La gastronomía

Prácticamente en todo Tenerife, salvo algunas variaciones locales, se sirve y se come lo mismo. Así, en los diferentes restaurantes y casas de San Miguel de Abona se puede degustar la rica y sencilla comida canaria, en donde destacan distintas carnes y pescados y en donde tanto la papa arrugada como el mojo (verde o rojo) son los productos estrellas. El gofio (revuelto o amasado; "gofio barquero") es otro clásico que no falta en la mesa de todo sanmiguelero, como lo son también los quesos de leche de cabra, la carne de cabra guisada, los pescados como jarea (sama), el pulpo, la vieja, etc. así como el conejo en salmorejo, la jalea asada, los cocidos, la fritura, el rancho canario, el potaje de verduras y sobre todo 'el pringao', propio de la localidad de Tamaide. Muchos otros dulces, rosquetes y productos de repostería de gran éxito local se reparten en las distintas panaderías y bollerías del municipio.

11.1. Muestra de algunos dulces típicos propios de San Miguel de Abona. (ASMI)

Igualmente, el municipio forma parte de la zona de producción de un producto que sobresale por su calidad: el vino. De hecho, en el sur de Tenerife, especialmente en la Comarca de Chasna-Abona, se encuentra la Denominación de Origen de Abona, que comprende los municipios de Adeje, Arona, Vilaflor, San Miguel de Abona, Granadilla, Arico y Fasnia y que dan lugar a vinos de calidad. Los terrenos donde se cultivan las vides son de dos tipos: una zona media dominada por los jables que confieren al vino una personalidad propia y una zona alta donde la tierra negra predomina. La cepa listán blanca, en un 80%, y la cepa listán negra, con el 15%, ocupan parte de San Miguel y la mayor superficie del viñedo cultivado en la Comarca; el otro 5% restante, lo constituyen otras variedades importantes que se están recuperando a día de hoy como el Negramoll, Gual, Verdello, Malvasía, Vijariego, Marmajuelo o Sabro entre otros.

La artesanía

Probablemente, uno de los motivos por el cual se conoce el municipio de San Miguel de Abona es porque surtía a prácticamente toda la isla de loza que se emplea en la fabricación de viviendas. Pero esto es solo una parte de la notable labor artesanal que atesora el término, en donde se practica la cerámica (según varios autores desde el tiempo de los guanches) o el trabajo en telas, destacando el bordado o el calado. De esta manera, a pesar del paso de los años y del hecho de que las actividades tradicionales no sean tan importantes como antaño el municipio sigue manteniendo su estatus en esta materia e incluso se lucha porque las generaciones venideras lleven a cabo esta práctica tradicional, a través de cursos de iniciación promovidos por el propio ayuntamiento. Asimismo, destaca la alfarería popular de San Miguel de Abona se convierte en uno de los reclamos más señalados por parte de vecinos y para todas aquellas personas que se sientan atraídas por ella y por el referente de las famosas loceras de San Miguel.

Por antonomasia y por supuesto en la actualidad, la artesanía de San Miguel de Abona se organiza en base a tres técnicas principales: la cerámica, la alfarería y el trabajo en telas. De la cerámica se desprende el trabajo en loceras o locetas, para el piso de las viviendas, de gran categoría en la actualidad, pero con mayor fama en el pasado, en la medida que en su día se fabricaron numerosas baldosas para las viviendas del creciente sur de Tenerife. En la actualidad, permanece este oficio con la presencia de varios loceros y loceras y de pequeñas y medianas empresas.

Dentro la alfarería destaca numerosas piezas de barro que imitan las técnicas tradicionales de los aborígenes canarios. Existen distintos tipos de piezas para usos domésticos con la inscripción de diversos motivos decorativos específicos. En la actualidad muchos artesanos siguen llevando a cabo estas tradiciones y ofreciéndolas tanto en comercios como en ferias artesanales. Con respecto al trabajo en tela, tradicionalmente elaborado por mujeres, destacan bordados, calados y las conocidas rosetas, todas ellas de espléndida factura.

11.2. Típicas rosetas de San Miguel de Abona. Su elaboración requiere un claro dominio de la técnica. El resultado es siempre bello. (ASMI)

El calado es una tarea de bordado basada en una técnica consistente en ir deshilando una tela tensamente sujeta a un bastidor de madera, que requiere gusto, paciencia y precisión. El resultado se suele aplicar, sobre todo, a la mantelería y es de una gran belleza plástica. La roseta consiste en formar dibujos con hilos que se van cruzando entre alfileres puestos en un pique-pequeño soporte casi esférico realizado en trapo.