Son muchas las plantas y métodos curativos que forman parte de la cultura local y que han servido como cura a las variadas enfermedades sufridas por la población. Entre los oficios presentes en la localidad estaba el de curandero, persona sabedora de muchas de las propiedades curativas de las plantas que viven en Granadilla.
Granadilla posee un amplio muestrario de plantas endémicas y foráneas cuyas propiedades curativas son conocidas por su población desde la etapa aborigen, propiedades, que más tarde expertos en medicina han reconocido. Son muchas, por lo que solo nombraremos algunas de las que forman parte del patrimonio natural del municipio.
Son el drago cuya sangre corta las hemorragias y cicatrices; las hojas y sumidades del poleo, calman el catarro y la congestión nasal, conforta el estómago y favorece la digestión; las raíces y las hojas de la magarza curan el dolor de muelas, de estomago, los trastornos menstruales, las crisis asmáticas y sirve como antiinflamatorio.
Otras plantas son la lavanda, la salvia canaria, el tomillo, la vinagrera, la zarzaparrilla, el pino canario y el laurel, entre otras. Del conjunto de plantas foráneas se utiliza el acebuche, el ajo, la calabaza, la cebolla, la cola de caballo, el eucalipto, el orégano y la hoja de parra o vid.
Plantas medicinales
11.5. Una muestra de algunas de las plantas medicinales que se encuentran en la localidad. (Manuel Gil Glez.)
En Granadilla de Abona se ponía remedio a enfermedades oftalmológicas como el orzuelo pasando tres veces por el parpado del enfermo una llave antigua, después de haberla dejado al sereno de la noche, y haciendo la señal de la cruz cada vez. También se utilizaba el rabo de un gato negro. La conjuntivitis se curaba con infusión de albahaca y los leucomas como consecuencia de un golpe se remediaban con polvo molido del hueso de un calamar.
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