La Matanza de Acentejo es un municipio de marcado carácter agrícola tal y como lo demuestran las múltiples huertas que se reparten por el territorio, especialmente en las medianías altas. Como se sabe, estas generan importantes recursos alimenticios que se utilizan tanto para el consumo familiar como para el mercado interior.
No obstante, el aprovechamiento de estos recursos no serían tales de no existir un suelo óptimo y una cantidad de precipitaciones importantes, tal y como ocurre en el municipio. Pero además de las lluvias, también entran en juego la existencia de horas de sol y de unas temperaturas que no promuevan la evaporación del agua. En este sentido, el clima de La Matanza de Acentejo se caracteriza por su equilibrio, sin grandes contrastes térmicos, pero con unos meses fríos en invierno y más cálidos en verano, si bien la visita de nubes y vientos generados por el Anticiclón de las Azores se convierte en una constante a lo largo de buena parte del año.
Pese a ello, las precipitaciones anuales se sitúan entre los 400 y 500 mm, aunque varían según la altitud y la cercanía al mar.
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4.1. En la costa las condiciones climáticas son menos rigurosas que en el resto del territorio municipal, en donde la influencia del mar es mucho menor. (JJ) |
Así las cosas, por encima de los 800 metros sobre el nivel del mar es más frecuente encontrar registros superiores a los 700 mm, mientras que en los ámbitos costeros no suelen pasar de los 400 mm. De hecho, en las áreas más elevadas, como lo puede ser el sector de Las Lagunetas, las precipitaciones pueden llegar a superar los 900 mm, lo que da buena muestra de la humedad presenta en la cumbre del municipio. En cuanto a la distribución, destacar que los meses de noviembre y febrero son los que reciben mayores lluvias, con valores situados por encima de 50 mm en las medianías o más de 150 mm en las cumbres, mientras que julio y agosto son los más secos, situándose rara vez por encima de los 10 mm.
Distribución de las precipitaciones en Las Lagunetas
4.2. La distribución de las precipitaciones (serie climática de 1983-2001) ponen de manifiesto la mayor concentración de lluvias durante los meses de invierno. Fuente: Plan Especial del Paisaje Protegido de Las Lagunetas. Gobierno de Canarias, 2009. Elaboración propia.
En lo que respecta a las temperaturas, la media anual se sitúa en torno a los 16-17ºC, si bien depende de la zona en la que nos encontremos. En ese sentido, en la costa, la media es más elevada, mientras que en los espacios más elevados, como por ejemplo en Las Lagunetas, apenas superará los 11ºC. De cualquier modo, el comportamiento es el mismo que en el resto del archipiélago, destacando los meses de invierno como los más fríos, con temperaturas inferiores a los 14ºC en las medianías y a los 9ºC en cumbre, mientras que durante el verano (en especial en julio y agosto) los valores aumentan hasta alcanzar los 20ºC. Asimismo, es preciso señalar que los contrastes térmicos son mucho más palpables en los entornos de alta montaña que en la costa, en donde no se aprecian de la misma manera.
Distribución de las temperaturas en Las Lagunetas
4.3. El gráfico muestra una distribución de las temperaturas (serie 1983-2001) en donde se puede distinguir perfectamente las diferencias en las estaciones de invierno y verano. Fuente: Plan Especial del Paisaje Protegido de Las Lagunetas. Gobierno de Canarias, 2009. Elaboración propia.
El agua
En lo que respecta al agua, la existencia de recursos hídricos se erige y se ha erigido siempre como un factor importante para el desarrollo de la actividad agrícola y para garantizar la propia supervivencia de la población. Es por ello, que ya desde épocas pasadas el agua y su gestión conformó una parte importante del “modus vivendi” de los vecinos matanceros.
Como vestigio de esta realidad, el área de “Los Nateros” y Montañas de San Antonio son buenos ejemplos de cómo se aprovechaban los desniveles del terreno para potenciar el agua que proporcionaban las precipitaciones, un aprovechamiento que aún persiste en el campo agrícola. La presencia de algunas fuentes como la Fuente del Pino, o los distintos tanques y pozos presentes para recolectar y para recoger el agua son otros buenos ejemplos de esta cultura del agua.
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4.4. La Fuente del Pino es un perfecto vestigio de la cultura del agua, además de un elemento arquitectónico de valor histórico. (DM) |
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