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Naturaleza

El actual paisaje vegetal es fruto de las condiciones ecológicas y, sobre todo, de la intervención del hombre sobre el medio. La vegetación potencial de este ámbito se encuentra fuertemente degradada debido al sobrepastoreo histórico, un desmedido aprovechamiento forestal, la práctica de la agricultura de secano en aquellos sectores a menor cota y el desvío de los recursos hídricos hacia los cultivos o centros urbanos situados a cotas inferiores.

La vegetación potencial característica de estas zonas de la Isla son las formaciones de monteverde, pinar y matorrales leguminosos de montaña. En la actualidad existen amplias zonas de matorrales de sustitución y pastizales, aspecto que perjudica notablemente el desarrollo de algunas especies autóctonas, ya que ocupan similares nichos ecológicos, impidiendo su desarrollo.

Es posible encontrar extensas áreas de cultivos y de repoblaciones de pinar, tanto autóctono como de variedades foráneas como el pino carrasco (Pinus halepensis) y el pino de Monterrey (Pinus radiata). Estas repoblaciones son el resultado de las políticas forestales de la Administración Central a comienzos de la década de los sesenta en la Cumbre Central y la Cuenca de Tejeda.

La Administración durante décadas ha llevado acabo políticas forestales para la repoblación del pinar. (CGC)

En las cumbres aparecen formaciones de retama amarilla, máximo exponente de la degradación de los pinares y codesares. Se trata de una formación baja, de porte arbustivo, que soporta bastante bien los rigores térmicos y la acción de los fuertes vientos a los que se ve sometida. En las cotas de máxima altitud, el paisaje vegetal es bastante pobre, con ejemplares de retama amarilla y de tomillos (Micromerias) bastante raquíticos y escuálidos.

Al situarse en el centro de la Isla, ésta es la comarca en la que mayor número de Espacios Naturales Protegidos participan, concretamente, 11 espacios de 6 categorías diferentes: Parque Natural de Tamadaba, Parque Rural de El Nublo, Reserva Natural Integral de Inagua, Reserva Natural Integral de Barranco Oscuro, Reserva Natural Especial de Los Marteles, Monumento Natural de El Montañón Negro, Monumento Natural de los Riscos de Tirajana, Monumento Natural de Roque Nublo, Paisaje Protegido de Pino Santo, Paisaje Protegido de Las Cumbres y Paisaje Protegido de Lomo Magullo.

El Parque Natural de Tamadaba es un macizo montañoso atravesado por una densa red de diques y surcado por varios barrancos e interfluvios amplios. Se trata de un paisaje de grandes contrastes dominado por las montañas de Tirma, Altavista y Tamadaba.

En el centro-suroeste de la Isla, ocupando un amplio sector, se localiza el Parque Rural de El Nublo. En este espacio se combinan, de forma armoniosa, las actividades humanas y los procesos ecológicos, dando lugar a bellos paisajes rurales, con campos de cultivo y estructuras geológicas desmanteladas y con fuertes escarpes.

Al sur de la cuenca de Tejeda, formando parte de los montes públicos de Ojeda, Inagua y Pajonales, se localiza la Reserva Natural Integral de Inagua. Tiene una altitud media por encima de los 1.000 m, aunque algunas cimas superan los 1.400, como Sándara, Lina o Yescas. Es un espacio formado, fundamentalmente, por los materiales volcánicos del antiguo edificio en escudo que ocupó esta zona de la Isla. Se trata de traquitas y fonolitas del primer ciclo volcánico insular, con algunas manifestaciones de la serie Roque Nublo.

Localizado entre los municipios de Moya y Valleseco, y con una superficie de 35,2 ha, la Reserva Natural Integral del Barranco Oscuro alberga un reducto de la mejor y más completa muestra de laurisilva de Gran Canaria.

La Reserva Natural Especial de Los Marteles ofrece un paisaje montano de gran belleza, con grandes escarpes e interesantes elementos geomorfológicos, como la Caldera de Los Marteles o el pitón fonolítico de Roque Blanco. Aunque la mayoría de los materiales volcánicos pertenecen a series antiguas, también hay algunas zonas en las que predominan las series recientes, como la Calderilla y la Caldera de los Marteles.

El Monumento Natural de Los Riscos de Tirajana es un espacio de destacado interés geológico y geomorfológico, en cuya configuración han intervenido importantes procesos de desmantelamiento erosivo. Estos riscos son restos de las paredes de una enorme cuenca erosiva, originada en la cabecera del barranco de Tirajana.

En el Monumento Natural de El Roque Nublo se localiza el que es, sin duda, el monolito de mayor simbolismo de Gran Canaria: el Roque Nublo. Está formado por materiales sálicos antiguos del segundo ciclo volcánico que coronaba la Isla, luego puesto en resalte por erosión diferencial. Ya desde épocas prehispánicas, mantenía cierto halo místico, pues los aborígenes consideraban este enclave como un lugar de culto donde celebraban ceremonias sagradas.

El Paisaje Protegido de El Pino Santo es un espacio de singular belleza paisajística que mezcla naturaleza, zonas de cultivares tradicionales y caseríos de interés cultural. Su nombre proviene de la leyenda del Pino Santo de Teror, que cuenta que la Virgen del Pino fue hallada entre las ramas de este enorme árbol, ya derruido, que crecía junto a la capilla.

En el sector de cumbres, en la cabecera de los principales barrancos del norte y noreste de Gran Canaria, se localiza el Paisaje Protegido de Las Cumbres. Por su disposición y orientación, ejerce un papel notable en el mantenimiento de procesos ecológicos esenciales, como la captación de aguas.

Por último, el Paisaje Protegido de Lomo Magullo es una pequeña extensión de terreno localizado a caballo entre los municipios de Telde y Valsequillo. Se trata de un paisaje muy peculiar, de coladas basálticas recientes y conos de piroclastos cuaternarios, que incluye los tramos finales del barranco de los Cernícalos y de los Arenales. Se trata de un interesante observatorio geológico, al encontrarse entre sus límites con una buena parte de las coladas que emitió el Volcán de Barros.

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