Desde la época de los aborígenes y sobre todo después, una vez los primeros castellanos se instalaron en las islas, los habitantes de Canarias han llevado a cabo un uso histórico de los recursos que ofrece el territorio para paliar las afecciones y problemas sanitarios de las personas. En ese sentido, las plantas, los animales o el mar eran remedios curativos que según que dolencia se utilizaba en mayor o menor medida.
Para ilustrar esta realidad se pueden destacar crónicas que se remontan al siglo XVIII, como la del navegante inglés George Glas describió las costumbres de la isla, contaba que algunos pescadores cogieron una gran tortuga, y tras cortarle la cabeza, todos bebieron su sangre con sus manos alegando “que era un remedio excelente contra el prurito”, puesto que tenían “sus manos llenas de costras y úlceras”. Asimismo, en el XIX el investigador francés René Verneau se refería a las condiciones sanitarias de la época relatando que en las inmediaciones de La Oliva vio como “seis mujeres tendidas a la sombra de una roca se buscaban mutuamente los parásitos de los que su cabeza estaba llena”.
Por otro lado, resulta interesante destacar que a pesar de la escasa vegetación existente (menos que en otras islas) y de los medios con los que contaba Fuerteventura en general y La Oliva en particular, existieron curiosos métodos y remedios curativos fruto de la extraordinaria sabiduría de sus gentes, entre las que nunca faltaría la figura del sanador, estelero o curandero, los cuales recomendaban sus recetas médicas a base de hierbas y preparados naturales, en tiempos en donde no existían los centros de salud actuales. Del mismo modo, prácticamente cualquier habitante del medio rural (pr�cticamenta la totalidad de los pobladores) conocía perfectamente que remedio aplicar en cada situación, aunque ello no quiere decir que también existiesen figuras notables como el el hierbero y el pastor, conocedores de las propiedades curativas de muchas plantas de la zona.
A día hoy, la medicina tradicional no se sigue llevando como antes, sobre todo porque se ha ido perdiendo de generación en generación. No obstante, ello no quita que el saber vernáculo siga vivo a través de algunas personas. De igual manera, hoy no se deben olvidar las propiedades curativas de la sal, que se extrae de las únicas salinas que existen en la isla o también del aloe vera, presente en el municipio. Otras plantas curativas de la localidad son la Lavanda, el Peralillo (presentes en Vallebrón), la Salvia, el Tarajal, el Acebuche, Abrepuños o la Palmera canaria, cuyas hojas, corteza o frutos eran utilizados como remedios sanitarios.
Algunas plantas curativas de La Oliva
2.18. Algunas de las plantas con propiedades medicinales que forman parte del municipio. (MC) |