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  1. MUNDO Y VIDA DE LOS ANTIGUOS CANARIOS    
 
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21. CREENCIAS Y PRÁCTICAS RELIGIOSAS



Todos los pueblos de la tierra han expresado su creencia en poderes que están más allá de lo natural y han desarrollado ritos y ceremonias suplicando la ayuda divina ante las dificultades y las limitaciones de la vida.

Los pueblos, en la situación más primitiva, han solido identificar esos poderes sobrenaturales con los fenómenos más espectaculares de la naturaleza, como son el rayo, el trueno, el sol, la lluvia e incluso los animales. En un segundo paso, de mayor evolución, se tiene la fe en distintos dioses, que suelen ser representados de forma humana en las leyendas y en las imágenes esculpidas o pintadas. En un tercer momento, se piensa que hay un solo Dios, fuente del bien, aunque al mismo tiempo se cree en otros poderes o espíritus. Dentro de éstos suele figurar en muchas religiones el «Espíritu del Mal» o «Demonio».

¿UNO O VARIOS DIOSES?

ÍDOLO DE BARRO COCIDO CON FORMA HUMANA (Gran Canaria) Se entiende por ídolos guanches aquellas figuras de pequeño tamaño que se han hallado en las Islas y que se relacionan con las concepciones de la divinidad que tenían los antiguos isleños. M.C.

Por los ídolos encontrados en algunas islas podría dar la impresión de que los antiguos canarios creían en varios dioses. Pero esto choca con la opinión de los cronistas y de la tradición. La idea de un Dios Supremo parece que se manifiesta en todas las islas y, además, con un mismo nombre, a pesar de las distintas alteraciones lingüísticas en cada isla (Orahan, Acorán, Aborá, Achamán…).

La religión de los antiguos canarios era animista. Los indígenas creían en divinidades y rendían culto a diversos astros, espíritus de la naturaleza y a los antepasados. Esto no quita que entre sus divinidades una de ellas sobresaliera sobre las demás lo cual podría haberse acuciado a causa de la influencia cristiana. En base a la idea cristiana de un Dios Supremo unido al culto a vírgenes y santos pudo establecerse algún vínculo que facilitara la evangelización mediante procesos de sincretismos como el de La Virgen de Canadelaria, hecho que también se repitió en la evangelización de América Latina.

Ampliación: LOS NOMBRES DE DIOS. Reyes García, I. Revista Mundo Guanche.

(Pulsar en "Ampliación")

Independientemente del problema que plantea la existencia de idolillos y diversas divinidades, ese pueblo reconocía y adoraba a un Espíritu Supremo y Creador. En todo el Archipiélago existía un fondo común, aunque con diferencias marcadas en cada isla por el paso de varios siglos y por las influencias exteriores llegadas a unas islas y no a otras.

Cosmogonía guanche

Ídolos

EL ESPÍRITU DEL MAL

El maniqueísmo, creencia en un doble espíritu, el del Bien y el del Mal, es frecuente en la mayoría de las religiones. El pueblo guanche, en la mayor parte de las islas, contrapone al Espíritu del Bien (Acorán) el Espíritu del Mal, con las siguientes denominaciones:

—Guayota, en Tenerife. Creían que residía en las entrañas del Echeide (Teide).

—Gabiot, en Gran Canaria y Lanzarote. No supone mucho esfuerzo imaginar que la pronunciación de Guayota y Gabiot es semejante e indica que probablemente fuera la misma palabra alterada.

—Hirguan, en La Gomera.

—Iruene, en La Palma.

El no hacer comparaciones con otras islas, como en otros aspectos, no quiere decir que este hecho no ocurriera, sino que no se cuenta con la información suficiente.

DIVINIDAD BISEXUAL

Los herreños conservaban la idea de un ser superior que les escuchaba y para ello, hombres y mujeres acudían a dos peñascos eminentes que están en Los Santillos de los Antiguos. La Divinidad poseía sexo: para los hombres se trataba de Eraoranhan y para las mujeres, Moneiba. Esta manifestación se­xual divina se prolongó incluso cuando los herreños se hicieron cristianos, invocando a Cristo con el nombre de Eraoranhan y a la Virgen, con el de Moneiba.

LA INMORTALIDAD DEL ALMA

Está claro que un pueblo que momifica a sus cadáveres y que le hace ofrenda de objetos no lo hace sólo como veneración a su recuerdo. La idea de un viaje eterno está expresada en todo ese rito. La esperanza en otra vida es clara, y clara es, por consiguiente, su creencia en la inmortalidad del alma.

EL SACERDOTE

El sacerdote, encargado de lo sagrado aparece en todos los pueblos. En la etapa inicial es un hombre de la tribu que sobresale por sus poderes mágicos o especiales. La admiración que despierta en el pueblo hace que sea considerado con una nobleza semejante a la del jefe o rey; y cuando esa sociedad evoluciona, ya no se repara tanto en su carácter mágico personal, como en su noble procedencia.

En las islas observamos los dos tipos. Concretamente en Gran Canaria, la más evolucionada, el Faicán procedía de la nobleza y era el de mayor dignidad después del rey. Los Guañames tinerfeños, aunque tratan de adivinar el futuro guiándose por la dirección del humo o por los balidos de las ovejas, constituyen también un cuerpo establecido. En las otras islas, en cambio, sobresalen los agoreros y adivinos. En este sentido, son famosas las dos adivinas majoreras: Tibiabin y Tamonante.

LOS LUGARES SAGRADOS

En general, solían invocar a la divinidad, como los antiguos pueblos bereberes preislámicos, en las cimas de las montañas como el caso de la Montaña de Tindaya en Fuerteventura o La Fortaleza de Chipude en La Gomera.

Ampliación: MONTAÑAS SAGRADAS. EL CENTRO DEL MUNDO. Tejera Gaspar, A. (2001)

(Pulsar en "Ampliación")

 

Ampliación: MONTAÑA TINDAYA. Tejera Gaspar, A., Jiménez González, J. J. Y Allen Hernández, J. (2008)

(Pulsar en "Ampliación")

Ampliación: LA FORTALEZA DE CHIPUDE. Tejera Gaspar, A., Jiménez González, J. J. Y Allen Hernández, J. (2008)

(Pulsar en "Ampliación")

En La Palma, acudían ante una pirámide levantada con piedra seca en cada reino. En el caso de Aceró la veneración se hacía a un peñasco de alta elevación que llamaban Idafe. Temían que si se derrumbaba traería grandes desgracias. Por eso se ejecutaba un rito representado por dos personas en el que una de ellas portaba asaduras de animales y cantando exclamaba: ¿Iguida Iguan Idafe? («Dicen que caerá Idafe»), y respondía la otra: «Que guerte Iguan taro» («Dale lo que traes y no caerá»). Diciendo esto, arrojaban las asaduras que luego comerían los cuervos.

Los mencionados cabocos en donde aparecen grabados y existe alguna fuente, es posible que también fueran, en La Palma, lugar de rituales pastoriles.

En algunas islas existían auténticos templos. Esto ya es más propio de una cultura más evolucionada. Así se dice que en Fuerteventura se adoraba a un dios con figura humana en el centro de un templo de doble pared circular, llamado efequén. Pero es sobre todo en Gran Canaria donde aún perduran los restos de adoratorios edificados con piedra. Los dos principales almogarenes, que así se denominaban, eran el de Tirma y el de Umiaya en la Caldera de Tirajana. Los delincuentes que se refugiaban en ellos se libraban del poder de la justicia. A estos almogarenes acudían los jóvenes a recibir una educación cívica, religiosa y militar. Los más débiles eran destinados al servicio divino.

Se sobreentiende que serían meros cuidadores del culto, pues los faicanes y maestros tendrían que ser gente de valía.

GRANERO COLECTIVO DEL BARRANCO DE VALERÓN (GRAN CANARIA). En un primer momento se creyó que era un convento femenino. M.C.

COMUNIDADES RELIGIOSAS

En muchas de las islas debieron existir comunidades de mujeres consagradas al culto. Especialmente se tiene noticia de Gran Canaria. Guardaban la virginidad y se dedicaban a la enseñanza y a la oración. Habrá que pensar que muchas labores y oficios que los cronistas señalan como realizados por mujeres, eran ejecutados o enseñados por éstas. Vivían en conventos, llamados Tamogantes y el nombre de estas mujeres era el de Harimaguadas. Vivían una especie de clausura que podían romper en ciertos días para bajar al mar a bañarse, estando prohibido, con la pena de muerte, ir al encuentro de algún hombre. Llegada una cierta edad, podían dejar la vida religiosa y casarse, contando con la licencia del rey.

RITOS Y ORACIONES

La carencia de agua era la razón más frecuente, en todas las islas, que motivaba las distintas ceremonias y plegarias.

La ofrenda más común era depositar manteca y leche sobre los peñascos. Algunas veces se quemaba cebada. En La Palma hemos visto, en cambio, ofrendas de asaduras de animales y parece que, en El Hierro, también se hacían sacrificios de animales vivos.

En las ceremonias se levantaban las manos al cielo y se gritaba y cantaba. En Tenerife, se apartaba a los corderitos y baifos de sus madres, y sus balidos quejosos acompañaban a las súplicas y ofrendas a la divinidad. En El Hierro, estaban hombres y mujeres tres días sin comer esperando la lluvia, levantando plegarias y cantos lastimosos al cielo. El cerdo, que en las islas en general era un animal sagrado, era sacado por el sacerdote de una cueva sagrada, como intermediario de Dios (Aranfaibo), y no lo volvía a meter hasta que cayera la lluvia. En Gran Canaria, cuando no llovía, se iba en procesión con palmas y ramos a los almogarenes, donde se derramaba leche y manteca. Se entonaban canciones lastimeras y se bailaba. Luego, seguía la procesión hacia el mar y azotaban las aguas con las ramas, levantando gritos al cielo.

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