El guanche, con sus características raciales y culturales, que ya hemos estudiado, constituye el punto de partida del canario actual.
Pero el pueblo español, igual que ocurrió en América, ha sido básico en la reconstrucción de ese nuevo pueblo. Tanto, que es más fácil señalar lo que no es español, que lo que es. Esta dificultad también está en que pueblos y culturas, como Portugal y América, que han influido extraordinariamente en la esencia canaria, presentan semejanzas y relaciones estrechas con la cultura española.
Trataremos de enunciar algunas de las principales influencias extranjeras.
PORTUGAL
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"Magua", palabra portuguesa que expresa sentimietno de amargura y añoranza. A.L. |
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Portugal ejerció un poder decisivo en Canarias, no sólo por sus intervenciones en la Conquista sino, especialmente, por la inmigración de familias portuguesas que llegaron con el establecimiento de la caña de azúcar, traída de la isla de Madeira, una vez que Pedro de Vera conquistó Gran Canaria. Fueron los portugueses los que especialmente trabajaron en los ingenios azucareros, que hasta mitad del siglo XVII constituyeron la base económica de las Islas.
La huella portuguesa perdura en muchos elementos culturales (edificios, instrumentos, etc.), pero es en el vocabulario canario lleno de portuguesismos, donde mejor se puede comprender la influencia de aquel país. Son muchas las palabras referidas a instrumentos de trabajo, a cuestiones agrícolas y pesqueras. En el aspecto humano lo que más nos llama la atención es el conjunto de vocablos referidos a aspectos físicos:
Petudo (jorobado), gago (tartamudo), cañoto (zurdo), jeito (movimiento simple), engoruñarse(encogerse), escarrancharse (despatarrarse), lambuzarse (pasar los labios o la lengua por algo y también implica mancharse), engajarse (atragantarse)...
En el aspecto afectivo destaca el vocablo maguas que expresa el sentimiento de amargura ante la imposibilidad de algo.
No sabríamos determinar la razón de esa influencia portuguesa en tales aspectos. Lo que sí podemos decir es que un pueblo, como el portugués, que llega a introducir términos de expresión corporal y afectiva en otro, como el canario, es que su influencia es tan importante, como para pensar que ha contribuido decisivamente en la formación de la esencia íntima de ese pueblo canario.
INGLATERRA Y EUROPA
El caso de Portugal es muy distinto al tipo de influencia que Inglaterra (principal país comerciante con Canarias) pudo dejar en las islas, pues su relación estuvo limitada a cuestiones de paso, propias del comercio y del turismo. En ciertos aspectos, posiblemente, ha incidido más en la burguesía comercial que en el pueblo. Por los términos manejados, observamos que éstos son escasos. Se refieren fundamentalmente a cuestiones comerciales, como «moni» (money = dinero). Los ingleses venían a las islas por vino y nos vendían especialmente tejidos. De éstos se conservan términos como «pullover». Por lo que se refiere al beber, tenemos una expresión muy popular para indicar que le gusta la bebida y es «le gusta el trinque» (drink= beber). También hay términos surgidos por el choque de religión o iglesias en el enterramiento de un inglés. La cherche, del inglés «church», «iglesia», es el cementerio de los no católicos.
La influencia de Inglaterra igual que la de otros países europeos, ha supuesto para Canarias dos aspectos fundamentales: un espíritu tolerante y liberal, por una parte, y por otra, una actitud cosmopolita, abierta al mundo. Piénsese en la influencia de la ilustración y del Surrealismo antes en Canarias que en la Península. Piénsese en hombres universales canarios muertos en el extranjero. Bethencourt y Molina, Negrín, Blas Cabrera, Oscar Domínguez etc.
AMERICA
En la forma de hablar, en gustos y en estilo de vida, el canario tiene cierta semejanza con el sudamericano. Desde el descubrimiento del Nuevo Mundo, Canarias fue la «estación‑puente» entre los dos continentes. De Canarias salieron hombres para poblar las nuevas tierras, unas veces, voluntariamente, y otras, a la fuerza. Desde los primeros años del siglo XVI disfrutaron las islas de licencia para comerciar con América. A partir de 1678 se pone la condición de que un determinado número de familias canarias tuvieran que ir a poblar el Nuevo Mundo. Hoy día, por ejemplo, sabemos que supervive al Sur de Nueva Orleans, en el territorio de Luisiana (U.S.A.) una colonia de «isleños» emigrados en 1778, conservando la lengua y el folklore canario.
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La guagua, debe su nombre a la influencia cubana en Canarias. D.S. |
Pero es con Cuba y con Venezuela con quien Canarias ha mantenido una mayor relación. Son muchos los «isleños», y descendientes de éstos, los que pueblan tales países. Por otra parte, es difícil encontrar en Canarias una familia en que sus antepasados no hubieran estado en Cuba o sus parientes actuales, en Venezuela. Esto ha supuesto un trasiego, un «ir y venir» de palabras, de actitudes, de costumbres..., que ha influido, sin duda, en el alma canaria.
Tontos y sin fundamento
El léxico siempre es un testimonio de esa influencia, del que, como ejemplo, tomaremos una pequeña muestra. De las muchas palabras importadas de América llama la atención la cantidad de ellas que hacen alusión a las personas en la calidad de tontos o por tener un carácter sin fundamento o un carácter presuntuoso. Por ejemplo:
—Machango ( «mamarracho» y «persona sin carácter». En Cuba, «un mono»).
—Monifato («una persona que no es nadie y presume de mucho»—«mono‑fatuo»—. En Cuba, lo mismo).
—Guanajo («persona parada, tonta...». En América, «pavo» y «tonto»).
—Sambumbio («atolondrado». En Cuba, la sambumbia es una bebida dulzona de la caña).
—Singuango («tonto, sin gracia»).
En todos los idiomas proliferan términos que expresan conceptos de este tipo. En castellano, la lista es larga, pero en Canarias, unas veces con origen castellano y otras sin él, se prolongan estas palabras con estilo propio, por ejemplo: sorullo (torpe), tolete (tonto), sollajo (sin luces), chafalmeja (sin fundamento), además de los típicamente castellanos como tonto, idiota, imbécil, estúpido...; luego están otros como babieca, bobera, pazguato, etc.
La abundancia y uso de términos despectivos como éstos, subraya la falta de respeto hacia la persona en el trato humano. Relación de desigualdad, vertical y colonial. De aquí que sea precisamente de América, tierra de colonización y explotación, de donde se han traído muchas de esas palabras insultantes y despectivas.
Esto ha sido una pequeña reseña de la influencia americana, que no se queda sólo en el lenguaje, sino que se hace extensiva a muchos elementos que nos rodean.
Si un hombre de 100 años reflexionara en las distintas oleadas de influencia que ha vivido, se daría cuenta del influjo cubano que experimentó en sus treinta primeros años. Desde la expresión cariñosa «mi negro», que dice la madre al niño, aunque éste sea muy blanco, hasta utensilios como el «machete».
(Aparte de los emigrantes de retorno, fueron muchos los cubanos tuberculosos o aquejados de bronquios y pulmones que venían a Canarias a curarse, especialmente a Las Cañadas. Muchos se casaron y se quedaron a vivir, pero también muchos se morían.)
Luego se percataría de la influencia venezolana que comenzó a notarse por los años cincuenta. Testimonio de esta influencia son esas casas voluminosas y coloridas que se ven en los campos y que son obras de dinero «caraqueño».
INFLUENCIA TURISTICA
Pero a partir de los años sesenta, la influencia, más que americana, es europea, por el impacto turístico que empezaron a vivir las islas.
De los campos la gente acudía a los núcleos turísticos. Comenzaba a «estrenar dinero». Había poca cultura, pero había muchas ganas de poder disfrutar como lo hacían los espigados y rubios turistas extranjeros. Los más jóvenes empezaron a imitar aquel estilo fácil de vida y, en las grandes ciudades, sobre todo, comenzaban los grandes problemas sociales: hacinamiento, incultura, consumismo y hasta delincuencia. Las fiestas populares empezaron a ser sustituidas por la «boite»y el «club», el vino por el güisqui, la convivencia por la evasión y el auto (que en Canarias alcanza un mayor grado de mitificación) y en general, se da un salto brusco al modo de vida consumista, asociado al modelo turístico a imitar.
A pesar de cierto conservadurismo canario, ha existido una actitud excesivamente receptiva a todo lo que viene de fuera. En esto ha influido mucho la incultura y el no ser consciente de la propia identidad cultural. |