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  MUNICIPIO DE ARICO    
 
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LA VIVIENDA TRADICIONAL

Arico sea posiblemente, uno de los municipios de Tenerife con mayor número de viviendas tradicionales. No en vano, posee algunos de las localidades más emblemáticas del sur de la Isla, como lo son por ejemplo, los núcleos de Arico Viejo y Arico Nuevo. Ambos gozan de un casco histórico protegido, que atesora una interesante variedad de inmuebles antiguos edificados según los patrones de la arquitectura tradicional canaria. Algunas de esas viviendas han sido restauradas y reconvertidas en establecimientos dedicados al turismo rural, y otras, por el contrario continúan siendo la residencia de vecinos del municipio. Las viviendas se encuentran sobre todo en el área de medianías, desde las localidades citadas anteriormente, hasta otras entidades como el Lomo de Arico, Los Gavilanes o La Cisnera.

12.15. Vivienda tradicional en el Lomo de Arico (JJ).

No obstante, a la hora de arquitectura tradicional en el municipio, hay que hacer referencia inmediatamente al Caserío de Icor. Este se halla junto a la carretera general, a 330 m de altitud y a 12,2 km de El Lomo de Arico. Pese a ser pocas las viviendas y con un carácter generalizado de austeridad, el conjunto presenta un interés singular, como muestra de una bella arquitectura rural conservada con bastante pureza. Los inmuebles aparecen jalonando el camino que baja en pendiente y a lo largo de él se pueden observar casas de dos plantas o terreras. Estos edificios, cuyo estilo arquitectónico es el tradicional canario, pueden ser de un solo bloque, en forma de "L" para protegerse sobre sí mismos del viento dominante o bien agrupando sus dependencias en torno a un amplio patio. Sus puertas y ventanas se orientan hacia el naciente o el sol del mediodía. Todas se cubren de la brisa del norte dando la espalda a las lluvias y tormentas. Su techumbre cubierta en su exterior por teja árabe, puede ser de una, dos o cuatro aguas, presentando diversas edificaciones enlucido de cal. El piso de madera y el techo terminado en tablas machihembradas o con varillas que tapan las rendijas (o encuentros entre tablas), evitan así que caiga la tierra del tejado.

12.16. Detalle de una de las viviendas que compone el caserío de Icor. Francisco Fariña.

No todas las casas de labor tienen altillos (granero o tronja), pero en el Caserío de Icor cinco de las seis casas que se datan como las más antiguas tienen tronja, coincidiendo también con aquellas que detentan un cierto prestigio sobre las más sencillas. Se accede desde el exterior a estos altillos por una escalera de toba sin barandas que termina en una rústica balconada con barandal primitivo, de tablas poco elaboradas que se clavan sobre guías vistas. El piso de los graneros está próximo al techo. Las vigas de tirante llegan prácticamente al pecho del labrador que habrá de agacharse para acceder al fondo de la estancia. La viga cumbrera permite que por su altura pueda estarse de pie al centro del granero.

Las más antiguas de las casonas han sido datadas en el siglo XVIII; aunque alguna aparece con ampliaciones y reformas en la carpintería, practicadas en el siguiente. Hoy en día se hallan casi todas deshabitadas, por el progresivo y triste abandono del lugar.

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