El relieve de la Victoria de Acentejo está marcado por su disposición de cumbre-costa, en una suave rampa que pasa de unas alturas superiores a los 1.000 metros en las partes más elevadas del término, hasta los 0 metros, coincidiendo con los acantilados costeros. El material del territorio está compuesto eminentemente por coladas basálticas, si bien también se encuentran otros materiales más sálicos, como fonolitas o traquibasaltos. Por su parte, la descripción del espacio pone de manifiesto la presencia de tres áreas diferenciadas: cumbres, medianías y costa.

Con todo ello, el espacio es en buena medida accidentado, dando lugar a que aparezcan pendientes de entre el 10 y el 30%, (ver más) más pronunciada en los entornos de cumbre, en donde también es más palpable la presencia de conos volcánicos de modesto tamaño. En este ámbito es donde se localizan las alturas más importantes de la Victoria las montañas de Las Lagunetas, con 1.500 metros de altitud, La Morra con 1.600 m y El Risco Negro con 1.400 m. Con todo, desde los espacios más elevados, en donde coincide con la Cordillera Dorsal, el terreno se va suavizando a medida que se desciende, de manera que en las medianías se aprecian las mayores llanuras, siendo el lugar más apropiado para que se establezca la población.

Unidades del relieve de La Victoria de Acentejo

Una vez se llega a la costa aparecen los acantilados, los cuales juegan un papel importante en la configuración del espacio. Por lo demás, el municipio también está condicionado orográficamente por la existencia de varios barrancos y barranquillos, que intervienen de manera decisiva en la conformación del relieve en la medida que favorecen o no la presencia de pendientes y contrastes topográficos, consecuencia de la erosión torrencial ocasionada por las aguas de estos cursos en épocas pasadas y actuales. Igualmente, en los barrancos se suelen encontrar derrubios de ladera, tanto en taludes como en conos, que son también consecuencia de la dinámica de vertientes.

De ese modo, de todos los cursos presentes, destacan especialmente el barranco de San Antonio, por este, y el Barranco Hondo, por el oeste, los cuales llegan a unirse con los cursos de Bobadilla y Marta, en donde existen galerías de agua que son utilizadas por los vecinos para los regadíos del municipio. Por lo demás, destacar que geológicamente el término municipal pertenece al Segundo Ciclo Volcánico, con edades que no van más allá de los 5.1 millones de años (período Pleistoceno – Cuaternario ), siendo por tanto, un territorio relativamente joven dentro de todo el marco insular.

La costa

Al igual que ocurre en los municipios de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza y Santa Úrsula, la costa de La Victoria está descrita por la presencia de importantes escarpes y acantilados de más de 10 metros de altura que son el resultado de la acción marina en los episodios de transgresión y regresión de nivel de las aguas a lo largo de varios años, especialmente durante el período Cuaternario.

Asimismo, el litoral del municipio abarca desde la desembocadura del barranco de San Antonio hasta la desembocadura del Barranco de Hondo, desde la Punta de la Sabina hasta el Roque de la Playa, siendo por tanto particularmente estrecha, en donde se localiza una pequeña playa de arena negra y callaos que está compartida con el municipio de Santa Úrsula. Sin embargo, se trata de una cala de muy difícil acceso para la población local y con unas condiciones poco idóneas para el baño.

3.2. Vista de la costa de la Victoria y de parte de la Comarca de Acentejo desde Santa Úrsula, frente al Barranco Hondo. (JJ)