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  1. MUNDO Y VIDA DE LOS ANTIGUOS CANARIOS    
 
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18. ORGANIZACIÓN SOCIAL Y SISTEMA DE MEDIDAS



CAPAS SOCIALES

En tanto una sociedad es más primitiva y sencilla, todos sus miembros tienen una misma situación social y en la medida que evoluciona la economía, se acentúan las diferencias; por eso, en las islas más ricas y más pobladas se dan diferencias sociales y en las islas más pobres y menos pobladas (Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro) no aparece distinción social, a excepción de los monarcas y su familia.

Todos los cronistas hacen alusión  a que, en Tenerife, había tres clases de  gente: Nobilísimos («Achimencey»), Nobles («Achiciquitza») y Villanos («Achicaxna»). Si se observa,  Achi = «gente de».  Así, Achimencey = «gente de rey»; Achiciquitza = «gente propietaria» (con herencia, ganado); Achicaxna = «gente desprovista de bienes» (trasquilados), según Alvarez Delgado.

 En Gran Canaria parece señalarse dos capas: una de nobles y otra de gente de pueblo. A pesar de esto, no existía ni un sistema de castas ni el sistema de esclavitud tan extendido en otros pueblos.

Los nobles en Gran Canaria tienen unas señales distintivas como es lo largo del cabello y de la barba. Los demás son «trasquilados». La distinción social se puede observar también en otros aspectos exteriores, tanto en Gran Canaria como en Tenerife; por ejemplo, la momificación sólo parece darse en las capas altas. En Tenerife, la añepa no es sólo privativa del mencey, la ostentan también los nobles. Y así, otros signos de diferenciación.

ENSEÑANZAS FUNCIONALES

Los guanches de Tenerife sabían instruir a sus hijos en unas creencias religiosas que justificaban la desigualdad social y que permitían a la capa más humilde saber resignarse. Decíanles que al principio creó Dios a varios hombres y mujeres dándoles el ganado necesario, pero luego tomó la determinación de crear más gente, pero no les dio ganado y como se lo pidiesen, Dios les contestó: «Servid a los otros y ellos os darán de comer», de aquí, pues, se deriaron los villanos.

MOVILIDAD SOCIAL

La largura del cabello era una diferenciación en Gran Canaria.

Los grupos sociales de esta sociedad primitiva no están totalmente cerrados al estilo de las castas, sino que se permite una cierta movilidad social de un grupo a otro y así vemos que la gente inferior podía llegar a ser noble, pues no era necesario que «descendiesen de gente rica, sino que los había de dar por tales nobles el faicán, que era dignidad grande, segunda persona después del rey o guanarteme».

Para poder ser noble se precisaban algunos méritos personales y no haber incurrido en ciertas prohibiciones o trabajos mal vistos, como el de carnicero.

Para la ceremonia de armar caballero, el candidato se presentaba con el cabello largo, y el faicán, en voz alta, solicitaba de la asamblea del pueblo que le contestaran si al candidato le habían visto entrar en el corral a ordeñar o matar cabras; si había preparado con sus manos la comida; si había robado en tiempo de paz; si había sido mal hablado y descortés, especialmente para con alguna mujer. Cuando la respuesta del pueblo era negativa, se le armaba caballero, pero cuando algún testigo probaba que había faltado a alguno de estos artículos, el faicán le cortaba todo el cabello, convirtiéndolo en villano, con el nombre de trasquilado.

Los requisitos para ser nobles podían impedir que hijos de nobles llegaran a serlo o proporcionar que hijos de villanos lo llegaran a ser. Sin embargo, habrá que sospechar que esta movilidad social entre las dos capas era restringida. De todas formas, la posibilidad de ser noble constituía un incentivo para fomentar el desarrollo de cualidades humanas en los miembros de la comunidad desde que eran muy pequeños.

DIVISIÓN DEL TRABAJO

Cabeza de momia guanche con restos de la envoltura de piel. M.A.  

La labor fundamental era el pastoreo, aunque también practicaban la agricultura, la pesca y recolección.

La mujer, aparte de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, colaboraba en las faenas agrícolas. Ésta es una costumbre que hoy día seguimos viendo en nuestros campos. El niño, desde los siete años, también contribuía con su esfuerzo.

Esto era el trabajo común de toda familia, pero observamos que en esta misma sociedad existen trabajos que podríamos llamar «especializados», como era el de embalsamador («Cuando morían tenían esta costumbre y orden en sus entierros, que había hombres y mujeres que tenían oficio de mirar, embalsamar...»). Pero era en Gran Canaria donde se daba una importante división del trabajo por estar influenciada por culturas más avanzadas. Así Torriani nos dice: «Tenían entre ellos oficiales de hacer casas debajo y encima de la tierra, carpinteros, sogueros que trabajaban con hierba y con hojas de palma y preparaban las pieles para vestidos. La mayor parte de estos oficios los hacían las mujeres, así como la pintura...».

IMPORTANCIA DE LA MUJER

La mujer en la sociedad guanche no es un elemento pasivo ni desconsiderado. Al contrario, su situación es sobresaliente. Observemos su influencia en los distintos aspectos que indican las crónicas y la investigación:

—Papel activo en el trabajo agrícola y en los oficios de especialización, como hemos señalado más arriba.

—Alta consideración social, En algunas islas como La Gomera o Gran Canaria sabemos que la herencia era matrilineal, es decir, los derechos se heredan a través de la madre. También existió la familia po­liándrica de Lanzarote, y el caso del poder guerrero y político de las amazonas palmeras.

—Especial defensa legislativa que sancionaba, en Tenerife y Gran Canaria, la falta de respeto a la mujer.

—Veneración religiosa que queda plasmada en las distintas estatuillas femeninas como símbolo de la maternidad y la fecundación. Además la mujer tuvo una especial participación como el caso de las Harimaguadas, maguadas o las adivinas Tibiabín y Tamonante en Fuerteventura.

Todo este realce y poder femenino no quedará eliminado con la Conquista. La influencia de la mujer y de la madre en Canarias actualmente sigue siendo importante y merece ser estudiada a fondo.

SISTEMA DE MEDIDAS

Algunos cronistas recogen el modo de contar entre los canarios. Juan Álvarez Delgado, en un estudio comparativo llega a la conclusión que éste era el sistema de enumeración utilizado por los aborígenes:


1 (N) ait                     6 Sese (t)
2 Smetti (sinet)          7 Satt (sapt)
3 (H) ameret              8 Tama (n)
4 Acode                     9 Apsda (azda)
5 Simus (et)              10 Maraw

El transcurrir del tiempo era medido, como en todos los agrícolas de la antigüedad, por el cambio de los astros y estaciones. El día, por la luz del sol; el mes, por la luna; el año, por el ciclo estacional. El verano, denominado Beñesmer o Beñesmen, constituía el final del ciclo anual con la recogida de los frutos y la celebración de fiestas.

Tenían conocimiento también de algunas medidas geométricas. Por ejemplo, la construcción del molino de piedra parece que implica el conocimiento de la elipse (estudio de Don Carlos González, Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife).

Tapa antropomorfa en barro cocido. Guayedra, Agaete, Gran Canaria. M.C.

LOS NÚMEROS GUANCHES

Los antiguos nombres isleños de los números cardinales han llegado hasta nosotros a través de dos listas incompletas y, en uno de los casos, de forma bastante distorsionada. Pero, pese a todo, los datos parecen apuntar a que fueron recogidos en la isla de Canaria.

La mención más antigua corresponde a la información etnográfica que reúne una expedición enviada a Canarias en 1341 por el rey Alfonso IV de Portugal. Aunque la relación se conoce como «lista Recco», por el nombre de uno de sus capitanes (Niccoloso da Recco), el relato del viaje ha pasado a la historia de la mano del famoso escritor Giovanni Bocaccio (1313-1375), que reseña este testimonio en una colección de textos que titula De canaria et insulis reliquis ultra ispaniam in occeano noviter repertis, obra compuesta hacia 1342. El documento, redactado en un latín tempranamente renacentista, dice que «Tienen números como nosotros, y anteponen las unidades a las decenas de este modo»:

«Hij autem habent prout nos numeros unitates decinis preponentes hoc modo 1 uait 2 smetti 3 amelotti 4 acodetti 5 simusetti 6 sesetti 7 satti 8 tamatti 9 aldamorana 10 maraua 11 uait maraua 12 smatta maraua 13 amierat maraua 14 acodat maraua 15 simusat maraua 16 sesatti maraua».

La otra referencia a los números presenta una autoría más confusa, aunque se le atribuye al soldado toledano Antonio Cedeño [(ca. 1490) 1993: 377]. Y tampoco su contenido está exento de contaminaciones, cualquiera que sea la versión que se utilice. Pero he aquí las cifras de esta serie:

«Contaban por numeros deuno hasta dies dicíendo en su lenga [sic] ben .1. Liin 2. amiet 3. arba 4. Canza 5. sumus 6. sat 7. acot 8 [sic].set 8. acot 9. marago 10. y sobre dies contaban coneluno onçe, venír marago. iparael 12 línir marago hastael 20 Linago. 30 amíago. 40 arbago. 50 Cansago. 60 sumago. 70 satago. 80 setago. 90 acotago. bemaraguín 100 limar [roto] ...in 200 ttª».

Las irregularidades más notorias que contiene esta lista se resumen en:

(a) la indebida introducción de nombres árabes para los números 4 (‘arba’) y 5 (‘canza’);
(b) el consiguiente desplazamiento (forzado) de otros tres (6, 8 y 9);
(c) la invención de las decenas del 20 al 90.


Obtenido de: www.mundoguanche.com

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