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  MUNICIPIO DE SAN MIGUEL DE ABONA    
 
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  >> 12. MUNDO RURAL Versión para imprimir Escuchar artículo Metadata Patrocinadores Aumentar letra Disminuir letra  


DESARROLLO SOCIAL

San Miguel de Abona es uno de los municipios que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos años, especialmente a partir de 1999.
12.7. El campo de Amarilla Golf es un estandarte del nuevo cambio de modelo económico que ha experimentado el municipio. (ASMI)
Por aquel entonces sumaba un total de 6.654 habitantes, por los 16.707 que posee en el 2010 (Fuente: ISTAC) ¿El motivo de este crecimiento?: varios, pero principalmente un nuevo cambio en el modelo de desarrollo de la isla, que ha pasado de ser eminentemente primario a ser básicamente terciario. Auspiciados por ese desarrollismo (común en prácticamente todo el archipiélago), vino una mayor construcción de nuevos espacios urbanos, confeccionados tanto para albergar población residente como para las infraestructuras turísticas, como los campos de golf o los hoteles. La actividad turística genera igualmente trabajo, y el trabajo trae consigo a nuevos residentes que inmigran de otros puntos de la isla para instilarse de manera definitiva en San Miguel, dentro de un entorno espacial -el sur de Tenerife- que está en pleno crecimiento.

El mundo rural se convierte con ello en un elemento más secundario, en la medida que los nuevos centros urbanos y los espacios turísticos son los que marcan la pauta espacial, al tiempo que los entornos de medianías pierden el protagonismo demográfico y social que poseían antes.

Distribución de la población

A tenor de lo expuesto, la distribución de la población del municipio (que no posee un área de cumbres) se organiza en dos ámbitos espaciales: las medianías y la costa.

En las medianías se encuentran los núcleos de asentamiento tradicionales, incluyendo la capital, San Miguel, y otras localidades situadas por debajo de los 700 metros de altura. Se tratan de lugares en donde la práctica tanto agraria como ganadera se encuentra bastante desarrollada, siendo pilares económicos básicos. La población se distribuye de manera dispersa, con una trama urbana sin planeamiento que es legado inequívoco de épocas pretéritas. Aquí se enmarcan algunos caseríos que se reparten entre los 300 y 600 metros, conformado por viviendas de una o dos plantas, con elementos propios de la arquitectura tradicional y de autoconstrucción y teniendo además una relación con el medio rural. Localidades como El Frontón, EL Roque, Aldea Blanca, Asomada, La Zocas o Tamaide se localizan en este entorno. Son barrios que tienen una población de entre 281 habitantes (El Frontón) hasta los 1.089 (Aldea Blanca), demostrando con ello que no son lugares de expansión demográfica o al menos, con un ritmo de crecimiento lento. San Miguel, por su parte, es uno de los núcleos más poblados 2.562 vecinos, hecho que lo explica su condición de capital, receptora y generadora de flujos laborales, de comunicación y de personas.

12.8. Casco histórico de San Miguel. La capital es uno de los núcleos de población tradicional del municipio y una de las localidades más pobladas del mismo. (ASMI)

Sin embargo, las medianías distan mucho de tener el mismo desarrollo urbano y demográfico que en el entorno costero, de un mayor dinamismo económico (como ocurre con toda la Comarca) y en donde se ubican los principales núcleos de población del municipio, todos ellos por debajo de la cota de 200 metros. De todos ellos, Guargacho es quizás el menos desarrollado, en la medida que se encuentra más alejados del continuo urbano que conforman el resto. Se trata de una localidad de 2.951 habitantes, con una trama urbana más ordenada que en los barrios de las medianías, y con una economía vinculada con los servicios, aunque la agricultura sigue ocupando un papel primordial, tal y como lo demuestran los invernaderos que lo rodean.

Por su parte, el entorno de Las Chafiras, al sureste del término, agrupaba un total de 7.012 habitantes para el año 2010, que se distribuyen en torno al Polígono Industrial de las Chafiras (4.059 vecinos) y los puntos de Amarilla Golf (998 habitantes) y Golf del Sur (1.932 individuos). Estos tres espacios reúnen unas características comunes como una urbanización ordenada y planificada, en donde se asienta población de clase media-alta. No obstante, la diferencia clave es que en Las Chafiras es la actividad industrial quien motiva el desarrollo (y mayor volumen de puestos de trabajo) mientras que en la costa (Golf del Sur y Amarilla Golf), el turismo es quien marca la pauta, evidenciando unas infraestructuras con servicios recreativos como piscinas y campos de golf. Se tratan, asimismo, de urbanizaciones de diseño, con chalets y residencias de personas con mayor poder adquisitivo y con calles y avenidas con jardines, que no tienen una gran masificación de vehículos.

Porcentaje de población según localidades

12.9. Distribución porcentual de la población según las localidades que forman parte del municipio a partir de las fuentes recogidas por el ISTAC (Instituto de Estadística de Canarias).

Estructura de la población

En cuanto a la estructura de la población, destaca, en primer lugar una sex ratio que favorece a los hombres (8.494 varones por 7.926 mujeres), que está relacionado en buena medida por el elevado número de población joven y de inmigrantes que llegan al municipio. En segundo lugar destacar que se trata de una pirámide joven, con un gran porcentaje de individuos jóvenes y con una enorme cantidad de población en edad adulta (de 20 a 59 años), con 10.379 individuos. Esto da buena muestra de la vitalidad y dinamismo de un municipio cada vez más orientado hacia la tercialización de las actividades, que a la vida propia del mundo rural. Un mundo rural que a pesar de tener un gran protagonismo en las medianías, ya ha vivido episodios de éxodo en el pasado, como ocurrió con el abandonado caserío de la Hoya. Pese a todo, es difícil que en los entornos más escarpados, allí donde el suelo es rústico, se llegue a imponer la urbanización.

Por su parte, la costa vivió en el pasado el abandono de las tierras y el clima cálido y seco que antes serán sinónimo de sequía, pasó a convertirse en un recurso para el desarrollo turístico y para 'llamar' a una población que desde entonces se asienta en un espacio eminentemente diseñado para el sector servicios y para la actividad industrial. Un entorno que parece mantener la misma dinámica, a pesar de los recesos que el modelo económico imperante pueda generar.

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