Tiempo atrás, en una tierra y un tiempo en donde no existían las comodidades de ahora, el medio natural proporcionaba los recursos necesarios para sobrevivir a los habitantes, los cuales sabían identificar las plantas, maderas o suelos más idóneos a fin de obtener el mejor beneficio. El uso de la vegetación para paliar enfermedades o para la propia alimentación era un componente más dentro del aprovechamiento vernáculo del espacio. No obstante, a día de hoy ha desaparecido una buena parte de estos usos antiguos, aunque tanto ancianos como curanderos u otras personas siguen empleando estos remedios y costumbres tradicionales, que se han ido trasmitiendo a lo largo de los años.
El Puerto de la Cruz no es una excepción a esta realidad y de hecho, en los pocos ámbitos rurales que aún quedan se pueden identificar habitantes que aún practican remedios y costumbres tradicionales y “caseras” haciendo uso de la vegetación existente o de otros recursos naturales.
Un buen ejemplo de aprovechamientos de los recursos naturales que se practicaba en el Puerto de la Cruz y en buena parte del Valle de la Orotava, era el oficio de los neveros, el cual se practicó desde el siglo XVIII hasta el primer tercio del siglo XX.
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