El pueblo guanche, como todos los pueblos del mundo, se sirvió del canto y del baile para expresar sus sentimientos. ¿Cómo era aquella música aborigen? Son los cronistas e historiadores etno-musicólogos los que nos lo explican.
TEXTOS DE CRONISTAS E HISTORIADORES
Reseñamos lo que han dejado escrito varios autores acerca de los cantos y bailes aborígenes:
Gómez Escudero: «Los bailes de Gran Canaria los hacían con varas de drago pintadas, zapateando y dando cabriolas. Se celebraban en recintos preparados para tal fin. Cantaban canciones lastimeras y sentidas». Refiriéndose a La Gomera escribe: «Oyendo cantar solían llorar y enternecerse; así la cosa era trágica y lastimera».
Fr. Alonso de Espinosa: Sobre Tenerife dice: «Los bailes y cantos se celebraban con motivo de «juntas generales», en las cuales, además, se comía de todo lo que se podía ofrecer».
Fr. Abreu Galindo: «Los cantares aborígenes eran cortos». Refiriéndose a los naturales de Gran Canaria dice: «Repetían una cosa muchas veces a modo de estribillo». Sobre los de Fuerteventura y Lanzarote afirma: «Las sonadas las hacían con pies y manos, muy a compás y graciosamente». Acerca de los naturales de La Palma nos cuenta: «Bailan alrededor de un montón de piedras en forma de torre y acompañaban cantando endechas». Este autor llama endechas a esos cantares guanches, que consideraban dolorosos y tristes, con un contenido amoroso o funesto.
Antonio de Viana, en su poema, nos habla de una danza muy curiosa, en la que se daban mil saltos y ligeras vueltas.
Fr. Juan de la Puente: «Gustaba mucho, aún hoy, de cierto baile o saltarello muy gracioso, que llamamos en España «Canario», por haber venido su uso de aquellas islas».
T. Marín y Cubas: «Usaban el zapateo, a modo de villano que usaban en España, llamado el «canario», a un tiempo con pies y manos palmeando el suelo y rodillas y saltando y éste es de mujeres y también de ellos, caminando unos hacia otros al son de muchos silbos, que no hay otro instrumento en la boca».
J. Viera y Clavijo: «Acompañábanse en el baile de tamborcillos y flautas de caña; pero cuando carecían de estos instrumentos agrestres, formaban con manos y boca unas sinfonías o sonatas muy a compás.» «¿En qué parte del mundo no es celebrado el baile canario por su tono vivo, alegre y lleno de expresión?» «Los naturales de la isla de El Hierro practicaban una especie de contradanza cuya figura consistía en tomarles las manos y marchar ambas líneas, una hacia adelante y otra hacia atrás, dando furiosos saltos, todos juntos y paralelos. Acompañaban este baile con un aire de endechas lúgubres».
ESTUDIOSOS DE LA MÚSICA ABORIGEN
Sobre textos de los autores citados anteriormente y otros datos, destacan dos estudiosos sobre la música guanche:
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Figura esquemática femenina en barro cocido. Hoya de San Juan, Arucas, Gran Canaria. M.C. |
Rafael Hardisson, que con el seudónimo de «Amaro Lefranc», publica en 1942 «Lo guanche en la música popular canaria» y, en los años cincuenta, sobre las endechas aborígenes y el «tempo canario».
Lothar Siemens, etnomusicólogo grancanario, que a partir de los años sesenta, se ocupa de los instrumentos, bailes y endechas aborígenes.
CANTOS Y BAILES (20)
Sus bailes eran bruscos, violentos, nerviosos, con brincos y piruetas.
Es posible diferenciar tres tipos de danzas aborígenes: (43)
—Competitivas, entre dos contendientes, con cierto sentido guerrero.
—Rituales, haciendo con ellas rogativas para implorar la lluvia, o en ceremonias religiosas.
—Festivas, en grupos enfrentados, acercándose o alejándose al son de los saltos.
Los cantos se consideraron dolorosos, tristes, enternecedores, de temática amoroso o de lamentación de desgracias. Las endechas, estrofas de cuatro versos de seis a siete sílabas, son las únicas que conocemos con su letra aborigen. Recogidas por los antiguos cronistas se conservaron estos modelos, a los que se acompaña la traducción correspondiente:
Endechas de El Hierro
Mimerahaná, zinu zinuhá
Ahemen aten haran huá
Zu Agarfú fenere nuzá.
¿A qué nos traen, para
llevar de aquí para allá?
¿Qué importa leche, agua y pan,
si Agarfa no me quiere mirar?
Endechas de Gran Canaria
Aicá maragá, aititú aguahae
Maicá, guere; demacihani
Neigá harunici alemalai.
¡Venid de bienvenida!
Esta gente forastera mató a mi madre;
y como dependo de mi hermano,
y estamos separados,
quiero casarme.
(Traducción de Juan Álvarez Delgado)
Un famoso baile de las islas fue conocido con el nombre de «el canario». Baile de filas enfrentadas y de carácter festivo, que se puso de moda en las cortes europeas. Cuando retornó a las islas estaba algo cambiado.
Según el erudito Antonio Lugo y Massieu, de «el canario» proceden el tajaraste, el sirinoque, el tango herreño y el «corrido».
Lo que en la actualidad tienen los bailes de triste, parece ser de estirpe guanchinesca. No obstante es una tristeza espiritual, que los diferencia de otros cantos y bailes con ellos emparentados. Es el sello típico del isleñismo.
Se suelen considerar prehispánicos, por su mayor primitivismo estructural, los siguientes bailes y tonadas de las islas: el sirinoque, el tajaraste, el baile del tambor o tejaraste gomero, el tango herreño, etc.
Para Lothar Siemens, el sirinoque es el único baile de sustrato guanche.
J. Álvarez Delgado, como lingüista, opina, sin embargo, que los términos arrorró y tajaraste son voces guanches: «agrur‑u» = niño mío; «tagarast» = muesca, sonido de rascador.
INSTRUMENTAL
Viana nos habla del uso de calabazas con piedrecillas dentro, de tamboriles de drago, de flautas de cañas huecas, de gaitas de tallos y de cañutos de cebada, etc. Pero Viana se deja llevar por su fantasía de poeta.
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Tambores y Chácaras son considerados instrumentos musicales utilizados por los guanches. P.F. |
L. Siemens nos dice que el instrumental era escaso y muy rudimentario, concretándose en palos, collares de hueso o de caracoles marinos, recipientes de barro con piedras dentro, etc.
J. Bethencourt Alfonso, refiriéndose al «tagoro del Beñesben», dice que los guanches aparecían por distintos senderos «atronando el espacio con ajijibes, cantos, bucíos, silbos, tambores y tajarastes.» «Eran sus instrumentos músicos de percusión, de frotación y de aire. Figuraban entre ellos el tambor o tamboril, el tajaraste o pandero, la chácara de conchas marinas o lapas y madera de acebuche y de sabina, el carrascal de brezo (rascador) y la flauta dulce de caña, laurel o higuera vicaria.» |