Gastronomía y principales productos
San Juan de la Rambla ha sido tradicionalmente un municipio agrario cuya gastronomía se ha centrado en la utilización de los recursos que el campo le ha facilitado. La variedad de paisajes y cultivos que podemos encontrar a lo largo del término municipal queda reflejada en una rica gastronomía que los sanjuaneros han sabido conservar sacándole el máximo partido.
Recetas con sabor de antaño se conservan en la actualidad en todos los núcleos de población del municipio, un saber que ha sido trasmitido de generación en generación hasta llegar a nuestros días. Desde el tradicional caldero de papas guisadas, costillas y piñas de millo, todo ello acompañado con mojo de cilantro, hasta la cazuela de pescado (normalmente cherne) acompañada de papas arrugadas y un buen escaldón de gofio.
Otro plato con sabor tradicional de la tierra son las batatas guisadas, un producto bien aprovechado tanto a la hora del almuerzo como en la cena. En esta última se aprovechan las batatas sobrantes del medio día para elaborar unas ricas tortitas de batatas confeccionadas con huevos batidos, harina, rayadura de limón y un poco de canela. A éstas hay que sumar otros sugerentes postres relacionados con fechas concretas del calendario festivo como las truchas (empanadillas rellenas de almendra y batata, o cabello de ángel) y los famosos ñames, postres típicos de la Navidad sanjuanera, o las conocidas rebanadas o torrijas, propia de fechas carnavalescas.
Muy típico también era la elaboración casera de los licores de limón y naranja, especialmente por Navidad, tradición hoy prácticamente desaparecida. Pero sin duda, la bebida que dio fama a San Juan de la Rambla en el pasado fue el vino, especialmente el malvasía, un vino dulce de alta calidad y de limitada producción, ideal para tomar junto a queso, foie, postres, como aperitivo o copa de sobremesa. Tanta es la fama de estos caldos, que escritores como Shakespeare lo mencionan en sus obras. En la actualidad, la producción de vino del municipio se comercializa bajo la denominación de origen Ycoden-Daute-Isora, pero curiosamente por bodegas que se localizan en el vecino municipio de La Guancha.
En la actualidad, San Juan de la Rambla ofrece una amplia variedad de negocios de restauración en la que es posible degustar infinidad de platos. Famosos se han hecho los arroces que se pueden degustar en los restaurantes del barrio de Las Aguas, al igual que la gran variedad de pescados frescos. A ellos hay que sumarle los negocios de las medianías donde son típicas las carnes a la brasa acompañadas de vino de la zona.
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La artesanía
San Juan de la Rambla ha sido tradicionalmente un pueblo reconocido a nivel del Archipiélago por su excelente artesanía, especialmente sus calados. El artesano o artesana en la inmensa mayoría de casos era el campesino o ama de casa que realizaba estos trabajos como complemento de la economía doméstica. Pero también existieron grandes maestros artesanos que se dedicaron de forma exclusiva a tal labor. En la memoria de los sanjuaneros perduran oficios tan tradicionales como el de las caladoras (cuyos calados eran gran fama en toda la Isla), los cesteros, los canteros, los artesanos de la madera o los zapateros.
La artesanía, considerada como una actividad antaño más funcional que decorativa, ha cobrado en los últimos años un importante auge, dando a conocer, valorando y conservando las formas de trabajar en el pasado con los distintos materiales. En ese sentido, cabe destacar la presencia del Centro de la Artesanía de la Casa Amarilla y de la Feria de la Artesanía que se celebró en San José de manera ininterrumpida durante treces años, hasta 2009.
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11.1. Elementos de gran valor artesanal como este balcón de celosía de la Casa de los Oramas Saá se pueden observar en el casco histórico de la Villa de San Juan de la Rambla. (DL) |
Elementos artesanos y tipos de materiales
Entre los elementos artesanos existentes dentro del municipio se encuentran el calado, la cerámica, la cestería, cordado, el forjado en hierro o el trabajo con madera, los cuales son elaborados por artesanos particulares que venden sus productos comerciando a nivel local o por pequeñas industrias rurales de reducido tamaño. Estos elementos dan lugar a multitud de objetos, como lo son tazas de barro, recipientes, piezas de vestir, capelinas, tapices, y muchos objetos hogareños de decoración.
Entre los materiales se encuentran elementos que son moldeables como la caña, el mimbre o la rafia, los cuales, especialmente en el caso de la rafia tienen una rigidez importante una vez elaborado, a partir del entrecruzamiento ordenado de dos conjuntos de fibras textiles en forma de red, normalmente, formando un ángulo recto entre sí. El entrecruzamiento de la fibra da lugar a un tejido resistente que no se deforma, especialmente indicado en la elaboración de bolsas reutilizables.
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