A la hora de señalar el relieve del Puerto de la Cruz, lo primero que llama la atención es la horizontalidad presente, la cual contrasta con la basculación de la gran rampa que es el Valle de la Orotava, que lo precede. Así pues, que el rasgo diferenciador de las tierras del municipio es sin duda su gran plenitud, de hecho, la diferencia de altitud existente entre la línea divisoria con La Orotava y la costa del Puerto, es de unos 249 metros, en un espacio de aproximadamente 2 kilómetros de longitud hacia el mar, dando lugar a una pendiente media del 10%, bastante pequeña si la relacionamos con la vertiente en la que está inserto.
Por lo tanto, El Puerto constituye lo que se conoce en Canarias como una ‘isla baja’, ya que todas sus tierras son coladas lávicas de material basáltico procedentes de los volcanes que se hallan varios metros hacia el interior (La Horca y Montaña de Los Frailes), que cubrieron la superficie marítima en una gran plataforma horizontal.
Por otro lado, en lo que respecta a la red hidrográfica, destacan el barranco de San Felipe y el barranco de Martiánez, que atraviesan el municipio de sur a norte, y el barranco de La Arena, que marca el límite con La Orotava. Se trata de barrancos que cuentan con muy poca profundidad, de escasa pendiente y gran juventud.
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3.1. Las erupciones de los conos volcánicos de los Frailes y de Las Horcas son las responsable de la configuración topográfica del Puerto de la Cruz. En la imagen la Montaña de La Horca o de Las Arenas. (DM) |
Finalmente, los materiales sobre los que se asientan las tierras portuenses tienen un doble origen. La mitad occidental del término municipal fue, tal y como hemos comentado anteriormente, cubierta por basaltos y traquibasaltos procedentes de la montaña de los Frailes y de La Horca, los cuales llegaron a ganar hasta 500 metros al mar. Por otro lado, el sector oriental es del dominio de los basaltos de la Serie III, originarios de la región de las Cañadas y la Cordillera Dorsal. También se aprecian algunas tobas pumíticas de la serie II y III, tal y como se puede observar en cualquier mapa geológico.
La costa
La costa del Puerto de la Cruz es, como la mayoría de las de norte de Tenerife, acantilada. Esta característica es visible especialmente, en los sectores de Punta Brava y Martiánez, en donde el retroceso del cantil por la abrasión marina ha permitido la formación de la playa del mismo nombre (de arena negra y callaos), la única existente en el lugar además de la impecable Playa Jardín, pues Playa Grande, en contra de lo que podría deducirse por su topónimo, no es más que una pequeña cala, situada entre el Peñón y Punta Brava.
Por lo demás, no se puede afirmar que el municipio cuente con un área de cumbre, ya que escasamente supera la cota de los 200 metros y se corresponde con el cono volcánico de La Horca, montaña que forma parte del paisaje del norte de la Isla al conectar los municipios de La Orotava y el Puerto y que junto a otros edificios volcánicos, configuran la “isla baja” que constituye el municipio.
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3.2. Una panorámica del Puerto de la Cruz pone de relieve la presencia de la isla baja, que configura la mayor parte del territorio municipal. Acantilados costeros que se elevan a los lados del mismo. (JJ) |
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