Icod de los Vinos se emplaza sobre una rampa de suave pendiente formada por la superposición de coladas lávicas de diferente edad y naturaleza (en su mayoría sálica pero también basáltica) y de materiales sedimentarios, que desciende desde las faldas del estratovolcán Teide-Pico Viejo, hasta el mar.
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3.1. Uno de los elementos más destacados del relieve local es la imponente figura del volcán Teide. (AIV) |
La pendiente es el elemento identificador de la topografía de Icod de los Vinos, ya que su territorio lo conforma un talud inclinado, que si bien no es pronunciado a nivel general, si tienes sectores algo más abruptos. La pendiente media que presenta el Valle de Icod, por debajo del casco urbano, es prácticamente llana, ya que apenas presenta un 10% . Naturalmente, la zona alta, llegando hasta el Parque Natural de la Corona Forestal, tiene una pendiente más acusada.
Los barrancos aún no han tenido tiempo de encajarse en los materiales más recientes del Pleistoceno y del Cuaternario, que rellenan el conjunto. Destacan tan solo el Barranco de las Ánimas y el Barranco de las Goteras, que marca el límite con el municipio de La Guancha. Además, su red hidrográfica se completa con los barrancos de Castro, Caforiño, del Acero, Preceptor, Tabona y Charco Andrés.
Accidente topográfico destacable es la Ladera del Cerrogordo, ubicada en el flanco oeste de la localidad. Antiguo acantilado costero perteneciente al Macizo de Teno. Otros elementos a resaltar del relieve son: el cono volcánico de Cerrogordo, al oeste del municipio, sobre los 1.121m de altitud y al noreste, la isla baja de la Coronela, lugar caracterizado por un manto verde de plataneras.
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3.2. Los ríos de lavas crearon impresionantes tubos volcánicos que surcan las entrañas de la localidad, la conocida como Cueva del Viento, es uno de ellos. En la actualidad es uno de los mayores del planeta y el más grande de Europa. (AIV) |
Las medianías y la cumbre
El territorio municipal de Icod de los Vinos situado por encima de los 400 y 600 metros abarca una de las zonas de policultivo tradicional de secano (principalmente de papas, cereales, viñas, hortalizas y frutales) y de alto valor agrícola más significativos de la isla de Tenerife y del archipiélago canario. Su producción se destina al autoconsumo, a los mercados locales y a los numerosos restaurantes de la localidad.
Algunos bancales abandonados cubiertos por la vegetación natural son testigo de un pasado agro pastoril más próspero. Ocupando este territorio o agrupadas en torno a los antiguos caminos, siguiendo las principales vías de comunicación que enlazan las tierras bajas con la cumbre, se ubica un poblamiento disperso, protagonizado por pequeños cuartos de aperos y los barrios de El Amparo, Cueva del Viento, Fuente de la Vega, La Florida, Las Longueras, etc.
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3.3. Una panorámica de las medianías de Icod. (AIV) |
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En los sectores más elevados y montañosos, donde la pendiente se hace más acusada, domina el pino canario y la vegetación de montaña, ocultando los impresionantes 'canales de lava' del volcán de Pico Viejo. La formación arbórea deja paso al paisaje volcánico del Parque Nacional del Teide, que se puede contemplar desde cualquier rincón de la localidad. Esta zona de cumbre se vinculó en el pasado a los aprovechamientos ganaderos y forestales y en la actualidad a los Espacios Naturales Protegidos.
La costa
La costa es accidentada e irregular, salpicada por pequeñas playas de arena y cantos (Playa de San Marcos y Playa de Moreno) y pronunciados salientes como la Punta de Las Coloradas, de Riquer y de Juan Centellas, que se corresponden con antiguas coladas que se internaron en el mar durante los episodios eruptivos. Aquí la costa es más baja y llana y se aprovecha para cultivar plataneras. Como en la mayoría de los municipios de la vertiente norte de Tenerife, la costa está formada en general por coladas basálticas de la serie tres.
3.4. Playa de San Marcos. (AIV)
La costa de Icod tiene un recorrido de once kilómetros de distancia y se extiende desde el barrio de Buen Paso, al este, hasta el barrio de Las Cañas, al oeste. La erosión marina ha trabajado la roca volcánica originando acantilados, que en algunos puntos superan los 100 metros de altura (conocidos como mega-acantilados). En este lugar se puede observar la composición interna del Valle de Icod, un paisaje de tonos blancos y amarillentos que contrasta con el oscuro rojizo del almagre.
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