| Lola de la Torre y Lothar Siemens son los principales  investigadores de la historia musical en las islas, que para su información cuentan  con tres legados fundamentales: El primero, es el archivo de la Catedral de  Las Palmas, pues terminada la Conquista y erigida la Catedral, su capilla  de música alcanzó una actividad muy intensa hasta el siglo XIX. El segundo, es  la sección musical del Museo Canario, que es donde se conservan las  obras de los músicos posteriores al apogeo catedralicio. El tercero, es el Conservatorio  de Música de Santa Cruz de Tenerife, donde se está organizando la  concentración de obras de músicos tinerfeños. 	  El presente capítulo se basa fundamentalmente  en el enfoque y datos aportados por Lothar Siemens, así como la  información ofrecida por Agustín León de Villaverde, ex director del  Conservatorio de Santa Cruz de Tenerife. PRIMERAS APORTACIONES CANARIAS A raíz de la Conquista se difunde a través de  España y por las cortes europeas, sobreviviendo hasta el siglo XVIII, la  vistosa danza aborigen: El Canario. 	  Asimismo se popularizan en la Península, a  mediados del siglo XVI, las endechas canarias. Estas han sido  consideradas de procedencia también aborigen; sin embargo algunos autores las  presuponen de origen judaico, aunque reelaboradas en las islas. SIGLO XVI Distintos maestros se van sucediendo durante  este siglo en la capilla de música de la Catedral de Las Palmas. Cultivan la  polifonía de los más afamados compositores de la época, tales como Josquin des  Préz, Morales, Victoria, Palestrina, etc. Probablemente a causa de la  devastación de la ciudad por los holandeses en 1599 no quedan composiciones de los  propios maestros de la Catedral. Bartolomé Cairasco de Figueroa. (Las Palmas de  G.C., 1538-1610). Desde muy joven es canónigo de la Catedral. Su formación  italiana renacentista le prepara para dedicarse a distintos quehaceres. Es  traductor del poema heroico «Jerusalén» de Torcuato Tasso; es nombrado  diputado para parlamentar con los holandeses invasores; además de ser famoso  poeta, el primer poeta culto canario, alabado por los principales literatos de  aquel Siglo de Oro español, fue un destacado músico. Fue diestro tocador del  clavicordio. Compuso la música de los villancicos y madrigales incluidos en sus  propias obras canarias de teatro, así como algunas chanzonetas polifónicas. SIGLO XVII Desde este siglo al XIX se conservan en el archivo  de la Catedral de Las Palmas más de dos mil obras, siendo en su  mayoría piezas de notable calidad artística. Las hay de los grandes músicos  españoles de esta época y de músicos extranjeros, entre los que destaca la  única obra completa que se conserva en el mundo del gran maestro portugués del  siglo XVII, Juan Soares Rebelo. Asimismo aparecen muestras manuscritas  de gran antigüedad de obras de Bach, Mozart, etc. 	  Lo más original reside en las  cuantiosas composiciones de los maestros que actuaron en la Catedral. Melchor  Cabello, conocido en la historia musical española por Fray Melchor de  Montemayor al profesar como jerónimo, es el más antiguo del que se conservan  composiciones. 	  Antes de mediar el siglo, en los últimos diez  años de su vida, actuó el famoso maestro portugués Manuel de Tabares,  dejando una selección de obras admirables. Luego se suceden otros menos  conocidos como Juan de Navas, Francisco Redondo, Miguel de  Yoldi y Juan de Figueredo Borges. 	  En 1676 llega Diego Durón, joven de 18  años, hermano de Sebastián Durón, famoso maestro en la corte española y en el  exilio. Diego Durón fue un polifonista y policoralista de primera fila, pero su  trabajo, silencioso durante 55 años en Las Palmas, quedó relegado al ámbito  insular. Posee cerca de 500 obras, incluidas algunas de inspiración canaria,  como villancicos y obras como «Cuatro tratantas de la plaza», «El alcalde de  Tejeda», «Los muchachos de  Canaria», etc. SIGLO XVIII El valenciano Joaquín García sucede a  Durón, componiendo más de quinientas obras con un nuevo estilo de desenfadado y  sabor dieciochesco, lleno de gracia y españolismo, en las que abundan las  cantadas a voz sola con acompañamientos instrumentales. 	  A partir de la segunda mitad de este siglo es  cuando se pueden encontrar en la Catedral composiciones de autores canarios,  siendo los más destacados: Mateo Guerra, discípulo de Joaquín García; Antonio  Oliva, tinerfeño de Garachico, José Rodríguez Martín, Agustín  José Bethencourt, José María de la Torre y Cristóbal José  Millares. 	  Vive también en este siglo de la ilustración  el literato tinerfeño Tomás Iriarte, que además de fabulista, es un  original compositor de melólogos. Fue asimismo autor de un poema pedagógico  titulado «La Música». 	  En el Gobierno de Carlos lIl se fundan,  libres de control estatal, las Reales Sociedades Económicas de Amigos del  País, a imitación de la Sociedad Vascongada. En Canarias, se crea una en  Tenerife, otra en Las Palmas y otra en La Palma. En conexión con la  intelectualidad de estas sociedades se inicia una actividad musical no eclesiástica,  simplemente ciudadana, apoyada por la burguesía y por los propios  músicos de la Iglesia de la Concepción de La Laguna y de la Catedral de Las  Palmas. SIGLO XIX Es el siglo decisivo para el desarrollo de la  música en Canarias. Uno de los hechos más importantes es la creación de Sociedades  Filarmónicas, una en Tenerife y otra en Las Palmas (1845), siendo las más  antiguas de España. 
	  
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	    | La Catedral de Las Palmas ha sido el principal centro canario en donde se ha desarrollado la música culta. A.L. |  	  En esto contribuyeron varias causas. Una es  la citada promoción musical de las Sociedades Económicas de Amigos del País.  Otra, la afluencia de maestros de gran talla huyendo de la invasión  napoleónica, como el madrileño José Palomino, procedente de la corte  portuguesa, y el siciliano Benito Lentini, que se estableció en Las  Palmas. A Tenerife llegó un importante compositor francés, Carlos Guigou,  que de paso hacia La Habana, a donde iba contratado, se quedó en Tenerife. En  Santa Cruz organizaba conciertos, según la moda parisina, ejecutados por  centenares de músicos, requiriendo para ello la presencia de distintas bandas  de los pueblos. Una tercera explicación para el desarrollo de la música  extraeclesial fue la división del Obispado de Canarias en 1828, con lo que se  mermaron las rentas que podían mantener la brillante actividad de la Capilla de  música de la Catedral de Las Palmas. 	  Otro aspecto destacado en este siglo es la  aparición de importantes compositores canarios, sobresaliendo la figura de Teobaldo  Power como autor de los «Cantos Canarios». Agustín Millares Torres (Las Palmas, 1826‑1896).  Además de novelista e historiador fue compositor y director orquestal. Era  nieto del músico Cristóbal José Millares. Por suscripción pública fue enviado  al conservatorio de Madrid cuando era joven, pero al morir su padre regresó a  Las Palmas para cuidar del mantenimiento de su madre y sus seis hermanos  menores. Sus obras y zarzuelas se inspiran en temas literarios puramente  románticos, escritos por él mismo. 	  Hay que señalar aquí la figura del aragonés Bernardino  Valle, discípulo de Arrieta, que fue contratado en 1878 para la Filarmónica  de Las Palmas, habiendo triunfado con su célebre «Serenata española». Vivió en las islas durante cincuenta años desvinculado de la Península.  Dejó una copiosa producción entre la que destaca su cantata sobre el  Descubrimiento de América, que fue premio nacional de música en 1892. 
	  
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	    | Teobaldo Power, compositor de los Cantos Canarios. Monumento en Las Mercesdes. La Laguna. J.D. |  |  Teobaldo Power (Santa Cruz de  Tenerife 1848‑Madrid, 1884). Su familia era de origen irlandés y de joven se  trasladó con ella a Barcelona. Luego marchó a París, estudiando en el  Conservatorio Imperial de esa ciudad. Siendo alumno escribió varias  composiciones, algunas de ellas sinfónicas. Su profesor había manifestado las  buenas dotes que Power tenía para la música. 	  Al principio su música fue dramática, hasta  que escribió una zarzuela, que no se llegó a estrenar. Compuso una opereta  titulada «A Normand, Normand et demi». Con ella demostró sus  aptitudes para el género lírico teatral. 	  Su mayor éxito fue los «Cantos  Canarios», antología o resumen musical del espíritu del Archipiélago. Con  esta obra logró prodigios de composición e instrumentación. Obra compuesta en  una casa de Las Mercedes (La Laguna), de cuyo monte era una gran admirador y en  la que vivió tres años recuperándose de su mal estado de salud. 	  La noche que se estrenó «Cantos Canarios», él mismo dirigió la Orquesta Filarmónica «Santa Cecilia», cuyo  director era el también compositor y amigo Juan Padrón. 	  Pianista de gran valía, viajó por varios  países dando conciertos. Fue autor de textos para la enseñanza de la música.  También fue profesor de piano de la Escuela Nacional de Música y organista de  la Real Capilla, ambas en Madrid. Aún existen en el Conservatorio de Música de  Santa Cruz muchas obras suyas inéditas. Santiago Tejera,  grancanario, compositor, en esta época, de zarzuelas de ambiente canario: «Folías  tristes» y «La hija del mestre». Juan Reyes Bartlett, tinerfeño del  Puerto de la Cruz, compone también temas canarios y canciones basadas en la  poesía de Bécquer. Su obra más conocida es la zarzuela «Mariadela». Andrés García de la Torre fue otro compositor  grancanario aunque más sofisticado. Logró estrenar en Milán su ópera «Rosella», cuya partitura fue impresa allí por la casa Fantuzzi. 	  La actividad de estos últimos músicos se  prolongó hasta los años cuarenta del siglo XX. SIGLO XX El cambio de siglo tuvo durante largos años  el aliciente de las reiteradas estancias en Gran Canaria, participando  activamente en la vida musical isleña, del ilustre músico francés Camilo  Saint Saëns. Realizó conocidas obras para piano como «Las campanas de  Las Palmas» y «EI vals canariote». En esta época  proliferan importantes intérpretes: el barítono Néstor de la Torre; el  violinista José Avellaneda, compositor también, y el ingenioso  guitarrista y compositor para orquesta de cuerda, Víctor Doreste. 	  Después del vacío que dejó la Guerra Civil se  tuvo que reorganizar las Sociedades Filarmónicas. En Las Palmas se debe al  impulso del entusiasta melómano Miguel Benítez Inglott, a la presencia  fugaz del maestro Obradors, hasta la llegada en 1951 del gran director y  compositor catalán Gabriel Rodó. Fue éste también un magnífico  violoncelista, dominando a la perfección técnicas musicales expresionistas,  organizador del conservatorio de música y creador de una orquesta juvenil. Las  rencillas politiqueras le obligaron a marcharse a Bogotá en 1963, donde  falleció a los pocos meses de su llegada. Fue el último director‑compositor que  pasó por Las Palmas. 	  En Tenerife fue menos difícil la  reorganización de la Sociedad Filarmónica gracias a la ininterrumpida labor del  compositor y director insular Santiago Sabina (1895‑1965). Entre sus  obras destacan la zarzuela «Fuentes de los Álamos» y la ópera «Nelva» que fue presentada por Toscanini en Milán.Actúan también en Las Palmas todos estos años  una serie de compositores guitarristas canarios: Francisco Alcázar,  quien compone piezas morunas de difíciles ritmos, y su discípulo Efrén  Casañas. Independientemente está Blas Sánchez, establecido hoy en  París.
 	  Terminando con los compositores tinerfeños,  hay que señalar a Juan Álvarez García, nacido en Santa Cruz. Fue  director de la Orquesta y podría haber sido un gran compositor si no hubiera  muerto tan joven. Compuso la opereta «Arrorró», la ópera «Christus», estrenada  en Madrid por Miguel Fleta, y algunas zarzuelas.  	  Otro compositor tinerfeño es Julio Navarro  Grau, que siendo ya mayor se puso a componer. Su obra es de corte sacro y  tradicional, destacando: «Réquiem», «Misa», «Oratorio», «Endechas Guanches», etc. 	  Por lo que respecta a los compositores de  Gran Canaria, tienden a creaciones vanguardistas. En primer lugar hay que  mencionar a Juan Hidalgo Codorniu, ya que su estreno de 1948 en Las  Palmas resultó «revolucionario». Recorre Francia, Suiza e Italia. Cuando  regresa a España en 1959, habiendo aprendido las técnicas del serialismo  dodecafónico, su obra va media docena de años por delante de los jóvenes  van-guardistas catalanes y madrileños. Así, hasta hoy continúa en ese  controvertido vanguardismo. Obras suyas son «Ukanga», «Tamanagua», para  24 pianos, efectos especiales...  	  Desde Las Palmas también se incorpora a la  nueva escuela madrileña Carlos Cruz de Castro, cuya obra alcanza ya  resonancias internacionales.  	  Por último, residiendo en Las Palmas queda Juan  José Falcón (1936), compositor forjado en ambiciones wagnerianas, que  trabajó también las técnicas vanguardistas. Obras suyas son: «Poema coral de  Atlántico», «Cantas hesperidum testi», «Atis Tirma», etc. 	  Como compositores de temas sinfónicos  regionalistas citaremos a Néstor Alamo, con obras como «Sombras del  Nublo» y «Maspalomas y tú», y a José María Millares, con «Campanas  de Vegueta». CANTANTES E INSTRUMENTISTAS 
	  
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	    | Alfredo Kraus, de los más detacados tenores del panorma mundial. El Día. |  Hay que señalar el prestigio nacional e  internacional de algunos de nuestros cantantes. En primer lugar, el eminente  tenor Alfredo Kraus (La Palmas de G.C.,1927). Ha debutado en los  principales teatros europeos y figura como artista titular del Metropolitan de  Nueva York. Su repertorio incluye óperas románticas italianas y zarzuelas  españolas. También hay que señalar a Jesús Maríategui. Destacan por  Tenerife, María Orán, Isabel García Soto, Matilde Martín,  etc. Por La Palma, Micaela de Francisco. Por Lanzarote, Blas Martínez.En cuanto a instrumentistas, hay grandes  figuras mundiales como Agustín León Ara, violinista, catedrático del  Conservatorio de Bruselas; Guillermo González, pianista, oriundo de  Tejina; Rafael Ramos, grancanario, violonchelista,  solista de la Orquesta Nacional; Pedro  Espinosa  pianista vanguardista ; así  como Gustavo Díaz, pianista tinerfeño, y  Sergio Marrero, violinista grancanario.
 ORGANIZACIONES Y ACTIVIDADES MUSICALES Hay que señalar, en los últimos años,  distintas manifestaciones y agrupaciones musicales en las islas. 	  Por una parte, está el prestigio, dentro del  panorama español y europeo de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, dirigida  por la maestría de Victor Pablo y otro tanto se puede decir de la  calidad de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Por otra, la  actividad musical que tradicionalmente han prestado en los pueblos las bandas de música, dándose casos como el de Arafo, en Tenerife, que siendo  un pueblo pequeño, ha contado con dos bandas. Otro aspecto, es la existencia de  diversas agrupaciones corales y grupos de baile. También hay  que añadir las frecuentes actuaciones de  orquestas y concertistas nacionales e internacionales que se ofrecen al  aficionado isleño, así como la relevancia internacional del Festival de  Música de Canarias, de carácter anual, que se inició en 1985. 	  En el aspecto pedagógico, hay que resaltar al Conservatorio de Música de Las Palmas de G.C. y al de Sta. Cruz de  Tenerife, ambos de rango superior. En éste   ha destacado la labor de Antonio Lecuona, director, pianista y  promotor músical. Igualmente, hay que  señalar al maestro catalán Manuel Borguñó, que llegó a Tenerife en 1941,  aportando sus experiencias pedagógicas, fruto de la inquietud creada por la  Generalitat de Cataluña en tiempos de la II República. Su labor de director  influyó en la creación en Tenerife de varias agrupaciones corales dirigidas por  discípulos suyos. 
	  
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	    | El Teatro Benito Pérez Galdós (Las Palmas de G.C.), sede del Festival de Música de Canarias, junto con el Teatro Guimerá (S/C de Tenerife). D.S. |  |