Al ser una población relativamente antigua, San Miguel tiene en su seno un buen número de viviendas que se levantaron según los cánones y los materiales que rigen la arquitectura tradicional canaria. En el mismo casco histórico son varias las casas que se reparten a ambos lados de la calle. Se tratan en su mayoría de edificios de una o dos plantas, con tejado a dos aguas, si tienen, pues en caso contrario llevan azoteas. Se diferencian así inmuebles de distintas épocas: unos edificados antes de la segunda mitad del siglo XX, con materiales locales, de reducido tamaño y cuartos pequeños y los de la segunda mitad del siglo XX, de autoconstrucción utilizando cemento y contando con azotea en la parte alta.
La Casa del Capitán
Sin lugar a dudas, el inmueble más interesante a nivel arquitectónico dentro del municipio es la Casa del Capitán la cual data de alrededor del primer tercio del siglo XIX, y tiene una disposición simétrica a los lados de un patio central. Sufrió un incendio en 1978 que lo dejó en estado ruinoso, pero tras un proceso de rehabilitación hoy es un excelente museo que alberga contenidos etnográficos, históricos y anecdóticos del municipio.
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12.10. La Casa del Capitán es uno de los elementos claves del municipio, al ser un inmueble de importante valor arquitectónico e histórico. En la actualidad alberga un ejemplar museo. (ASMI) |
Se trata de una casa propia de la clase alta, con una planta principal con patio, al que se abren las habitaciones, y un semisótano con bodega, graneros y depósitos para los aperos de labranza. Su privilegiado emplazamiento permitía a sus habitantes dominar una panorámica de la parte baja del municipio. Tiene un aspecto conservador, mientras que los materiales que se emplearon en su edificación son los propios de la zona: muros de mampuesto, madera de tea, losa chasnera y teja árabe (curva). En lo que respecta a la distribución, la cara superior del morro marcaba el nivel del patio y en las pendientes del mismo se situaban cada una de las alas de dos alturas, la cara este que daba a un barranquillo y tenía los dormitorios y la cocina y la oeste con las habitaciones de representación hacia las huertas. De esta ingeniosa manera el nivel del patio se encontraba elevado sobre la calle y además era de una sola altura, lo que facilitaba la iluminación del mismo. En el lado norte el patio estaba limitado por el granero construido en dos alturas y centro del conjunto. En la planta baja a nivel de calle se encontraban habitaciones de servicio. El acceso principal se realizaba por el ala este, a nivel del actual Calvario, mediante una escalera que subía al patio. Finalmente, en la parte trasera se encontraban el lagar y corrales.
Horno de Teja del Caserío de La Hoya
En otro orden de cosas, merece ser destacada la presencia de los hornos de Teja como un elemento propio de la arquitectura tradicional del siglo XIX que se repartían por el municipio, especialmente en el caserío de la Hoya, en donde se conserva el único horno en buenas condiciones, después de su reconstrucción en 1993. Este horno se encuentra situado al este al lado derecho de la carretera que va desde El Roque a Aldea Blanca. Así, tal y como recoge Esther Marrero León, en el estudio de Manuel J. Lorenzo Perera el horno de teja de La Hoya fue construido a finales del siglo XIX, principios del XX, por D. Andrés Delgado Marrero, correspondiéndose al tipo de doble cámara, comúnmente utilizado en la isla. Su altura supera los 4 metros y sus paredes sobrepasan los 75 cm de ancho. El interior es de piedra muerta recubierta con el mismo barro que se utilizaba para la elaboración de la teja. La parte externa está confeccionada con la misma clase de piedra y con tosca; asimismo, las piedras labradas (o escogidas) sólo se utilizaban en la boca del horno o para los bordes.
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12. 11. El Horno de Teja de San Miguel de Abona es un valioso bien de interés cultural e histórico. Aún se conserva como el eco de épocas pasadas, en donde el modo de vida era sustancialmente distinto al actual. (ASMI) |
La cámara baja tiene poco más de 1 metro de alto. La utilidad de la misma estaba descrita para la colocación de la leña que se necesitaba para la cocción de las tejas, además de cumplir la misión de aguantar el peso de las mismas (unos 3.000 kg.) La cámara alta tiene una altura de 3,25 metros y su anchura decrece ligeramente en su parte más alta, donde presenta un diámetro de 2,50 metros. Por su parte norte se localiza la puerta, bordeada por piedras labradas de la característica "tosca blanca". En el pasado este horno, como otros que ya no existen, servía como lugar de trabajo para el "tejero" el cual se encargaba de cocer el barro con el que se diseñarían las tejas que posteriormente se emplearían en los techos de las viviendas.
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