Tan sólo trataremos de hacer una breve reseña, a título de curiosidad, de las principales costumbres que estaban presentes, algunas lo siguen estando, en la cultura popular de los canarios. Son muy variadas y están precisando de un estudio analítico y sistemático.
ACONTECIMIENTOS
En el transcurrir de la vida, pasamos por unas fechas decisivas en el orden natural, en el orden religioso o en el orden social, que crean costumbres peculiares según el estilo de cada sociedad.
Concepción y gestación
Se pensaba que las épocas más propicias para la concepción son cuando la luna estaba en cuarto creciente y cuarto menguante. Otras costumbres versaban sobre el sexo de la criatura. Si se quiere tener un niño, se tendrá que orientar la cabecera de la cama hacia el mar, mientras si lo que se quiere es una niña habría que orientar la cabecera de la cama hacia la cumbre.
Durante este período de gestación habían varias creencias: Una mujer tendrá tantos hijos como arrugas en su frente. Además, si el vientre de la gestante, cuando está acostada, parece dividido en dos, verticalmente, tendrá mellizos.
Nacimiento
Destaca la costumbre del zorrocloco, que algunos sitúan en Lanzarote, otros, en El Hierro, y otros, en La Palma. Es posible que se diera en distintas islas. Hay autores que señalan su existencia todavía a mitad del siglo pasado.
La costumbre consiste en que cuando la mujer daba a luz o cuando se levantaba varios días después, el marido hacía el zorrocloco acostándose en otra habitación, cubriéndose bien y simulando estar enfermo. En este periodo se le llena de cuidados, como si se tratara de la parturienta. Se le daban tazas de agua de polvos de raíz de helecho con leche, que llamaban «aguamanes» y que también le daban a la madre y al niño.
Cuando nacía el niño, el zorrocloco ordenaba a la partera que tirara un puñado de mostaza sobre el tejado para espantar las brujas. Así se hacía hasta ser bautizado, mientras el zorrocloco repetía:
«Monte mostaza
sobre el tejado
que en esta casa
nada ha pasado
tapen hendujes (hendijas)
sin que se cuelen
por ellas las brujas».
En el papel del «zorrocloco» hay una actitud de identificarse con la situación de mimo que vive su mujer. ¿Quizás haya una tendencia de identificación más profunda con la maternidad? ¿Es un símbolo de considerar al hijo como parte también importante del padre, a pesar de no sufrir el parto?
Los visitantes solían llevar a la parturienta gallinas, chocolate, bizcochos... Posteriormente regalos al niño. Los de la casa, a su vez, agasajaban con copas, caldo o chocolate a aquéllos.
Existía la costumbre de que la recién parida tomara, durante la cuarentena, muchas tazas de caldo.
Se denomina «velas de paridas» a la costumbre de reunirse, por la noche, durante los nueve primeros días siguientes al parto, vecinos y familiares en velatorio. Su origen parece provenir de los casos en que se encontraban muertos y amoratados los recién nacidos y atribuirlo al efecto de las brujas. Se colocaban tijeras abiertas, en forma de cruz, debajo de la cama, el palmito de ramos en la cabecera de la cama, la escoba con las ramas hacia arriba, para espantar las brujas.
Bautismo
El bautismo ha tenido un valor muy especial. Destacamos sólo dos hechos:
a) El «tú» por «usted»: Desde el momento del bautismo el padrino era tratado de «usted»por el padre, aunque toda la vida se hubieran tratado de «tú». La situación de «compadre» suponía esetratamiento de «usted».
La gente que en los campos todavía practica esta costumbre nos dice que la razón de ello está en el respeto que supone el sacramento. Nosotros creemos que la costumbre debe de provenir del tiempo de la Conquista, en que eran los conquistadores los padrinos de los aborígenes y les enseñarían a tratarles de «usted» a pesar de ser compadres.
El ahijado tiene la obligación de ir donde el padrino cuando lo ve y pedirle la bendición.
Hay varias leyendas que resaltan el papel protector y sobrenatural de los padrinos («Se había perdido un niño y sus padres no logran encontrarlo. El sacerdote aconseja que lo busquen los padrinos y entonces lo hallan»).
b) La refatiña después del bautismo. Ha sido costumbre que el padrino a la salida de la iglesia bote caramelos o dinero a los chiquillos que se tiran a cogerlo en «refatiña». Si era tacaño y no tiraba monedas, le ridiculizaban con el siguiente estribillo:
«Padrino pobre,
deja al ahijado,
que el zorrocloco
se ha disgustado.
Padrino pobre,
tiña morriña
tiña morriña,
a la refatiña».
Onomástica
En la fiesta del santo del niño se suele enramar con flores la silla y se le cuelgan bollos y regalos. Ese día el niño es el rey y la silla su trono.
Otras costumbres
Otra tradición conocida es la referente a los dientes de leche. Cuando a un niño se le caía un diente de leche, debía tirarlo a un tejado diciendo:
«Tejadito, tejadito,
te tiro este dientito
para que me des otro más bonito».
Boda
Subrayamos sólo algunos hechos:
—Para conocer el nombre del futuro cónyuge, se colocan en un recipiente de agua tres papeles doblados con el nombre de tres pretendientes. El que amanezca abierto indicará quien va a ser el novio o novia. Si además quisiéramos conocer su nivel económico, hay que poner debajo de la cama tres papas, una pelada, otra a medio pelar y otra sin pelar. A la mañana siguiente y sin mirar, se coge una papa. Si es la pelada, el novio/a será pobre. Si la papa que se coge es la que está a medio pelar, indica que éste tendrá algo. Mientras que si es la papa sin pelar significa novio/a rico. Todo ello, en la noche de San Juan.
—En algunos sitios, sobre todo de la montaña, se tocaba el «bucio» a la novia, bien elogiándola o bien afrentándola si era considerada poco honesta. Lo más corriente es que se usara en este último sentido. Desde las lomas, en la noche, gritaban: «fulanito de tal.... ¡qué desgracia haberte casado con esa que...!».
Todo esto es un claro medio social —consciente o inconscientemente— de censura para que los individuos se acoplen a las normas establecidas. Sin embargo, no fue sólo usado en este sentido. Más tarde se empleó como medio de burla y mofa por parte la gente que tenía rencillas con alguno de los novios.
En lugar de hacer sonar el «bucio», en otras ocasiones se han tirado «voladores», se metía ruido con cacharros o, incluso, se ha encendido, con una vela dentro, un farol rojo en un risco, en la noche de la boda.
—Otra costumbre, de carácter más agradable para los novios, era echarles flores y anises desde las ventanas en su recorrido hacia la iglesia. Si un forastero llegaba por la mañana a una localidad, sabía que por la noche había habido boda, viendo en las calles restos de anises y de flores.
Se recitaban loas a los novios, como ésta, cuando regresaban de la iglesia:
¡Hola!, paloma turquesa,
fuiste suelta y vienes presa,
con tu marido de brazo,
que te lo ha dado la Iglesia.
Muerte
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Ha sido costumbre que, al morir alguien, los vecinos expresaran su afecto con agasajos y alimentos a los familiares del muerto. P.H. |
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En algunos pueblos existió la costumbre de que cuando alguien muere, llevar a la casa del difunto gallinas, tabletas de chocolates y otros alimentos. Los vecinos se preocupan de hacerles la comida esos días a los familiares del muerto. Los viejos suelen decir que «cuando alguien muere, el fuego de la casa no se enciende», sin embargo se suele hacer caldo, chocolate o café durante el velatorio.
Al cementerio no van mujeres, ni asisten a la conducción del cadáver.
El día de la misa, después que ésta se celebra, se va a la casa del difunto y se reza allí un rosario. Los dueños de la casa ofrecen bebidas y pastas.
Como se puede ver, hay un agasajo recíproco entre los vecinos y la familia. Se expresa a través de la comida, que tiene un valor de necesidad y de afecto.
Si una persona muere violentamente en un camino, se pone una cruz en ese lugar, y la gente suele santiguarse al pasar por aquel lugar.
MEDIOS CURATIVOS POPULARES
Los curanderos suelen remediar las enfermedades, como en todas las sociedades tradicionales, con hierbas, aceite, vendas, rezados...
En Canarias, el curandismo tuvo su mayor apogeo durante los siglos XVI y XVII, cuando la práctica de la medicina era casi inexistente. En las zonas rurales y más apartadas de nuestro Archipiélago, aún se practican, gozando de buena fama.
Los tipos de males tratados y más conocidos en Canarias son:
—El buche: el curandero coge al niño y lo acuesta boca abajo sobre sus rodillas. Le estira luego las piernas e inspecciona si las rayas de las curvaturas de las piernas están paralelas. Si no están, le sacude una de las piernas hasta igualarlas.
—La madre o padrejón: Se dice así, según sea mujer u hombre. Igual que el anterior, se trata de ver si, en posición de pie, dejando caer los brazos y juntando las manos, están paralelos los dedos pulgares.
La curación consiste en echar «parra» (aguardiente), aceite, dar friegas, musitando rezados. Se aplican parches adherentes en el vientre, con las respectivas indicaciones, etc... Cura problemas de esterilidad y malestar general.
—El empacho: Es un atracón de vientre. Se cura dando friegas de aceite, se enfaja el vientre con vendas y se toman brebajes. Mientras se dan los masajes, se expresan rezos y santiguados.
—El mal de ojo: Fue y es la «enfermedad cultural» más extendida dentro de las tradiciones populares canarias. Lo pueden causar aquellas personas que posean «fuerza de vista» por envidia. Se piensa que si una persona mira con malos deseos, es decir, con «malos ojos» a un niño, a un animal o a una planta, se le puede, al instante, hacer daño. El palmito del Domingo de Ramos, la bendición de las casas en Todos los Santos, el amuleto en forma de puño cerrado, con el dedo pulgar extendido o las tijeras en cruz, son medios para ahuyentar todos estos males y, si no, el curandero con sus rezos los desaparecerá.
Como fórmula a recitar mentalmente, al paso de la persona que puede producir el mal, tenemos la citada por Luis Diego Cuscoy:
«Vírate pa’l monte,
vírate pa’l mar,
vírate el culo
y déjalo andar».
—El «airesipela», o «erisipela»: Es lo que podríamos llamar hoy infección en las piernas. Se manifiesta con una mancha roja. Se corta el mal con un cuchillo o palo y hierba mora. Mientras se dice el santiguado, se hacen cruces con la hierba en la parte enferma y, cada vez que se termina el rezado,se corta un poco de hierba con el cuchillo. La hierba cortada se quema.
—El «mal aire»: Se produce, cuando el cuerpo acalorado se expone a una corriente de aire fresco o también al frescor originado por la sombra de los árboles, entre los que se suele distinguir, tradicionalmente, la higuera. El «mal aire» ataca a la cabeza, seguido de una parálisis de las piernas.
—El «susto»: Impresión causada por temor, sorpresa o miedo. Ocasiona una serie de molestias que se traducen en inapetencia, vómitos, mareos, temblores y tristeza. El remedio es un santiguado.
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Ancianidad, símbolo en el mundo de las costumbres y tradiciones. E.R. |
—Hernias: Es un abultamiento producido por la salida de una víscera fuera de su cavidad. Para curar a los niños y a los adultos herniados existen dos rituales: el del «mimbre» y el del «drago». En el primer ritual, hay todo un ceremonial el día de San Juan. Antes de salir el sol se lleva al niño a un «mimbrero» y con un cuchillo se rasga una vara en dos, que se arquean de un lado y otro. Tiene que pasar por allí el niño y debe estar una persona que se llame Juan, otra, María y otra, Isabel. Juan pasa el niño a María, María a Juan... Luego ligan la vara rasgada con un cordel... Si llega a prender o a pegar de nuevo, el niño se cura.
El «ritual del drago» se puede llevar a cabo en cualquier fecha. Antes de salir el sol se lleva a la persona a un drago. La persona se descalza poniendo la planta del pie apoyada en la parte del drago que se encuentre iluminada por el sol al salir, grabando con una navaja el contorno del pie. Si el corte producido en el drago cierra bien antes de un año, el niño sanará, si no, hay que repetir el acto al año siguiente.
OTRAS SUPERSTICIONES Y DEVOCIONES
Han existido creencias en brujas y fantasmas (la gente, aún muy vieja, ironiza diciendo que los fantasmas existían, pero que se trataba de personas de amores secretos que utilizaban este procedimiento. Lo que ocurre es que desapareció con la luz eléctrica).
Cuando una mujer iba a dar a luz, su marido, acompañado de una vecina, iba a buscar a la partera. A casa de la parturienta, volvían las tres personas en hilera. La partera en el medio. Abría el paso el hombre con un farol encendido y las tijeras en cruz. La razón de todo esto era para ahuyentar a las brujas, que atacaban a la partera si iba sola, con el propósito de que la partera no asistiera en el parto.
Entre las devociones muy especiales, Las Ánimas del Purgatorio han ocupado en Canarias un papel preponderante. Existen oraciones encaminadas a lograr el descanso del alma de un muerto (rezado de las doce palabras redobladas), a tener conocimiento de la muerte por anticipado, a asegurar la salvación propia, y librar almas en pena.
Al pan se le ha tenido un respeto sagrado. A los niños les reprendían duramente si se les caía el pan al suelo o si tiraban alguna migaja, había que besarlo y comerlo, pues «el pan es bendito».
Al finalizar la cena, la abuela solía recoger todas las migas de la mesa y a continuación rezaba a Las Ánimas.
Cuando hay algo pecaminoso, peligroso o digno de ser rechazado, se exclama: «¡Cruz, perro maldito!», rechazando con esta denominación al demonio, que también recibe el nombre de «perrete». ¿Esta equiparación del demonio con un perro, tendrá que ver con el demonio de los guanches que se aparecía adoptando figura de perro?
En la víspera de San Juan, aparte de las hogueras, existe la costumbre, con distintos procedimientos, de averiguar el futuro, por ejemplo: «se cogen tres juncos del mismo tamaño y la chica soltera le designa a cada uno con un nombre de varón... El que más ha crecido en la noche es con quien se ha de casar». Otra costumbre de esta fecha es lavarse, en la mañana de San Juan, con el agua de una bañadera en la que se hubieran puesto pétalos de rosas, claveles y hierbas aromáticas durante la noche anterior. Quien así lo hiciera, vería aumentada o conservada su belleza.
Existen, por supuesto, muchas más supersticiones y devociones, pero con éstas nos basta a modo de ilustración.
Interesa observar que la mayoría de las costumbres señaladas se encuentran también en algunas religiones peninsulares. Buscar el origen de ellas supone un estudio más completo.
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Las costumbres, supersticiones y medios curativos populares han sido, en muchos casos, influencia de otras culturas y pueblos. Sin embargo, el medio social y natural canario ha ido configurándolos y dándoles un sello propio. C.T. |
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