Como en todas las sociedades tradicionales existieron curanderos, sanadores o esteleros que solían remediar las enfermedades con hierbas, aceites, vendas, rezados, etc. Sin duda uno de eso personajes fue Andrés García, "Fray Andresito", conocedor de la medicina popular y de muchas de las propiedades curativas de las plantas de Canarias y en especial de la isla de Fuerteventura.
Algunas crónicas describen la utilización de ciertos animales para sanar algunas enfermedades de la población; "En el siglo XVIII, el navegante inglés George Glas describió como algunos pescadores de la isla cogieron una gran tortuga, y tras cortarle la cabeza, todos bebieron su sangre con sus manos alegando "que era un remedio excelente contra el prurito", puesto que tenían "sus manos llenas de costras y úlceras".
Animal de gran importancia fue el camello o 'güelfo', como también se le conoce en Fuerteventura. No solo resolvía muchas de las faena cotidianas de la población sino que además poseía propiedades curativas, se dice que; "la leche de camella era muy estimada como tónico medicinal, combatir el raquitismo, la grasa de su joroba era muy estimada como producto medicinal. Se solía usar en masajes, para curar esguinces y torceduras, y las almorranas así como otras enfermedades".
Según las fuentes se sabe que "a principios del siglo XX existió en la isla el médico de los corderos, sanador popular que recorría la isla en burro administrando hierbas y preparados naturales a quienes demandaran de sus servicios." También estuvo la figura del hierbero y el pastor, conocedores de las propiedades curativas de muchas plantas de la zona como la lavanda, planta que se utilizaba contra los dolores de cabeza y la desinfección de heridas y llagas; el tarajal como astringente, contra las opilaciones del hígado y del baso; el acebuche que rebaja la tensión sanguínea y aminora la fiebre; el abrepuños como diurética, emenagoga y afrodisíaca; la palmera canaria cuyas propiedades curativas ablandan la tos, combaten el catarro e incluso los tumores de la piel; el rábano marino, entre otras muchas plantas que sirvieron a la población para luchar frente a las enfermedades que por aquél entonces se sufrían.
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