La salud de muchas personas de la localidad dependió, en muchas ocasiones, de las propiedades curativas de determinadas plantas y de la sabiduría de los curanderos presentes en la localidad. La abundancia de hornos de brea de los cuales se obtenía dicha sustancia no solo servía para el calafateado de los barcos, sino que además se habla de los poderes curativos del agua y los vapores resultantes de la operación.
Para curar enfermedades oftalmológicas, como los orzuelos, las gentes del lugar se pasaban sobre la zona afectada el rabo de un gato negro, con el que dicen que sanaba. La conjuntivitis se curaba utilizando la clara del huevo.
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11.6. Los guanches utilizaban la sabia del pinar para preparar un emplaste y cubrir así sus heridas. En siglos posteriores la población recurrió a muchas de las plantas del sotobosque para curar sus enfermedades.(DL) |
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