La interacción del hombre con el medio durante más de cinco siglos de historia ha ido conformando el paisaje que se muestra ante nosotros. Gavias, hornos de cal, antiguos asentamiento, molinos, huertas de cultivos abandonadas y una cubierta vegetal reducida son testigos, aún vivos, de los ciclos agrarios y demográficos del pasado, que afectaron a esta parte de la isla de Fuerteventura.
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2.13. Introducidos entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX aún se pueden observar numerosos molinos, testigos inertes de la tradición cerealística de esta zona de la isla. (www.fuerteventuraenimagenes.com) |
A finales del pasado siglo, la irrupción del sector terciario es una cuestión imparable, dando lugar a una transformación estructural de la economía local. Se produce un abandono del sistema agrícola tradicional y el sector terciario pasa a ocupar el primer lugar en el Producto Interior Bruto (PIB), impulsado por los servicios prestados en el mundo urbano y por el desarrollo alojativo turístico.
La actividad agraria se centra en el cultivo del tomate para la exportación y en otros cultivos como el calabacino, el pimiento, el pepino, los melones, etc. en pequeñas huertas para el consumo local. Ahora los recursos se importan, en el interior la población aumenta (en densidad y número), disminuye la población activa que trabaja en el campo, a favor de los servicios, y la superficie cultivada se reduce.
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2.14. Los hornos de cal fueron construcciones de una gran importancia. En la imagen horno de cal situado en Los Estancos. (www.fuerteventuraenimagenes.com) |
Panorama actual
Hoy el medio rural es valorado y se convierte en una oferta complementaria al turismo de sol y playa de la costa. Los barrios rurales del interior son ahora residencia de aquellos que trabajan en la costa. Asimismo el espacio rural presenta una diversidad de actividades productivas y de servicios. Se mejoran los servicios (sanidad, educación, las vías de comunicación, ocio, etc.), y se construyen casas y hoteles para el turismo rural.
Del mismo modo se mantienen tanto las actividades agropecuarias como las ganaderas, con su propio cultivo de forraje (millo y alfalfa), y se recupera parte del patrimonio arquitectónico (gavias, molinos y molinas, etc.) creando en ellos museos donde poder conocer las costumbres, productos, etc. de la localidad. Hay que sumar la creación de los E.N.P. y de la Reserva de la Biosfera que contribuyen a la mejora del medio natural y aquellos proyectos destinados al florecimiento, desarrollo y valoración del medio rural llevados a cabo por el Cabildo de la isla y grupos como GDR Maxorata, gracias a los Fondos Europeos Agrícola de Desarrollo Rural (LEADER).
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