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  3. HIDROGRAFÍA DE CANARIAS    
 
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Pluviometría

En general, se puede considerar al Archipiélago como un ‘país sediento’. Así es fácil oír hablar en Canarias del ‘problema del agua’. La realidad hidráulica en las Islas está altamente ligada a la ausencia de lluvias. Pocos factores influyen tanto en el desarrollo social y económico de una región como es la escasez de recursos hidráulicos.

La media anual de precipitaciones para todo el Archipiélago es de unos 324 mm. Para entender mejor lo que significa, podemos compararlo con otras zonas del mundo, así que vemos:

Estos datos nos indican que la situación de Canarias en este sentido está entre la pluviosidad propia de la zona desértica y la de la zona templada.

Los recursos hidráulicos naturales de una región se hayan dividiendo el volumen de agua aprovechable, superficial y subterránea, durante un determinado periodo de tiempo entre el número de habitantes. A esta escasez hay que añadirle lo costoso que resulta en Canarias el aprovechamiento del agua, debido entre otras circunstancias, a la profundidad de los acuíferos, a la ausencia de corrientes fluviales permanentes y al difícil represamiento de las aguas de los barrancos.

'Riachuelo de la Caldera', La Palma. (FT)

Las islas que mayor humedad presentan y mayor aporte de precipitación tienen, son las occidentales, y entre éstas, La Palma es la que ocupa el primer puesto, con índices similares a la media de la Península Ibérica, mientras que Lanzarote y Fuerteventura están a nivel de desierto. Pero en Canarias no basta que llueva. De cada 100 litros de agua que caen, más de la mitad (60) se evaporan, casi un tercio (30) se infiltra y unos 10 litros discurren por la superficie. Además, no todas las islas retienen el agua en la misma proporción. Cuanto más árido es el terreno, mayor es la evapotranspiración  que se produce. Así, en Lanzarote, de cada 100 litros que caen, 90 se evaporan. Por el contrario en la Palma, ‘la isla verde’, de cada 100 litros sólo se evaporan 50.

En la siguiente tabla se pone en relación la superficie de cada isla expresada en Km²  y la precipitación media en cada una de ellas (mm), con el volumen de agua caída (Hm³). En relación a esto último cabe aclarar que 1 mm, que es la medida en la que recoge el agua los pluviómetros, viene a ser un litro por metro cuadrado, lo que equivale a 0,001 Hm³.

Como consecuencia de las precipitaciones en forma de lluvia, granizo o niebla, el agua tiene diferentes destinos. Una parte corre por la superficie de la tierra (escorrentía), otra parte se filtra en el suelo (infiltración) y otra, se evapora si no existe una cobertura vegetal que lo impida (evapotranspiración). De la cantidad de agua que corre por el suelo o por los barrancos, mucha se va al mar, pero otra es aprovechada en embalses. Es lo que se denomina aprovechamiento superficial.

La escasez de agua es uno de los principales problemas del Archipiélago, pero sin embargo cuando llueve, grandes cantidades de agua se pierden en el mar. (CGC)

Conocemos con el nombre de infiltración, el agua que atraviesa la corteza del terreno y se va depositando en el interior de la tierra. Ésta es aprovechada, extrayéndola posteriormente por medio de pozos y galerías, recibiendo el nombre de aprovechamiento subterráneo.

Una forma de aprovechar el agua de la lluvia, es evitar que ésta se evapore. Para conseguirlo, muchos agricultores cubren los suelos con ‘lapilli’ o picón. Estos materiales son altamente permeables, dejando pasar el agua al tiempo que protegen a la tierra de la insolación. Esta técnica es especialmente frecuente en Lanzarote y en el sur de Tenerife.

Históricamente el canario ha tenido que suplir con esfuerzo lo que la naturaleza en forma de recursos hidráulicos abundantes le ha negado. Se ha caracterizado por sus iniciativas y esfuerzos en la lucha contra la naturaleza para aprovechar el poco agua disponible, especialmente extrayéndola de las entrañas de la Tierra. Ello unido a un plan riguroso, racional y social de control del agua que poco a poco se ha ido imponiendo. La construcción de grandes infraestructuras y la agudización del ingenio para asegurarse el abastecimiento de agua, ha sido la norma general. La isla Gran Canaria, por ejemplo, debe ser uno de los territorios del planeta que mayor número de presas por kilómetro cuadrado posee. En ningún lugar del mundo hay una densidad tal de galerías de captación de aguas subterráneas como en Tenerife. Aunque no todos los aspectos son positivos, ya que en muchos casos se ha producido una contaminación de los acuíferos o una explotación indiscriminada de las aguas subterráneas.

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