La Comarca, situada entre el lomo o macizo de Tigaiga y la Cumbre de Abeque, desciende hasta alcanzar el mar por una extensa rampa, conocida como Valle de Icod. Viene a coincidir con lo que en otras épocas debió ser uno o varios barrancos profundos que sirvieron de desagüe de la Caldera de Las Cañadas, rellenos hoy por lavas más modernas.
|
Valle de Icod de Los Vinos con el Teide al fondo. (AIV) |
En las partes altas y medias abundan los conos cinder, que son edificios volcánicos cubiertos en su totalidad por depósitos de material de pequeñas dimensiones. Por su parte, las zonas bajas son del dominio de las escorias de tipo monolítico, sobre las que se han construido los campos de cultivo. El valle de Icod, y su prolongación hacía la zona de La Guancha y San Juan de La Rambla, no presenta una pendiente muy acusada, pues no existen fuertes taludes que rompan la suavidad de la rampa que desciende desde la cumbre al mar. Sin embargo hay un marcado contraste entre la franja litoral, más llana, y las medianías y cumbres, mucho más empinadas.
|
Playa de San Marcos, una de las pocas calas que se encuentran en la accidentada costa. (AIV) |
Las costas de la comarca se presentan abiertas al mar. Dominan los potentes acantilados, de más de 100 m de altura, que se alternan con algunas plataformas litorales bajas donde aparecen pequeños charcos, como el Charco del Viento o el Charco de Laja, o calas de arena negra y callados, como San Marcos o la Playa de Las Aguas. Estas plataformas suelen ser fruto del desbordamiento de las coladas lávicas por encima de los acantilados en su camino hacia el mar.
|