El municipio de Arona se asienta sobre un relieve de origen volcánico, donde se intercalan y descubren varias formaciones geológicas de distinta naturaleza y edad. Estas forman parte no sólo a uno de los relieves más antiguos de la isla de Tenerife, el Macizo de Adeje, sino también de la denominada dorsal sur o dorsal de Adeje. Ambos relieves se corresponden con las distintas etapas de formación de la Isla y sus huellas en el paisaje se encuentran repartidas por todo su territorio.

3.1. Los conos volcánicos y los roques, alguno de ellos declarado zonas arqueológicas de notable interés, forman parte del relieve de Arona. (IL)

Todo el municipio es una rampa de suave pendiente, que nace en el mar, para ir ascendiendo y culminar a 900 metros de altitud. De entre todas las formas de relieve, destaca el Valle de San Lorenzo. Los materiales que lo constituyen son casi exclusivamente de tipo eruptivo: coladas y acumulaciones de lavas (basaltos y traquibasaltos) y productos de proyección aérea, de los conos volcánicos que lo rodean.

Los conos volcánicos son numerosos y se reparten por todo el territorio. Son la Montaña Chijafe, Montaña Chineja, Montaña de Chó, Montaña Mojón, Montaña de Chayofita y la Montaña Rasca. Próximo a la costa se encuentra la Montaña de Guaza (428 metros de altitud), cono volcánico cuyas coladas, muy viscosas y ricas en sílice, han originado el llamado Llano de las Mesas o Mesas de Guaza.

3.2. El Roque de Jama representa uno de tantos domos sálicos que posee el municipio. (AAR)

Arona se caracteriza por los afloramientos rocosos o roques, domos sálicos o conductos de lava formados bajo la superficie y puestos al descubierto por la erosión. Formaciones que accidentan en parte el relieve y adornan el paisaje de la localidad. Son el Roque Jama (778 metros de altitud), el Roque de Vento, el Roque de Igara, entre otros. También están los roques o afloramientos rocosos de naturaleza basáltica, como el Roque de las Abejeras o la zona del mirador de La Centinela.

Son comunes en el municipio los productos volcánicos de proyección aérea, sobretodo los depósitos pumíticos, que tiñen de blanco su geografía. Escasos son los barrancos, aunque nombrar el Barranco de Chijas y el Barranco del Rey, que marca el límite natural con el municipio de Adeje.

La costa

En un recorrido que comienza por el este, la costa del municipio se caracteriza por varias playas de arena negra. Resaltar la playa de la Ballena, la playa de las Burras, con un puerto, y la playa de los Enojados. A medida que nos trasladamos hacia el oeste, la costa se vuelve más rocosa y acantilada, salpicada por pintorescas playas rocosas y charcos. Este tramo se corresponde con el malpaís de Rasca, paisaje protegido adornado por grandes ejemplares de cardón, tabaibas, aulagas y tuneras. Aquí también se halla la Punta Salema, el punto más meridional de la Isla. Más adelante, la costa se presenta acantilada, tramo que se corresponde con las coladas de Montaña de Guaza. El sector más occidental, donde se ubica el puerto de Los Cristianos, presenta playas de arena blanca, como la de Los Cristianos, del Camisón, de las Vistas, entre otras. Sobresalen algunas áreas con dunas fosilizadas, como la comprendida entre la Punta de El Guincho y Los Cristianos.

La costa del municipio de Arona

Nombrar las grandes urbanizaciones turísticas de Playa de Las Américas o también conocida como `Playa del Bobo´, de Los Cristianos y de Costa del Silencio-Ten-Bel. La costa de Adeje también recoge parte del patrimonio cultural e histórico de la localidad; yacimientos arqueológicos, viejos secadores de barrillo para la elaboración de gofio de vidrio, huertas abandonadas, hornos de cal, antiguos caminos, un faro, viejos embarcaderos y un antiguo castillo, son algunos de sus mejores ejemplos.

Las medianías

Las medianías del municipio de Arona se caracterizan por sus núcleos de población, (la capital municipal, el Valle de San Lorenzo, La Camella) y vías de comunicación (carreteras comarcales) rodeadas por huertas de carácter familiar, plantaciones de cítricos, plantas ornamentales, tomates, viñas y papas, algunos de ellos bajo invernadero. A medida que ganamos en altitud, los bancales, las huertas abandonadas y antiguos caminos, forman parte del paisaje y son el reflejo de la fuerte actividad agraria tradicional que vivieron estas tierras.