técnica, centrándose en un estudio más pictórico de la figura humana, en concreto, de la mirada.

Maribel Nazco (Llanos de Aridane, 1938) emplea materiales duros, superficies metálicas cuyo dibujo sinuoso tiene carácter erótico. A principios de los 80, retoma la actividad pictórica, en principio de temática abstracta, centrándose después en buscar el interés plástico en fragmentos de realidad; por ejemplo, los contenedores de mercancías de los muelles.

Paralelamente, ha desarrollado una labor docente como profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna.

Obra de la artista palmera Maribel Nazco. (CCRed)

 

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EL MISTICISMO DE CRISTINO DE VERA

Cristino de Vera nace en Santa Cruz de Tenerife en el año 1931. Su pintura parte de un primitivo expresionismo figurativo hacia unas obras llenas de poesía y misticismo, con un nuevo tratamiento de la luz. Ésta es de dos tipos: luz física, natural, la que proyecta la sombra de los objetos, y la luz metafísica, que rodea a éstos dándoles un sentido espiritual, más allá de lo natural.

Su técnica es la puntillista, y consiste en eliminar la pincelada sustituyéndola por puntos.

Los elementos que utiliza son: la mesa, el cráneo, la rosa seca, la ventana, la máscara y, más recientemente, el reloj. La colocación de éstos y, sobre todo, el originalísimo tratamiento de la luz antes apuntado, constituyen una aportación muy personal a la pintura contemporánea española.

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LAS MANIFESTACIONES PLÁSTICAS A PARTIR DE LOS AÑOS 70.
 Misceláneas del arte más reciente:

A partir de 1970, se aprecia en las Islas un nuevo despertar de gente joven digno de mención por sus características, y por ser la manifestación colectiva más reciente.

¿Qué aspectos son los que pueden diferenciar a este grupo, que tienen en su trayectoria varias exposiciones y que con tanta fuerza irrumpieron en la vida cultural de Canarias?

En primer lugar, hay que decir que no existe una diferenciación suficiente de estilos o temas como para ser agrupados bajo un solo denominador común. Tan sólo, que todos son canarios, sin que se llegue a hablar de escuela o corriente canaria.

De todas formas, a sus componentes se les ha catalogado como la Generación del 70. Comenzaron a trabajar a principios de esa década y se aglutinaron en torno a la galería de arte CONCA, en La Laguna. Eran herederos de la tradición surrealista de Óscar Domínguez y de la revista Gaceta de Arte. Así mismo, recibieron la influencia del arte abstracto de Manolo Millares, en Las Palmas, y de Pedro González, en Tenerife. En general, estos jóvenes artistas trabajaban temas político‑sociales de carácter simbólico, dada la influencia surrealista. Su madurez artística comienza a mediados de los ochenta cuando, ya independizados de la galería, desarrollaron trayectorias propias, en el contexto de la problemática más actual del arte de posvanguardia. Esta etapa de la creación artística, desde mediados de los 70, tiene como principales características: la apertura a influencias de diferentes procedencias, la negación de verdades absolutas, la contradicción, el subjetivismo, el interés por la tradición, etc.

Paralelamente, en Las Palmas, se formaba el grupo de artistas CONTACTO I, promovido por la actividad de los hermanos Tony y José Luis Gallardo, con una ideología política muy marcada, y que pretendía reducir la distancia entre pueblo y artista.

Lo que sí se puede decir es que, dentro de la variedad de estilos o tendencias que muestran, hay una serie de aspectos que podrían ser más predominantes:

- Constancia, en la mayoría de ellos, de la expresión simbólica o influencia surrealista, que Hernández Perera atribuye como característica de los artistas isleños.

- Énfasis en un cierto estilo dramático y desgarrador, en relación con la realidad social de las islas.

- Presencia de lo erótico en sus obras.

Podemos considerar que, independientemente de estas notas definitorias, lo que llama poderosamente la atención es la cantidad de artistas. Bien se sabe que ha habido etapas importantes en la historia del arte en Canarias, como fue la del surrealismo, pero lo que no ha existido nunca es una avalancha de artistas como la presente, avalancha verdaderamente valiosa, hasta el punto que las obras de alguno de ellos figuran en importantes museos de arte de todo el país.

Es tal la cantidad de artistas jóvenes canarios, que se hace muy difícil elaborar una lista para una exposición colectiva o sencillamente para ser mencionados aquí. Tal es el número que, en proporción, bien se puede decir que ha sobrepasado a muchas comunidades españolas.

Hay que señalar como hecho histórico en la concienciación de un arte canario, el Manifiesto de El Hierro, firmado por setenta intelectuales y artistas, en el que se reclamaba el origen la legitimidad de un origen autóctono de la cultura canaria, aunque sin negar los lazos con los pueblos de España, África y América, atacando al centralismo y mostrándose solidario con las reivindicaciones de raíz popular.

Se considera a Martín Chirino como el artista más representativo en seguir el espíritu de este manifiesto canarista.

De estos artistas, por poner una muestra, han residido en la Península los siguientes: Tomás Carlos, Ramón Díaz Padilla, Elena Lecuona y Pepa Izquierdo (de Tenerife); Rafael Monagas (de Gran Canaria) y Luis Alberto (de La Gomera).

Ya que hemos dado estos nombres, nos vemos obligados a citar al resto, que ha dejado constancia de sus méritos en varias exposiciones. Exceptuando a Abel Hernández (Tenerife) y a Bernardino Hernández (Gran Canaria), que son escultores, y a Juan de la Cruz (Tenerife), que trabaja el tapiz, los demás son pintores. Éstos son: Jaime H. Vera, Víctor Ruiz, Zuppo, Nicolás Calvo, Manolo Yanes, José Román y Lola del Castillo, así como Juan Luis Alzola, que, según Fernando Castro, es "figura clave de los 70, que aportó una mirada lúcida e irónica"; Cándido Camacho, "que realizó una obra auténticamente provocadora"; Alejandro Togores, "con una expresión estética inspirada en el pensamiento oriental"Alfonso Crujera, "que desde posiciones orientalistas ha evolucionado hacia una obra de territorios limítrofes bañados por el flujo y reflujo de las mareas, reflejando restos de culturas sepultadas" y García Álvarez, "autor de una obra figurativa que privilegia los aspectos sensoriales sobre los dramáticos".

Posteriormente destaca autores como:

Maspalomas, de Juan Hernández. (CCRed)

Juan Hernández Sánchez (Las Palmas de Gran Canaria, 1956-1988).  Se interesa por los nuevos lenguajes artísticos (body art, performances, acciones,…). Colabora con las actividades realizadas por Contacto Canario. En esta época, en su obra, se deja sentir el carácter abstracto, destacando el uso restringido del color, que se plasma en su serie blanco y negro y los dibujos de la serie Eros o Arucas. Entre 1983 y 1986 vive en Madrid, donde se ve menos influenciado por el movimiento abstracto americano que había marcado parte de su obra. Dejando la abstracción, realiza una obra ecléctica y figurativa. Comienza la serie Poema del Faro, inspirada en el Faro de Maspalomas, que finaliza en 1988.

Monolito, de Gonzalo González. (CCRed)

Gonzalo González (Los Realejos, 1950) concibe el arte como un proceso intelectual, reflexivo y emocional. En los años 70, su obra inicial es expresionista y de realismo fantástico. Posteriormente, va sustituyendo la figura humana por «serpentinas y cintas que deambulan en paisajes solitarios y abandonados», para pasar en los años 80 a un estilo más abstracto del predominio del verde y siendo el paisaje el tema central.

Ernesto Valcárcel (Santa Cruz de Tenerife, 1951), pintor y arquitecto de personalidad artística multiforme, que experimenta constantemente con estilos y conceptos diferentes, a veces contradictorios. Sus preocupaciones iniciales, en los años 70, se relacionan con lo espacial y la arquitectura. Posteriormente, irá mostrando elementos figurativos, tales como muñecos, viñetas, tarots y objetos móviles. En los años 80, cuando pasa a ser profesor de Bellas Artes en la Universidad de La Laguna, se caracteriza por un tono más escéptico e irónico. En su obra posterior introduce planteamientos minimalistas.

Fernando Álamo (Santa Cruz de Tenerife, 1952). En la década de los 70 se inicia en la cerámica, taller de La Laguna, así como en la escenografía teatral, para luego realizar acciones multimedias (Knife). Su pintura se caracteriza por el realismo crítico, con tonos ocres y fondos negros, adentrándose, en la década de los 80, en neofiguraciones basadas en los mitos de los años 50, de gran frialdad escénica.

Cor-Pic, de José Luis Medina (1979-1980)  

José Luis Medina Mesa (S/C. de Tenerife, 1949). Desarrolla su trabajo desde presupuestos minimalistas, de forma que reduce al mínimo la complejidad formal de las obras. Es decir, haciendo expresiones muy simples y que transmiten, a la vez, contenidos intensos. Así se manifiesta en sus triángulos, que comunican un sentido exotérico y espiritual, proyectando vida interior.

Leopoldo Emperador (Las Palmas de Gran Canaria, 1954). Pintor y artista intermedia. Su obra se enmarca dentro de lo que se ha denominadoarte conceptual. Fue uno de los miembros de  Contacto 1. Su primera instalación-ambiente la realiza en la Casa Colón (1976). En los Inner Light (1979) investiga el uso de la luz artificial con tubos fluorescentes, pasando al uso del neón en Albero (1980) o Electrografías (1981). Desde este momento, la dualidad naturaleza-artificio será una constante.

‘Orilla XVII’, de Juan José Gil (1993)

Juan José Gil (San Mateo, Gran Canaria, en 1947). Se forma en la Facultad de Bellas Artes de La Laguna, recibiendo influencias de Millares en sus inicios. Participa en el grupo Contacto 1 y es firmante del Manifiesto de El Hierro. El expresionismo de 1975, con connotaciones sociales, dio paso en su obra, en 1978, a una marcada influencia de la denominada New York School Abstract.

Durante los años 80, su obra se torna más ecléctica, introduciendo la figuración (Antropota-burete, Paraislas, La Casa). Ciudadano del Mar, obra posterior, profundiza en el mundo del color a través del paisaje de las islas.

Juan Gopar (Arrecife, 1958). Elabora obras abstractas, interesado por las posibilidades expresivas del grafismo y la materia, que hacen alusión a sensaciones espirituales.

A partir de los ochenta las instituciones pretenden dinamizar el panorama cultural, tanto a nivel nacional como regional, originándose una proliferación de artistas jóvenes, que muestran interés por el acontecer artístico internacional (crisis de las vanguardias, nacimiento de las posvanguardias).

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