No se sabe aún con certeza cuando comienza esta festividad, aunque se dice que data del siglo XVI. Son dos los motivos de su celebración; a raíz de una epidemia o plaga que arrasó los cultivos de la zona o como cita el cronista oficial de la localidad José Pedro Pérez Pescoso, por rogativa en petición de buenas cosechas. Aún hoy conserva algunas de las tradiciones que nacieron con motivo de la festividad en honor a San Alejo: "La procesión sale temprano, las campanas sin repiques, sino a toque de rogativa y con el clero durante un buen trecho de la andadura entonando letanías de todos los santos. Paso ligero, la imagen a hombros, calles alfombradas con plantas aromáticas, olor a brezo, inciensos y loro, macetas en los caminos; puertas y ventanas engalanadas de palmas, hayas, banderas y colgaduras. A lo largo descansos entre arcos de fruta por debajo de los cuales pasan el Santo y los acompañantes. A la llegada de la Cruz grande era recibida la imagen con ajijides y a veces con lobas (loas). El Santo lleva una tradicional capa con un manojo de espigas de trigo y un bollo artesano de pan formando un lazo".
Fuente; Carlos Acosta García, El Tanque, crónica apresurada de un municipio casi desconocido, pág. 68