El canario, con gran capacidad de trabajo, ha logrado manejar toda una serie de prácticas agroganaderas que le han proporcionado alimento y cobijo a lo largo de los siglos. Para ello, ha tenido que afrontar diversas estrategias de adaptación y acercamiento al medio ambiente insular. El punto de encuentro entre la diversidad ecológica (conjunto de ecosistemas que integran un espacio), diversidad biológica (diferentes especies de esos ecosistemas) y diversidad cultural (estrategias tradicionales para subsistir) es la diversidad alimentaria. En definitiva, se trata de la capacidad de las sociedades tradicionales para obtener alimentos en un espacio determinado, aprovechando todos sus recursos y utilizando para ello diversas estrategias.
En los territorios insulares canarios, también en Gran Canaria, se desarrolló históricamente una estrategia de aprovechamiento humano múltiple, consistente en la "apropiación de múltiples ecosistemas con múltiples especies que generan múltiples productos mediante la ejecución de diferentes prácticas productivas" . Esta estrategia tradicional de aprovechamientos del espacio y sus recursos se gestan a lo largo de generaciones que van optimizando este sistema.
La relativa altitud de la Isla, sus relieves y condiciones climáticas diferenciadas, con alta insolación y elevada evaporación, ha dado lugar a la generación de múltiples ecosistemas. Todos ellos tienen recursos explotables por el ser humano, explotación sostenible y optimizando la eficiencia del territorio. Cada una de las tres grandes franjas altitudinales de la Isla presenta una serie de recursos que se explotaban, hasta hace muy pocas décadas, en las sociedades tradicionales.
La costa, entre 0 y 300 metros de altitud, es el lugar de cultivo de cereales, frutales, ganadería ‘de suelta’, plantación de forraje para el ganado, apicultura, aprovechamiento de vegetales silvestres, caza, marisqueo, pesca de orilla, etc. Con la introducción de los cultivos de exportación, plátanos y tomates, muchos de estos usos quedaron relegados a otros ámbitos, sobre todo, a la medianía.
Las medianías, entre 300 y 1.500 metros de altitud aproximadamente, han sido tradicionalmente el lugar de asentamiento de la población. El cambio del modelo económico, que ha pasado del sector primario a una economía de servicios basada en el turismo, trae consigo un cambio en el modelo de desarrollo territorial. A partir de entonces, comienzan a primar las relaciones horizontales y la población se empieza a asentar en las áreas costeras, abandonando las medianías. Este cambio se observa nítidamente en la red de infraestructuras viarias, el sistema urbano insular o las conexiones con el resto de las Islas, entre otros elementos. Las medianías, donde las condiciones climáticas son favorables, fueron el espacio productivo por naturaleza.
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Las medianías, gracias a las condiciones climáticas, han sido los espacios productivos tradicionales. (TB) |
En esta franja altitudinal se desarrollaba el grueso de la agricultura cerealística, papas, frutales, ganadería estabulada y ‘de suelta’, forrajes, apicultura, aprovechamientos vegetales, forestales, caza, aprovechamientos minerales, etc.
La última franja es la cumbre, que en Gran Canaria no adquiere tanta importancia como en las islas montañosas (Tenerife y La Palma). A pesar de ello, también existían diversos aprovechamientos, como la ganadería ‘de suelta’, apicultura, aprovechamientos vegetales silvestres, forestales y de ciertos minerales.
Estas relaciones verticales no sólo eran productivas. Pensemos en la articulación de la red de comunicaciones tradicionales y algunas expresiones festivo-rituales, como determinadas romerías de la cumbre–costa, entre ellas, La Rama de Agaete.
La introducción de la agricultura intensiva de cultivos de exportación (plátanos y tomates) y del fenómeno turístico provocó el abandono de la actividad agroganadera tradicional. En la actualidad, el sector primario en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria tiene una aportación al PIB (Producto Interior Bruto) de la región muy escasa, inferior al 4%. A pesar de ello, representa un sector estratégico muy importante, ya que es el motor de una serie de sinergias muy beneficiosas y que no se reflejan directamente sobre los datos económicos. Quizás las de mayor relevancia tengan que ver con la conservación y recuperación de paisajes, especies vegetales y animales, disminución de la erosión y la pérdida de suelo, mantenimiento de una identidad rural y toda una serie de manifestaciones culturales, etc.
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Feria de ganado de Teror, toda una muestra de manifestación cultural y preservación de la identidad rural. (AT) |
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