La población de San Juan de la Rambla siempre se ha caracterizado por ser eminentemente rural.  La accidentada topografía, las labores agrícolas y necesidades de campos de cultivo, han determinado históricamente la distribución de la población.

Lejos del auge de la construcción de las últimas décadas en Canarias, el municipio, con algunas excepciones, se ha mantenido fiel a una forma de entender el espacio habitado. Municipios de la zona norte de la Isla como Icod de Los Vinos, Los Realejos o La Orotava, han visto modificada su fisonomía especialmente por la llegada de las grandes constructoras al mundo rural en busca de la máxima rentabilidad del suelo disponible. Esto ha provocado la construcción de grandes edificios que rompen con la arquitectura popular de los pueblos del norte de la Isla. En el municipio sanjuanero el impacto de estas constructoras ha sido escaso, permitiendo en buena medida el mantenimiento de un estilo de edificación más acorde a las características topográficas y agrícolas de este rincón de Tenerife.

12.11. Panorámica de la Villa de San Juan de la Rambla en la que se puede apreciar la concentración de la población, y como se ha mantenido la fisonomía de su arquitectura sin la presencia de grandes edificios. (ASJR)

La distribución por entidades de población

San Juan de la Rambla cuenta a 1 de enero de 2010 con un total de 5.076 habitantes. (ISTAC), con una distribución muy pareja en cuanto a sexos (2.520 hombre y 2.556 mujeres).  La zona de medianías, representada en núcleos como San José y La Vera, ha sido la que ha visto crecer su población de manera más acelerada en las últimas décadas. Hoy, el grueso demográfico del municipio, al contrario que antaño, se concentra en la franja de 300 a 600 metros de altitud.

En la zona baja se encuentran los núcleos de San Juan de la Rambla (982 habitantes), Las Aguas (404 habitantes) y El Rosario o La Rambla (150 habitantes). El número de habitantes se ha mantenido más o menos estable en las últimas décadas, debido en buena medida a la ausencia de suelo disponible para nuevas construcciones. La falta de espacio responde a una peculiar orografía y a la existencia de fincas de plataneras que, a pesar de la situación económica, siguen siendo en muchos casos rentables. La característica principal que nos encontramos aquí es la concentración de la población en núcleos bien definidos, quedando a las afueras de las localidades los campos de cultivo.

En las medianías se localizan los núcleos de San José (1.712 habitantes), en él se encuentra el ayuntamiento, La Vera (1.135 habitantes) y Las Rosas (747 habitantes). Es la zona de mayor crecimiento poblacional gracias en buena medida a la disponibilidad de suelo. Debido a la necesidad de campos de cultivo, su poblamiento se ha desarrollado de forma mucho más diseminada. Además de los tres grandes barrios, la población se distribuye en pequeños núcleos a lo largo de las lomadas que componen este paisaje de medianías. El barrio de Los Quevedos, perteneciente a San José, es el núcleo originario de la zona. A él hay que añadir otros pequeños núcleos tradicionales como Los Canarios, La Portalina, Lomo La Guancha o Fuente del Bardo.

Población San Juan de la Rambla

Características de la población

Históricamente la población de San Juan de la Rambla se ha dedicado a la actividad agrícola, pero, al igual que pasa en todos los pueblos de Canarias, se ha producido una terciarización de la actividad económica, teniendo lugar un abandono paulatino del campo.

 Hoy los jóvenes apenas siguen la tradición agrícola de sus padres y abuelos, la cual ha quedado relegada en muchos casos a un hobby de fin de semana. Su futuro se enmarca más al sector servicios, de hecho, San Juan de la Rambla es uno de los municipios que mayor porcentaje de universitarios tienen en proporción a su población. En muchos casos el municipio no es capaz de satisfacer la demanda laboral de las nuevas generaciones, por lo que numerosos jóvenes optan por trasladar su residencia otros puntos de la Isla en busca de una mejor salida profesional. Este hecho produce a la larga un envejecimiento demográfico.