El benigno clima que posee el Puerto de la Cruz es mundialmente conocido. Del mismo parte una fama turística que hunde sus raíces en el siglo XIX, cuando los europeos comenzaron a acudir a la ciudad portuense apreciando sus condiciones climáticas. Se trataba de un turismo de salud, sumamente apreciado por los extranjeros.

El clima portuense presenta las características propias del piso de costa, es decir, temperaturas relativamente elevadas a lo largo de todo el año, con una media de unos 20º C, y unas precipitaciones escasas. Es curiosa y común, la estampa de ver el Teide nevado a lo lejos, mientras en la playa o en el Lago Martiánez, los turistas disfrutan de un baño y del calor del sol.

4.1. La benignidad climática del Puerto de la Cruz ha sido clave para promover la actividad turística. Vistas como la de la fotografía son un privilegio casi exclusivo del municipio. (DM)

Las temperaturas son más o menos regulares durante todo el año, en buena medida gracias al efecto termorregulador del mar, que impide las grandes oscilaciones. Pese a ello, en la época invernal, cuando el anticiclón de las Azores se encuentra más debilitado, y por tanto las perturbaciones son más recurrentes, las temperaturas descienden, de manera que las temperaturas máxima diaria no suele superar los 22º C (en diciembre), siendo la mínima de 15º C. Por el contrario, el verano es más caluroso, registrándose media de las máximas que llegan a superar los 28º C, con mínimas que en rara ocasión descienden los 21º C. Ello da como resultado a unos meses veraniegos con una media mayor a los 22º C, siendo agosto y septiembre los más calurosos.

Las precipitaciones tienen la misma dinámica que el resto de los municipios isleños, en donde el verano es más bien seco, siendo el invierno más lluvioso. Al estar el Puerto en la vertiente de barlovento, las precipitaciones nunca serán inferiores a los 180 mm anuales, ya que de hecho suelen superar los 210 litros por metro cuadrado a lo largo del año. El mes más lluvioso es diciembre, con 43,2 mm, siendo enero y febrero los segundos más húmedos, muy cerca de noviembre y marzo, ambos con más de 27 l/m². En los meses de junio, julio y agosto, casi no se registran precipitaciones, dando como resultado una  leve sequía estival debido a que el efecto de la costa proporciona cierta humedad que se hace notar en prácticamente todo el término municipal.