En Vilaflor se come muy bien, gracias a la cocina tradicional canaria. En los numerosos restaurantes que se reparten en el territorio, se puede disfrutar sabrosos platos de la tierra como las clásicas papas arrugadas, el mojo picón, el escaldón, el conejo al salmorejo, el pescado salado, el puchero canario (de carne y de pescado), la carne de cabra y los deliciosos quesos artesanales, también elaborados con de leche de cabra. Por su parte entre los frutos cabe destacar las almendras y los higos pasados, mientras que dentro de la repostería destacan productos típicamente chasneros como los rosquetes, las tortas de almendra, los mantecados, los mimos o los matrimonios, los cuales gozan de cierta fama a nivel insular.
Pero la gastronomía la completa y acompaña los magníficos vinos blancos y tintos que se cultivan en la tierra, de gran estima y arraigo dentro del municipio. No en vano, gracias al vino se celebra la famosa fiesta de 'el gran carro de San Andrés' el 30 de noviembre.
La artesanía
La labor artesanal en Vilaflor se encuentra bastante bien representada a partir de distintas modalidades, que van desde la cerámica, los encajes o la propia elaboración de dulces. La actividad presente a día de hoy constituye un claro reflejo de los oficios del pasado, pero lo que antes era una labor de necesidad hoy ha pasado convertirse en una actividad más orientada al comercio, tanto para los vecinos canarios como para cualquier turista que acuda de visita. Algunas de estas actividades se aprenden en talleres que organizan asociaciones de vecinos, o pasa de generación en generación. Todos los productos se exponen en tiendas de artesanía, panaderías y dulcerías y en el Mercado de Artesanía Española, que se erige como el mejor expositor de las distintas muestras que tienen lugar en los distintos barrios del término.
Dentro de Vilaflor existen al menos cuatro artesanas que dedican su labor a crear prendas y productos de cerámica, rosetas, macramé y encajes. Por otro lado, el mejor lugar para degustar los sabrosos dulces típicos del municipio es la Dulcería Vilaflor, situada en la Calle de los Castaños, en la medida que están especializados en la venta de repostería local. Igualmente, la empresa 'Dulces Artesanales Hermano Pedro' es también especialista en la elaboración de ricos manjares como tortas de almendras, rosquetes de vino, almendrados, galletas de mantequilla, rosquetes rellenos, rosquetes fritos, galletas de mantequilla, merengues, truchas, pan de higo o la pelota de gofio.
Con respecto a la cerámica, esta se realiza con barro y sigue los mismos patrones de ejecución propios del archipiélago. Sin embargo, al igual que ocurre con el macramé, no tiene un plasmación tan importante como otras técnicas. Por el contario, la roseta y el encaje son labores que han perdurado en la tradición del pueblo, tal y como queda demostrado en distintas tiendas y puestos particulares. Sobre el pique o almohadilla circular dura se distribuyen los alfileres alrededor de los cuales se enhebra el hilo de algodón y siguiendo la imaginación y un diseño propio, se teje la roseta con una aguja de coser.
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11.1. El Vilaflor destaca, por encima del resto, el trabajo en tejido. (CRed) |
Por su parte, el encaje de Vilaflor, llamado también punto de aguja, consiste en una variada gama de diminutos nudos realizados con una aguja de coser y rematados por un cordón hecho a ganchillo o croché. Las piezas que resultan por manos expertas, tienen una plasmación en el mercado a través de pequeños comercios. |