La papa ha constituido tradicionalmente uno de los cultivos más importantes en las Islas. Este tubérculo fue introducido en el Archipiélago a mediados del siglo XVIII. Supuso una mejora en la dieta del canario, de tal forma que contribuyó a reducir la tasa de mortalidad de las Islas, llegando a convertirse en un cultivo básico y creando una especial cultura dentro de la gastronomía canaria.
Las propias condiciones bioclimáticas de la planta exigían su localización en las zonas más frescas y húmedas, es por ello que tradicionalmente las medianías insulares han estado dedicadas a su producción. Pero el carácter de producto de subsistencia, hace que su localización se encuentre en todo el Archipiélago.
Existe una gran variedad de papas. Las más típicas, cuya semilla y producción se dan en las propias Islas, son las bonitas, negras, rosadas, azucenas y, en general, las de color, siendo muy gustosas y de gran aceptación. Otras, como las caras o picasso, son importadas de Inglaterra como consumo y, de Escocia, Irlanda del Norte o Dinamarca, como semillas, ya que no quedan afectadas por la plaga del escarabajo, razón por la que está prohibida su importación de la Península y del resto de Europa. Hay otras variedades tradicionales que han perdido vigencia, tal como las King Edward, Up to date o blancas-redondas.
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En la actualidad, el cultivo de la papa se destina fundamentalmente a cubrir la demanda del mercado interior. (AIV) |
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