Se llaman así a las depresiones que presentan formas más o menos circulares. Su formación puede tener causas diversas, por lo que se distinguen entre calderas de explosión, de erosión y de hundimiento.
Las calderas de explosión se originan al taponarse el orificio de salida del volcán, lo que provoca un aumento de presión en la cámara magmática, que termina por provocar una fuerte explosión que hace salir despedido los materiales, con lo que se genera una cuenca o vacío que conforma la caldera.
Las calderas de erosión están situadas generalmente en la cabecera de los grandes barrancos. Están originadas por el desplome, desplazamiento y desalojo de materiales, generándose una depresión.
Las calderas de hundimiento se originan por que se viene abajo el techo de la cámara magmática. Está cámara se hunde tras grandes y rápidas erupciones que, por un lado, vacían la cámara y, por otro, aumentan el peso que ésta soporta, al depositarse grandes volúmenes de materiales sobre la misma.
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